Marc Gasol, con el cuello todavía tocado, nada pudo hacer para evitar la tercera derrota de lo que va de temporada de sus Grizzlies. Sus 15 puntos (con una mala racha de tiros: 4/13), 5 rebotes, 3 asistencias y 2 tapones no fueron suficientes para combatir el de nuevo acertado perímetro de los Trail Blazers.
Solo entre el renacido McCollum y la estrella Lillard, Portland anotó 47 puntos, con una increíble serie de 11/17 en triples que permitió mantener siempre a raya a Memphis, que nunca se sintió con el poder suficiente como para llevar la ventaja en el marcador.
Sin embargo, a pesar de los magníficos números exteriores del equipo de Oregón, los de Terry Stotts encontraron en sus interiores la garra y la magia necesaria para hacer frente a una de las parejas de pívots más dominantes de la NBA. Plumbee (8 puntos y 12 rebotes) y Meyers Leonard (14 puntos y 5 rebotes) consiguieron ganar la partida a Randolph y Marc (dicho sea, que Gasol continúa con molestias en el cuello tras el partido anterior frente a Kings).
La unión del acierto de los exteriores y el buen hacer en la pintura hicieron que los Blazers sumaran su cuarta y sorprendente victoria en lo que va de curso. Una victoria que se tilda de sorprendente incluso en el seno de la plantilla, pues tras los drásticos cambios de este pasado verano, muy pocos hubieran apostado pos este gran comienzo de la franquicia (4 victorias y dos derrotas, para situarse terceros en la clasificación de la Costa Oeste, solo superados por Clippers y los inmaculados Warriors de Curry).
Por su parte, Memphis parece no encontrar la esencia de equipo y defensa que en años anteriores les ha llevado a ser uno de los equipos más temidos de la liga y, sin duda alguna, de los más correosos en defensa. Este año, no solo llevan 3 derrotas (el año pasado a estas alturas su casillero lucía impoluto, con un 6-0 en bagaje), sino que su defensa hace aguas: encajan una media de 103’8 puntos por partidos, o lo que es lo mismo, en 6 partidos jugados han encajado un total de 623 tantos para hacerles ser una de las diez peores defensas de toda la NBA. Algo que dista mucho de los datos de la pasada temporada, en donde la media de anotaciones en contra se situó a estas alturas de campaña en 86’7 puntos, casi treinta puntos menos por partido.
Con todo y con ello el partido comenzó errático para los dos equipos, con malas series de tiro en ambos lados de la cancha que hacía presagiar un partido tosco y aburrido. Sin embargo, la lucha y la garra bajo los aros, en especial por parte de los interiores de Portlan (Plumlee y Meyers Leonard), daban juego al encuentro con una serie de rebotes ofensivos y mates que levantaban a l público de las gradas de ‘Moda Center’.
Con el paso de los minutos el intercambio de golpes fue cada vez mayor. McCollum y Lillard no había afinado del todo sus armas y sus muñecas no estaban del todo calientes aún, por lo que el papel de los secundarios comenzó a tener vital importancia. El primer cuarto acabó 23-18 para Memphis, aunque los Marc Gasol y compañía no parecían ser un equipo sólido como para mantenerse al frente en el marcador mucho tiempo.
De hecho, en el segundo cuarto se dio la vuelta al electrónico y con McCollum y Lillard comenzado su particular show desde la línea de tres puntos se llegó al descanso con una canasta desde el centro del campo de Conley que finalmente se desestimó por estar fuera de tiempo. Los Blazers había dado la vuelta al partido y el marcador ya lucía 46-50 para los locales.
El tercer cuarto fue el definitivo para cerrar el partido. Lillard (14 puntos en este cuarto) y McCollum (20 puntos en el partido, con récord personal de asistencias, 5) emergieron, como no podía ser de otra manera, como los principales protagonistas ofensivos del encuentro y lanzaron a los suyos en el marcador con un parcial en estos 12 minutos de 25-40, algo insalvable para Memphis, que parecía empezar a ser un espectador más.
Marc Gasol poco pudo hacer por los suyos, pues un vendaje bastante aparatoso hacía ver que no estaba recuperado de sus molestias en el cuello. Por otro lado, sus compañeros de equipo tampoco lograron el acierto que se esperaba para poder sustituir sus puntos en la pintura y vieron como Blazers se marchaba en el marcador.
El último cuarto no tuvo trascendencia alguna, y menos después de que uno de los triples de Lillard pusiera el marcador 95-71, desechando cualquier posible reacción de los de Tennessee y dejando el definitivo 116-95.
Todavía es pronto como para juzgar las temporadas y las rachas de ambos equipos, aunque sí que es cierto que los dos conjuntos están destrozando los pronósticos que se esperaban de ellos. Blazers, un equipo sin objetivos punteros a raíz del cambio radical en su plantilla el pasado verano, está apuntando maneras para el futuro. Seguramente no sea un futuro a corto plazo y esta temporada se vea como su nivel y resultados baje (sobre todo por la conferencia en la que se encuentra, la Oeste), pero sí que pueden tener esperanzas en ser un equipo fuerte a medio plazo, con Lillard como su principal estrella.
Por su parte, Memphis debe volver a sus raíces y exprimir ese juego interior y su defensa para ser el equipo de años anteriores, un equipo fuerte, rocoso y capaz de vencer a cualquiera desde la pintura y la garra. Eso sí, debe hacerlo cuanto antes, pues como en el caso de Blazers, la conferencia Oeste no perdona a los que se relajan.