A este paso, la barba de Derek Fisher se tornará grisácea mucho antes de lo que el propio entrenador de los Knicks querría. Dirigir a Nueva York siempre es una tarea que conlleva su dosis de estrés; no sólo en los momentos difíciles.
New York Knicks venció en su último duelo a Charlotte Bobcats, en un partido que significó la explosión de la «Porzingismania» en el Madison Square Garden. El joven letón hizo un partido para enmarcar que propició los primeros vítores de la parroquia knickerbocker hacia su nuevo Mesías. Pero esa creciente devoción podría convertirse en un dolor de muelas para Derek Fisher.
Quedaban 3:55 minutos para el final y los Knicks ganaban de 7 puntos cuando Fisher sentó a Porzingis para darle su merecido descanso. Pero el entrenador de Nueva York tuvo que volver a sacar al letón a pista antes del final del encuentro para contentar a una grada insaciable que coreaba al unísono el apellido de su nuevo ídolo.
Entonces, a partir de ahora, ¿sucumbirá Fisher ante la presión de la afición y dará más minutos a Porzingis?. Probablemente no (en principio), ya que Derek Fisher parece tener definida una rotación de 12 o 13 jugadores y que quiere distribuir los minutos de manera que puedan jugar un ritmo alto y tenaz. Saciar los caprichos de los fans no es una prioridad; sí lo es cuidar y no exprimir a Porzingis para evitar posibles lesiones.
«[Más minutos] Eso no va a suceder. Ha sido parte de nuestro juego, un entretenimiento más que nada. Esta noche la gente quería divertirse. Vamos a ver cómo va. No siempre la hoja de estadísticas [para Porzingis] se verá tan bien.’‘
«Estoy tratando de mantener a nuestros hombres grandes frescos. ‘Kris’ jugó 31 minutos, tratando de encontrar unos pocos minutos aquí y allá. De la manera en que jugamos ahora, no sé si vamos a ver a los chicos jugar 10, 11, 12 minutos seguidos en un partido.«