
Bendito problema el que tiene Frank Vogel. En la abultada victoria de anoche de los Indiana Pacers frente a los Milwaukee Bucks por 86-123, muchos jugadores locales destacaron: Paul George, como viene siendo habitual sobresalió con 20 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias; Jordan Hill jugó francamente bien aportando un doble-doble de 22 puntos y 11 rebotes con 9 de 10 en tiros de campo; y luego está el caso de Glenn Robinson III, que en casi 21 minutos consiguió su career-high de 17 puntos con 6 de 7 en tiros de campo, estando perfecto, eso sí, desde más allá del arco con 4 de 4.
El problema es que cuando George Hill vuelva a la rotación tras la infección respiratoria y Myles Turner se recupere de la fractura en su pulgar, la rotación de los Pacers volverá a quedarse en 10 jugadores, y probablemente Robinson no sea uno de ellos.
«Es demasiado. Me está volviendo loco las duras decisiones que tendré que tomar cuando todos estén sanos,» decía Vogel. Para luego bromear sobre Robinson: «Tiene que parar de meter todos esos tiros. Me aferro al hecho de que falló uno.»
Cada vez que sale a pista, juega bien. Paul George valora mucho su juego, y es que ya afirmó que era un jugador especial.
«Ha estado dispuesto a aprender,» dijo George. «Siempre está aquí y siempre está listo para trabajar. Siempre es difícil cuando eres el chico joven, pero está haciendo un gran trabajo. Como habéis visto esta noche, cuando es su momento, sale y lo da todo.»
Larry Bird vio algo en Robinson, y a pesar de no haber jugado casi nada el año pasado, lo firmó por tres años. Sus porcentajes por el momento no son nada del otro mundo (25% desde la línea de tres y 44% en tiros de campo), pero su progresión está mostrándose. Y como hemos dicho, en los próximos meses, Vogel tendrá un gran dilema.
«Cuando estén todos sanos, probablemente a corto plazo Chase será el alero suplente y Glenn estará fuera de la rotación, pero no será culpa suya,» decía Vogel, de nuevo bromeando. «La culpa es de Larry Bird. Me ha traído muy buenas jugadores. La culpa es suya.»
Por su parte, Robinson se muestra confiado con su rendimiento, aunque sabe que a pesar de que lo des todo, no siempre se va a traducir en minutos garantizados.
«Simplemente continúo jugando duro. La decisión es del entrenador, y espero enseñarle suficiente de lo que quiere y tenga que ponerme a jugar,» decía Robinson. «Sólo trato de jugar defensivamente y ofensivamente y hacer pequeñas cosas como correr la pista y crear emoción cuando entro al partido. Entonces hace que su trabajo sea más difícil, sobre si ponerme o no. Cuando estemos sanos, quién sabe, mis minutos podrían aumentar, y entonces saldré ahí jugaré tal y como lo he hecho hasta ahora.»