Pocos contaban con que Trey Lyles, el novato canadiense escogido por los Jazz en primera ronda del draft pasado, fuera a recibir mucho tiempo de juego este año, con una rotación interior que disponía ya de Rudy Gobert, Derrick Favors y Trevor Booker y además había añadido a Jeff Withey y Tibor Pleiss. Sin embargo, ya en pretemporada quedó claro otra cosa, y ahora, por cuestión de lesiones, sus oportunidades han aumentado aún más. Los números son todavía muy pobres, pero se empiezan a vislumbrar ya detalles de lo que el ex de Kentucky podría aportar en el futuro.
Con 2,08m., Lyles tiene el cuerpo y la envergadura para ocupar el puesto de ala-pívot en la NBA durante muchos cursos, pero en la universidad la presencia de dos talentos reconocidos como Karl-Anthony Towns y Willie Cauley-Stein hizo que pasara muchos minutos en el perímetro, donde su juego no floreció mucho. A pesar de ello fue seleccionado con el número 12 en el draft, y precisamente esa versatilidad mostrada alternando la posición de 3 y de 4 era su principal arma para hacerse un sitio como profesional. Utah ya tenía dos gigantes en la pintura, pero necesitaba alguien de un perfil diferente, y el bisoño Lyles presentaba la mejor opción, aunque en Kentucky tuviera un acierto del 13,8% en triples apenas.
A pesar de su altura el natural de Saskatchewan es lo suficientemente rápido para cambiar al perímetro y rotar en el pick n’ roll, y también tiene la talla apropiada para defender interiores más físicos. Todo es cuestión de madurar esos atributos y los Jazz eran el sitio adecuado, puesto que no iban a necesitar ya a Lyles e iban a permitir que se formara protegido por Favors y Gobert. Ahora Utah y su entrenador jefe, Quin Snyder, necesitan de esas herramientas con la plaga de lesiones que sufre la escuadra de Salt Lake City, y aunque sus números dicen lo contrario, el progreso que ha ido mostrando como titular es bastante importante.
En 21 minutos de promedio como titular Lyles está sumando 3,9 puntos y 5 rebotes en 34,5% en tiros de campo, pero de manera similar a Dante Exum y Rodney Hood la temporada pasada, lo importante no son los números sino la evolución de su juego. Hace unos días, Miles Wray, en todaysfastbreak.com hacía un gran análisis de la sapiencia del novato de los Jazz y cómo la aplica a su equipo. Mientras que su tiro no está ahí todavía, o le falta confianza, el resto de sus cualidades son aparentes, con inteligentes cortes sin balón, buenos pases y también buenos movimientos como bloqueador en el pick n’ roll. Una de las características del esquema de Snyder – motion offense – son los llamados dribble handoffs que traducido es algo así como dejar la pelota a un compañero tras bote a la vez que bloqueamos su salida de posición. Lyles ha destacado ya en algunas de estas acciones, que al ojo del gran público pasan desapercibidas pero que en la franquicia del estado mormón seguro que tienen muy en cuenta.
Mientras que antes parecía que Utah podría no contar mucho con el canadiense por su escasa aportación, ahora parece que van a tener que seguir contando con él porque los hace mejores y será de ayuda para tratar de llegar a los playoffs. La muestra es muy pequeña y su aumento en rating ofensivo se debe en gran parte a formar parte de la primera unidad, pero los Jazz deben estar contentos con tener para los próximos años a un jugador inteligente con las cualidades para convertirse en el prototipo de hombre grande del baloncesto futuro.