Una desilusión renovada

Los Timberwolves no levantan cabeza
Fuente: Jenni Konrad (CC)

Como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras, y aquí no va a ser una excepción. La imagen de unos Wolves cabizbajos, es también la imagen de aficionados como yo, que se sienten desolados ante los últimos resultados del equipo. Derrotas contra los Sixers o la última contra Denver, unido a solo dos victorias en los últimos 10 partidos hacen que me pregunte, ¿qué ha pasado con los Timberwolves?

Seamos claros, los Wolves siempre han sido carne de conejo en esta liga. Así, llevan 12 años sin pisar los playoffs, empezando cada temporada con un «este año llegamos, seguro», pero esa esperanza se va desdibujando conforme pasan los partidos y todo acaba quedando en un sueño, hasta 12 veces consecutivas, incluso a veces pensando «menos mal que aquí no hay descensos, sino estaríamos en otra división con claridad«. Pero este año daba la sensación de ser diferente. Una ilusión renovada, con un equipo joven y talentoso, con la primera elección del Draft elegida por la franquicia en toda la historia. Pero todo sigue igual.

Si en un equipo os dicen que en él hay una leyenda de la liga, dos números 1 del Draft, un tío que roza las 10 asistencias por partido, un ganador del concurso de mates, un anotador puro que contaba para ser el mejor sexto hombre, un MVP de la Final Four universitaria, un MVP de la Euroliga o un entrenador que fue Entrenador del Año seguro que pensáis «oye, pues estos tienen que estar bien arriba», pero no, porque son los Minnesota Timberwolves, y con ello, ese aura de equipo perdedor que nos acompaña (y seguramente nos acompañará).

Y con ese equipo, que parece que podía aspirar a todo, comenzaron la temporada a un ritmo espectacular, con la sensación de que esta vez sí, sí que iba a ser el año, en el que todo el mundo ponía a los Timberwolves como uno de los equipos revelación de la temporada, ganando en canchas como las de Atlanta o Chicago, con una producción de banquillo que podía hacer frente a la de los mismísimos Spurs y en una conferencia Oeste que no está tan fuerte como antes y en la que es más fácil entrar en playoffs. Pero a estas alturas, ¿qué queda de ese equipo?

Ahora mismo da la sensación de que el equipo ha tocado fondo. El banquillo no aporta, nadie es capaz de anotar, los últimos cuartos son un desastre, Wiggins no es el que era, Kevin Martin está a años luz de lo que fue y ya ni juega, LaVine está desaparecido… Parece que solo Towns y Ricky le meten un poco de ganas a este equipo, pero eso no es suficiente. No es por descalificar a los Sixers, ni mucho menos, pero si te gana de 10 puntos, meneándote en el último cuarto el que puede ser el peor equipo de la historia, es que algo pasa. Si a eso le añadimos que, por ejemplo contra los Lakers, solo se puedo ganar con una remontada inesperada en el primer partido y, hace poco, sufriendo en una agónica prórroga, las cosas empeoran. Pasar de un 4-2, con sensaciones inmejorables, a un triste 12-24, con un equipo que prácticamente ni compite y hasta tiene miedo de ganar.

Sinceramente, no sé ni lo que nos queda a los aficionados de los Wolves. Y estoy ya harto de los comentarios de «no vais a llegar a playoffs» o «ya están los Wolves tanqueando como siempre», pero es que este equipo parece que no hace nada por remediarlo. Parece que eran un sueño aquellos Timberwolves de la 2003-2004 que estuvieron a las puertas de llegar a una final NBA y que, a pesar de que Garnett sea el nexo de unión con respecto al equipo actual, está muy lejos de ese sueño. Él pone la garra, la experiencia y la sabiduría a un equipo que parece carecer de alma. Incluso al final de la «era Love» había más ganas que ahora.

Y lo más importante, que se ha contagiado la desilusión al aficionado. A mí, por ejemplo, me han quitado las ganas de ver los partidos hasta que vuelvan a ganar. Vale que el año pasado el equipo fue el peor de la liga, pero al menos podíamos decir que era por las lesiones, pero este año, ¿qué? No me sirven los «es un equipo de futuro» o «poco a poco, son jóvenes». Al menos, dar la cara. Y ya no solo por mí, sino por los que van al Target Center a ver a su equipo perder. Sí, perder, ya no jugar. Porque están tan desilusionados que ni el pabellón se llena ni los aficionados animan, que es la megafonía la que les tiene que decir que lo hagan. Eso es lo peor para un equipo. Solo deseo que vuelvan esos Wolves del principio, pensando que en el fondo los playoffs no están tan lejos. Quiero luchar por ellos, no luchar por el nº1 del Draft. No quiero vagar así por la NBA.

 

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Comentarios (3)
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  • Carlos López

    Enorme reflexión que refrendo en la mayoría de los puntos como aficionado a los Wolves que soy. No seremos un equipo histórico, pero si somos legión.

  • Rafael Gracia

    Muy buena reflexión, y de acuerdo al 100%.
    Como aficionado a los Wolves cansa el oir cosas como ‘Ya estáis con el tanking’, pero no se entiende como con el equipazo que tenemos, no se reacciona.
    A mis amigos les describo el equipo tal y como lo has descrito y hasta tienen ganas de ver los partidos (y eso que aquí en España suelen ser a las 2:00), pero luego el juego es desastroso…

    Como duda personal, cual creéis que es el remedio ante esta situación? Es culpa del entrenador?

    • Pedro Docampo Pousada

      Está claro que el entrenador tiene buena culpa de ello, a mi parecer ha tomado decisiones esta temporada que no son acordes con lo que deberían de haber sido, como qué jugadores poner en los finales de partido, o el mantener la segunda unidad cuando en el otro equipo están todos los titulares en la cancha. Pero más bien este es un problema desde dentro, una falta de actitud, que aunque ya lo hayan hablado entre ellos, los pesos pesados del equipo tienen que poner las cartas sobre la mesa y remar juntos en una sola dirección