Ayer parecía que Lakers se iría de Sacramento escaldado para Los Angeles. El equipo angelino estaba muy desafortunado en defensa y aquel marcador de 102-86 para los Kings al final del 3er cuarto, no hacía más que presagiar una debacle (otra más) para el conjunto dirigido por Byron Scott.
De esta forma, Scott decidió sentar a Kobe, como viene siendo habitual en estas palizas como hiciera contra Clippers el día de Navidad, y sacó a la cancha un quinteto formado por D’Angelo Russell, Jordan Clarkson, Anthony Brown, Julius Randle y Brandon Bass para cerrar el partido que volvía a parecer nefasto para los Lakers. Pues bien, D-Russ no estaba de acuerdo con ello. Se subió las mangas y empezó a dirigir la remontada junto con Jordan Clarkson en el derbi californiano en el que Lakers se llegó a poner por delante en el marcador a falta de muy pocos segundos por jugar. La desgracia volvió a cebarse con el equipo angelino con la lesión de D’Angelo Russell, que llegó a su máxima anotación en la NBA con 27 puntos y aquel balón perdido por Jordan Clarkson que, a la postre, decidiría el encuentro.
Sin embargo, las sensaciones de los jóvenes son buenas y Kobe Bryant se encargó de decirlo alto y claro:
«Disfruto viendo como estos jóvenes chicos tratan de cerrar y se desenvuelven en los minutos finales del partido».
Aquel partido se perdió, pero eso es lo de menos. Seguro que todos preferimos que Jordan Clarkson pierda esos balones ahora y no dentro de 4 o 5 años. ¿No?