En los primeros 24 minutos de encuentro, la afición de los Knicks no tiene mucho de qué preocuparse, es más, en la mayoría de los casos se van emocionados al descanso pensando “Qué bien estamos jugando” o “Muy buena defensa, si seguimos así este partido está ganado”. Pero lo que sigue al ecuador del partido suele ser una debacle en ambos lados de la cancha.
Y es que en los últimos 12 partidos, donde casualmente Melo ha estado ausente en ocho de ellos, este efecto que venía dándose desde principios de temporada se ha acrecentado de forma increíble. Entre los últimos partidos podemos destacar el gran trabajo que se hizo en la primera mitad frente Golden State Warriors, que lo estuvo pasando realmente mal y sufriendo parciales de hasta 15-0 en el primer cuarto. Ante esto, y tras el descanso, donde Golden State estaba solamente con +5, varios desajustes defensivos y una pésima actuación en ataque permitió a los de Steve Kerr llegar a una ventaja de +20.
Tónicas como esta deberían ser rápidamente erradicadas, Derek Fisher sabe hacer los reajustes necesarios para encarrilar el partido, pero hasta el final del tercer cuarto o principios del último no los lleva a cabo. Este es un gran problema: ¿por qué Derek Fisher no lleva a cabo los ajustes hasta que es demasiado tarde? Obviando la capacidad de este equipo, ¿por qué, teniendo la clave para mantenerse en el partido, no se actúa a tiempo?
Lo más curioso es que los Knicks suelen retomar una buena actitud ofensiva tras el mal hacer anterior, pero sin retomar la defensa sólida de la que se hace gala en la primera mitad. Volviendo al partido frente a Golden State, aun habiendo anotado más que Curry y compañía en el último cuarto, la diferencia tan abultada era una losa demasiado pesada, lo que confirma el dato anterior.
Ahora que llega el All-Star Weekend de la NBA, El staff técnico del equipo neoyorkino tiene el tiempo para reflexionar, para centrarse y planificar el modo de actuar que se tendrá de ahora en adelante a la espera de la llegada de algún jugador que aporte esa chispa que falta en el equipo de Melo y Porzingis.