Con ocasión del All-Star de este año, celebrado en la ciudad canadiense de Toronto, hemos decidido hacer balance de la presencia de los Utah Jazz a lo largo de la historia – 39 apariciones entre jugadores y el entrenador Frank Layden -. El partido en sí, y muchas veces el evento en general, es soporífero y apto solo para público muy obsesionado con determinados jugadores o gente que ve NBA por primera vez, pero a la hora de hablar del legado en la liga, las participaciones en el All-Star cuentan, y por eso hay que seguir teniéndolas en cuenta.
Adrian Dantley
El que posiblemente sea el tercer mejor Jazz de todos los tiempos, fue el primer All-Star de la franquicia en Utah, y durante siete temporadas desde 1979 a 1986 solo estuvo ausente en la 82-83. El número 4 de los Jazz fue Rookie del Año con los Buffalo Braves en el 77, pero no alcanzó su verdadero potencial hasta llegar procedente de los Lakers a Salt Lake City dos cursos después.
Hall of Famer, dos veces máximo anotador de la NBA, dos veces All-NBA Second Team – en 1981 y 1984 – y una medalla de oro en las Olimpiadas de Montreal en el 76, Dantley fue la primera estrella de Utah y solo una lesión en los ligamentos de la muñeca derecha en la 82-83 le impidió cosechar más galardones. Con los Jazz, durante sus siete años allí, promedió la escalofriante cifra de 29,6 puntos, 6,2 rebotes y 3,7 asistencias, con un espectacular 56,2% en tiros y una increíble media de 10,1 tiros libres intentados por partido. Dantley, de hecho, comparte el récord con Wilt Chamberlain de mayor número de tiros libres encestados en un partido con 28.
Apenas alcanzó los Playoffs en dos ocasiones, pero fue el nexo entre el inicio de la franquicia en un nuevo estado y la era dorada de John Stockton y Karl Malone.
Rickey Green
Por primera vez en la 83-84 los Jazz mandaron a dos de sus jugadores al All-Star y Green, número tres histórico de la franquicia en robos y asistencias, hizo los honores en un partido en el que también estuvo el entrenador Frank Layden, en su primera aparición. La suya fue una elección de los entrenadores de la Conferencia Oeste. El base de Chicago estuvo ocho años en Salt Lake City, promediando 11,4 puntos, 6,9 asistencias y 1,8 robos y pasando el testigo a John Stockton en el 87, aunque permaneciese un año más como suplente.
Green fue otra de las tempranas figuras de la franquicia en Utah, cosechando nueve robos en un partido dos veces y liderando la liga en la misma categoría en dos temporadas, y en promedio en una de ellas.
Mark Eaton
El que es, y de lejos, mejor pívot de la historia de los Jazz solo fue All-Star en una ocasión, compartiendo debut en la 88-89 con John Stockton y sumándose a Karl Malone en su segunda presencia. Cinco años después, Utah conseguía tres representantes por primera vez. El gigante californiano de 2,24m. de altura fue dos veces Mejor Defensor del Año, tres veces NBA All-Defensive First Team, dos más NBA All-Defensive Second Team y lideró en cuatro ocasiones la liga en tapones.
La irrupción de Eaton en el equipo contribuyó de manera nada desdeñable a la conversión del equipo en candidatos perenne a todo, aunque los promedios hayan quedado diluidos por su nula aportación en ataque. Eaton se retiró con 3,5 tapones de media por partido, pero llegó a tener 5,6 por noche en la 84-85. Junto con Stockton, fue incluido por los entrenadores en el All-Star tras un año en el que aportó 10,3 rebotes y 3,8 tapones. Ese año los Jazz sobrepasaron por primera vez las 50 victorias, aunque el evento quedó por sí descafeinado por no contar con Larry Bird ni Magic Johnson.
Karl Malone
¿Qué decir de El Cartero que no se haya dicho ya? Uno de los más grandes de la historia del baloncesto mundial, y un icono en Utah a pesar de venir del corazón de los estados del Sur.
Dos veces MVP, 14 veces All-Star, dos veces MVP del All-Star, 11 veces All-NBA First Team, dos veces All-NBA Second Team, una vez All-NBA Third Team, tres veces NBA All-Defensive First Team, una vez NBA All-Defensive Second Team, medalla de oro en los JJ.OO. de Barcelona ’92, máximo anotador y reboteador de la historia de la franquicia, cuarto en la historia de la liga en partidos, primero en titularidades, segundo en puntos… os hacéis una idea, creo.
El único año en el que no participó en el All-Star fue porque se canceló debido al cierre del 99, llegando al de 2002 con 38 años. Su marcha a Lakers y la retirada de John Stockton no sumió inmediatamente en una crisis a los Jazz, pero nada ha sido igual tras el adiós de estos dos titanes.
John Stockton
El hombre que definió junto al entrenador Jerry Sloan y Malone lo que eran los Utah Jazz. Uno de los mejores bases y jugadores de la historia del baloncesto universal. No tan aclamado como su compañero de Pick&Roll, Stockton sin embargo no se queda atrás en galardones. Diez veces All-Star, co-MVP del All-Star en el 93 junto con El Cartero, dos veces All-NBA First Team, seis veces All-NBA Second Team, tres veces All-NBA Third Team, cinco veces NBA All-Defensive Second Team, nueve veces líder de asistencias de la liga, dos veces líder de robos de la NBA, líder histórico en ambas categorías, y así sin fin.
Un grande dentro y fuera de la pista y una auténtica leyenda viva. Toda su carrera en Salt Lake City, como Eaton. A pesar de estar rodeados de jugadores mucho menores y estar en el mercado más inhóspito – solo detrás de los antiguos Vancouver Grizzlies, supongo -, la combinación Sloan-Malone-Stockton consiguió convertir a los Jazz en una potencia en el Oeste durante más de una década seguida.
Andrei Kirilenko
Atrapado entre los dos últimos Jazz ganadores, el ruso fue una ‘rara avis’ que logró triunfar, al menos durante unos años, en Salt Lake City en un conjunto que le permitía la libertad que necesitaba para influir en todos los aspectos del juego. AK-47 solo fue All-Star en su tercera temporada en Utah, la 2003-2004, pero con 23 primaveras parecía que su límite era infinito en aquella era.
El Oeste en ese curso estaba armado hasta los dientes con Yao Ming, Kobe Bryant, Shaquille O’Neal, Kevin Garnett, Tim Duncan, Dirk Nowitzki, Peja Stojakovic, Ray Allen y compañía, pero los 16,5 puntos, 8,1 rebotes, 3,1 asistencias, 1,9 robos y 2,8 tapones que promedió el ex del CSKA de Moscú le impulsaron al All-Star.
Las lesiones y su compleja personalidad terminaron por truncar una carrera que tenía visos de ser gloriosa, aunque siempre fue un grandísimo jugador y un enorme competidor. Ese año llevó en volandas a los Jazz hasta las 42 victorias y un récord positivo a un plantel compuesto de entre otros Carlos Arroyo, Raja Bell, Matt Harpring, Raúl López, Greg Ostertag, Jarron Collins, Sasha Pavlovic o DeShawn Stevenson. Con eso se dice todo.
Cuando los Jazz armaron su siguiente gran equipo su rol era mucho más reducido y no lo supo o quiso aceptar, aunque en diez campañas con Utah promedió 11,8 puntos, 5,5 rebotes, 2,7 asistencias, 1,4 robos y 1,8 tapones. Quinto histórico de la franquicia en minutos y asistencias, cuarto en robos, segundo en tapones y sexto en puntos. Un decente candidato a que le retiren el dorsal algún día en Salt Lake City.
Mehmet Okur
‘Memo’ fue uno de los primeros stretch center de la liga y probablemente pudiera ser el Sam Perkins blanco, pero su impacto en Utah fue menor que el de todos los mencionados y fue incluido en la plantilla del All-Star por las lesiones de Allen Iverson y Steve Nash. Okur fue un hombre clave en los Jazz de Deron Williams, Carlos Boozer, Kirilenko, Ronnie Brewer y demás que se postularon como candidatos en el Oeste a mediados de los 2000 y es noveno histórico en puntos con la franquicia.
En siete años con los Jazz tras firmar por seis años y 50 millones de dólares procedente de los Pistons, Okur promedió 15,3 puntos y 7,6 rebotes y fue el primer turco en participar en un All-Star.
Carlos Boozer
Uno de esos últimos anotadores físicos interiores que están en peligro de extinción en la NBA. Un pariente pobre de Elton Brand y Zach Randolph que sumó dos All-Stars en Utah después de sorprender en sus dos primeras temporadas en Cleveland tras ser elegido en la segunda ronda del Draft.
A pesar de dar la sensación de esforzarse poco y liderar menos, Boozer aumentó su producción siempre en los PlayOffs y fue clave en muchas de las victorias de los Jazz de Sloan en la postemporada en aquellos años.
Deron Williams
¿El responsable de la marcha del venerado Jerry Sloan? ¿El que en su día parecía ser mejor que Chris Paul? Williams era perfecto para los Jazz y los Jazz eran perfectos para él, pero el ahora jugador de los Mavericks se dio cuenta tarde. En cinco años y medio en Salt Lake City se fue a los 17,3 puntos, 9,1 asistencias y 3,2 rebotes por encuentro, pero sobre todo puso de vuelta a Utah en el mapa del gran público deportivo norteamericano.
Gran anotador, gran competidor y con una mezcla de talento y físico que muy pocos bases podían igualar a finales de la década pasada. Su traspaso a los Nets abrió las puertas del principio de reconstrucción que emprendieron los Jazz y que esperan terminar pronto.
Frank Layden
Uno de los buenos, sin más. Un hombre que construyó junto al venerado Larry H. Miller la leyenda de los Utah Jazz. Dirigió al equipo de la Conferencia Oeste en el año 1984 tras descender de los despachos desde su posición de General Manager a mediados de la temporada 81-82. En ese mismo curso en el que fue al All-Star, los Jazz cosecharon la primera temporada ganadora y el primer título de división de su historia. Luego daría paso a Jerry Sloan, posiblemente el mejor entrenador de la historia sin un solo anillo o galardón.
Fue también Entrenador del Año y Ejecutivo del Año y, sobre todo, fue clave a la hora de elegir a Malone y Stockton en el Draft, asegurando el éxito venidero durante dos décadas.