A Mark Cuban, el propietario de los Dallas Mavericks le encantan los villanos. Lo ratificó en una entrevista en TMZ.com.
«Me gusta que haya un villano, es por eso que fue algo bueno que Lebron fuera a Miami convirtiéndose en uno, ¿verdad?. Tener un villano siempre es bueno».
Como este año la NBA está huérfana de ese personaje, Cuban podría estar encantado de ocupar ese lugar. En los años que lleva Mark como propietario de los Mavericks no podemos acusarle como un propietario malo ni que haya sido maligno para la NBA y su institución, pero por problemático si que podríamos hacerlo. Famoso por su lengua viperina y no callarse ni debajo del agua. Por la cantidad de multas que ha tenido que pagar, podría empapelar el vestuario visitante. En 15 años como propietario lleva pagado la nada desdeñable cantidad de 1.965.000 millón de dolares. Habría que sumarle algunas multas que no se anuncian públicamente y que por cada multa, colabora con una donación a la caridad, acción que le honra. Tampoco olvidemos que en todo este tiempo a sido suspendido con tres partidos, prohibiéndole la asistencia.
La colección de multas es por infinidad de motivos, pero sobre todo por hablar sobre los árbitros y nada bien por supuesto. Un ejemplo que le salió muy caro fue el 08-01-02 que pago 500.000$ por unos comentarios sobre los árbitros en un partido contra los Spurs. Las demás multas sobre el arbitraje varía entre los 15.000$ y los 100.000$. Esta última cifra parece haberse convertido en tarifa plana para Cuban por la cantidad de veces que se ha repetido. Por hablar de los árbitros, por hacer gestos despectivos hacia ellos, por criticar normas que limitan la practica del campo de entrenamiento, por entrar en la cancha de juego y la mejor de todas, por sentarse en el suelo al lado del banquillo de los Mavericks durante un partido. En resumen, 21 infracciones en 15 años, que gracias a que es el jefe, que sino estaría en el paro despedido por mal su comportamiento. Que suerte tienen algunos.
Lo que está claro que es un propietario atípico, personaje que no deja indiferente a nadie, que es amado y odiado a partes iguales y que le da un aliciente extra a la NBA.