Coty Clarke, de la segunda división israelí a la NBA

Hace ya un mes que los Boston Celtics decieron cortar a David Lee tras un decepcionante paso por Massachusetts. El buen momento personal que experimentaba el jugador (anillo con los Warriors y relación con una hermosa deportista) hizo que su nivel estuviera muy por debajo al que exige defender la camiseta del trébol. A esto hay que sumarle un estilo de juego inapropiado para el actual ala-pívot de los Mavericks, franquicia con un roster veterano que está sabiendo sacarle partido al jugador pero que han empeorado desde su llegada (de un 30-27 a 5-8 con él).

La salida de Lee dejó una vacante, por lo que Danny Ainge tenía que buscar un jugador que completara la plantilla frente a posibles lesiones en el último tramo de la temporada regular. Durante más de dos semanas los aficionados de los Celtics estuvieron pendientes de que la entidad trajera a un Chris Babb/Vander Blue pero finalmente el movimiento tuvo su lógica: el pasado 7 de marzo Coty Clarke firmaba un contrato de 10 días con Boston.

Muchos se preguntaron quién era este chico, de dónde venía. Entonces teclearon su nombre en Google y descubrieron que, efectivamente, jugaba en el equipo afiliado a los Celtics de la D-League, los  Red Maine Claws. Allí cuajó buenas actuaciones, especialmente en los últimos 9 partidos, donde promedió 24.2 puntos, 8.7 rebotes, 3.2 asistencias y 1.7 robos en 29.5 minutos. Una vez repasadas sus estadísticas en la Liga de Desarrollo de la NBA, el siguiente paso era investigar el pasado de este jugador, del que no se había hablado antes.

Jugó dos años en la Universidad de Arkansas (2012-2014). Allí fue el cuarto miembro que más jugaba y nunca llegó a promediar más de 10 puntos por encuentro. Sin embargo, era un alero bastante versátil que no solo cubría varios apartados de la estadística, sino que ya se podía entrever el 3&D que le ha llevado a estar hoy en la NBA (buen acierto de tres y capaz de defender diversas posiciones).

Tras no ser drafteado en 2014, Clarke firmó un año con el Hapoel Kazrin/Galil Elion, ¡equipo perteneciente a la segunda división de la liga israelí! Allí demostró gran superioridad, viéndose reflejado en su casi 20-10 por partido.

Tras su andadura por Oriente Próximo, Clarke firmó con los Celtics el pasado 25 de septiembre, pero fue cortado al mes tras haber aparecido en tan solo un partido de pretemporada. Finalmente, fue asignado a los ya mencionados Red Claws.

La pregunta es ¿por qué los Celtics se fijaron en él a principio de temporada? Clarke tiene una buena estatura para jugar de alero, aunque es algo bajo para hacerlo de ‘4’. Pero como ya sabéis, la NBA está en plena evolución de juego, donde el stretch power forward juega un papel fundamental. Esta posición llevada al máximo exponente nos conduce hasta Draymond Green, jugador con la misma altura que Clarke. Su forma de entender el juego ha revolucionado la liga y no es de extrañar que tras la pasada temporada sean muchos los equipos que busquen jugadores con unas características potencialmente similares (hay que recordar que Green salió también de la nada, pick 35). Además, en el marco de los Celtics, un jugador así cobra más sentido aún. Crowder y Jerebko son los únicos jugadores de la plantilla que pueden cubrir las dos posiciones (ambos están practicando el mejor juego de su carrera de la mano de Stevens) y puede darse el caso de que caigan lesionados (de hecho, ha ocurrido).

Es cierto que solamente ha jugado 6 minutos desde que está con el primer equipo, pero su salto profesional es fruto de esfuerzo y superación. Va a jugar muy poco lo que queda de temporada, aunque no se sabe hasta dónde podrá llegar. Robert Covington (no drafteado y año exitoso en D-League) puede ser un ejemplo de un status alcanzable por él.