El trágico e inesperado fallecimiento de Flip Saunders a poco para que empezara la temporada ha hecho que esta campaña se haya hecho muy cuesta arriba y haya sido muy ilusionante a partes iguales. La muerte de Flip no fue solo un varapalo para los jugadores y las oficinas de la franquicia, sino que trastocó los planes del proyecto en dos posiciones claves; la de entrenador y la de General Manager.
En ellas se colocó de forma interina a Sam Mitchell y Milt Newton respectivamente, con esperanzas de que el ya mencionado proyecto se tambaleara lo mínimo posible y pudiera seguir su ritmo de desarrollo habitual, con Andrew Wiggins y el para entonces recientemente escogido Karl-Anthony Towns.
Ahora, casi una temporada entera después, los Timberwolves siguen al pie del cañón y tienen uno de los mejores futuros a medio y largo plazo de todas las franquicias que conforman la NBA, pero esas dos posiciones no es que hayan ayudado del todo a ello; sino que más bien ha sido trabajo de Towns, Wiggins, Ricky, LaVine, etc el mantener unos resultados mínimo; aunque decepcionantes viendo la plantilla. Por tanto, Glen Taylor, propietario de la franquicia, tendrá que decidir a final de temporada qué hacer con ellos dos más allá de los sentimientos que les unen y el hecho de estar en esa tesitura no por decisión propia sino por una tragedia
Cuando fue preguntado al respecto recientemente dijo:
«Me gusta mi entrenador y me gusta mi GM, son muy buenas personas. Estamos trabajando juntos por ahora. Lo único que les he comentado es que en el mundo del baloncesto vamos a terminar primero la temporada, pero que después vamos a evaluar los resultados y determinar qué es lo mejor para la franquicia«.
Es obvio que Taylor no quiere mojarse sobre el futuro de la franquicia, ya que de hecho evaluar los resultados a final de temporada y realizar ciertos cambios es habitual en todas las franquicias, sobre todo en las que se encuentran en un proceso de reconstrucción. Sin embargo, es significativo que lo haya mencionado, enfatizando en que realmente puede que se realicen cambios para la próxima temporada. Todo depende de si le mueve el corazón o la razón, porque sobre todo en cuanto al trabajo y resultados obtenidos por el entrenador, fríamente no hay duda de cuál debería ser la decisión a tomar.