Andréi Kirilenko: «Creo que me recordarán como AK-47»

Los Jazz homenajearon al ruso en el partido de ayer
Funte: Christopher Johnson (CC)

Andrei Kirilenko pasó diez temporadas con los Jazz en Salt Lake City y su impacto es difícil de describir con números, o palabras. Anoche, en el último partido de la leyenda Kobe Bryant en Utah, también se homenajeó al jugador ruso por primera vez desde que anunció su retirada del baloncesto profesional, y ahora es un buen momento para echar la vista atrás y recordar su historia en la franquicia.

«Creo que me recordarán como AK-47, que es una especie de arma completa y equilibrada sobre la pista. Eso es todo lo que he estado haciendo. He estado tratando de salir a la cancha y dar lo mejor de mí, pelear cada pelota».

Cuando Kirilenko fue seleccionado con el número 24 del draft del 99 los Jazz estaban, aún sin quererlo, cerrando la mejor época de la historia del club, en el ocaso de las carreras de John Stockton, Karl Malone y también Jeff Hornacek. Pero para el natural de Izhevsk y jugador del CSKA de Moscú, los Jazz eran el equipo que recién había peleado las finales de la NBA contra los Bulls de Michael Jordan.

«Tenía 18 años, estaba en el campus de verano con la selección nacional juvenil. Alguien me dijo que los Utah Jazz me habían drafteado. Yo estaba como ‘wow, estos son los Jazz que acaban de jugar en las Finales contra los Bulls. Karl Malone, John Stockton...’ Algunos empezaron a llamarme ‘El Cartero’ enseguida».

Sin embargo, cuando Kirilenko finalmente llegó a Salt Lake City en 2001, Malone ya tenía 38 años, Stockton 39, Hornacek ya no estaba y Jarron Collins era el pívot titular. Aún así los hombres dirigidos por Jerry Sloan llegaron a los Playoffs durante las dos temporadas en las que AK-47 coincidió con las dos leyendas, haciéndose paso en la escuadra gracias a su talento innato para hacer absolutamente de todo y hacerlo todo bien. No en vano, Kirilenko es, junto a Hakeem Olajuwon, el único jugador en la historia de la NBA en hacer más de un 5×5 en su carrera, y el ruso lo consiguió en tres ocasiones, además de sumar el único 6×5 en tiempo reglamentario de la liga. Contra Lakers precisamente, el 3 de enero de 2006, Kirilenko sumó 14 puntos, 8 rebotes, 9 asistencias, 6 robos y 7 tapones, números monstruosos que reflejan su habilidad para tener impacto en cualquier lugar de la pista.

En muchas de las mentes de los fans del equipo quedará para el recuerdo el año siguiente a la retirada de Stockton y Malone donde Kirilenko asumió el papel, no sólo de navaja suiza, sino de líder de un conjunto totalmente abocado al precipio de la reconstrucción, colocando, junto al mejor trabajo de Sloan como entrenador, a los Jazz a un mísero partido de los Playoffs. Con 42 victorias en la 2003-04, Utah fue la gran historia de la NBA en ese momento y también fue la oportunidad propicia de Kirilenko para darse a conocer entre el gran público, aún más tras la lesión de Matt Harpring, que era la sorprendente principal referencia ofensiva de un equipo en cuadro.

Con 16,5 puntos, 8,1 rebotes, 3,1 asistencias, 2,8 tapones y 1,9 robos por encuentro, Kirilenko lideró a los Carlos Arroyo, DeShawn Stevenson, Greg Ostertag, Jarron Collins, Michael Ruffin, Raúl López, Sasha Pavlovic, Raja Bell y compañía a una de las mayores sorpresas del baloncesto moderno reciente. AK-47 quedó quinto en las votaciones para Jugador Defensivo del Año y cuarto en las de Jugador Más Mejorado, y fue incluido en el segundo quinteto defensivo de la NBA, además de disputar su primer, y único All-Star.

Las expectativas creadas tal vez ayudaron a cambiar la narrativa acerca de Kirilenko, pero hasta el momento actual pocas veces había visto el mundo un jugador con tal número de habilidades concentradas en sus 2,06 m. de altura. El ruso era capaz de defender en el perímetro como los mejores, pelearse en el poste también como los mejores, y era un excelente reboteador y un muy digno pasador. Un jugador inteligente, que guardaba libros fantásticos en su mochila para leer en sus ratos libres y a pesar de no convertirse nunca en un tirador tenía uno de los mejores pump fakes de su tiempo, lo que le permitía penetrar y doblar, una vez más, como los mejores. Además de eso su envergadura le hizo partícipe de muchos de los highlights de su era en la liga, ya fueran mates espectaculares o tapones volando desde el lado débil. En apenas 41 partidos de la 2004-05 sumó tantos tapones que calificó para el título de taponador en la NBA y fue incluido en el segundo quinteto defensivo de nuevo, lo que dice mucho del impacto que Kirilenko estaba teniendo en el comienzo de su madurez como jugador.

Luego llegó el contrato que firmó (seis años por 86 millones de dólares) y que le convirtió en uno de los mejor pagados en la liga durante ese tiempo, pero que también acabó por ser una losa para el jugador, que en algún momento incluso llegó a ofrecer el dinero de vuelta al equipo si los Jazz pensaban que no se lo había ganado. También llegaron Deron Williams, Carlos Boozer y Mehmet Okur, convirtiendo a Kirilenko otra vez en una navaja suiza tras haber disfrutado durante dos temporadas del papel de líder.

Utah volvió a convertirse en un serio aspirante a todo, llegando incluso a las Finales de Conferencia en 2007, cayendo 4-1 contra los todopoderosos San Antonio Spurs. Ya no era el jugador principal en los nuevos Jazz ganadores, e incluso hubo momentos de fricción con Sloan y el propio Williams, que seguramente estaba pensando en Kirilenko cuando dijo que había gente más centrada en sus vacaciones que en las Finales. El mismo AK-47 dijo que sus diferencias con el legendario entrenador ya están arregladas desde hace mucho tiempo, y reflexionaba sobre aquel momento en el que lloró tras un entrenamiento cuando se quejaba de jugar poco, diciendo que la situación era como la de una familia y «algunas veces algunas cosas no salen como las tenías planeadas».

Tras ganar el EuroBasket 2007 con el combinado ruso en España, Kirilenko llegó a pedir su traspaso y en un post en el blog de la web rusa Sport Today, fue tan lejos hasta el punto de decir que los Jazz deberían entender que su relación había acabado y que quería que le dejaran ir. Sin embargo la imposibilidad de encontrar buen valor en un hipotético traspaso, hizo que Kirilenko permaneciese en Salt Lake City y volviera a convertirse en parte importante de la escuadra de Sloan, trabajando incluso con Hornacek en su tiro.

El banquillo y las lesiones posteriores terminaron por acabar con su carrera en Salt Lake City, pero el impacto que dejó Kirilenko no puede ser obviado, incluso aunque no le sirva para que le retiren su dorsal. El mismo hombre capaz de taponar cuatro veces en un mismo partido a Kobe Bryant es también uno de los mejores en la historia de la franquicia en cualquiera de las categorías estadísticas más importantes, y además fue uno de los primeros protagonistas de la revolución de las estadísticas en la NBA.

Tal vez el en el baloncesto de hoy en día sus aportaciones serían aún más tenidas en cuenta, con un juego que cada vez más aprecia la capacidad de sus jugadores de cambiar entre la posición de 1 y 5 en defensa y la habilidad de hacer un poco de todo en ataque. Kirilenko es probablemente el mejor taponador en su posición en la historia de la NBA, siendo capaz de taponar el 5% de los tiros en sus minutos en pista, algo que sólo otros 11 jugadores, todos pívots, han logrado. Mientras que otros jugadores de perfil siquiera parecido como Shawn Marion y Lamar Odom ya ocupaban el puesto de cuatro y dominaban cualquier emparejamiento, Jerry Sloan y los Jazz trataban de aprovechar la ventaja de altura que producía Kirilenko en el puesto de alero bajo. Otro entrenador y otro sistema tal vez hubiera podido incluso sacar más de AK-47, pero en Utah con Boozer, Okur, Paul Millsap y compañía las prioridades eran otras.

Nadie puede responder a esa incógnita, pero lo que quedó en Utah fue un jugador capaz de salirse en cualquier parámetro y llenar la hoja de estadísticas con increíble facilidad. También quedó un jugador cuyo impacto va más allá de lo que los números pueden mostrar, alguien que mantuvo viva a una franquicia que tras casi 20 años de victorias debían afrontar un futuro incierto por primera vez sin Stockton y Malone

«Me he considerado a mí mismo como un Jazzman y creo que todos los fans alrededor del mundo me asocian con los Jazz. Es un lugar especial en mi corazón«.

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