Brandon Ingram, actualmente considerado el futuro número 1 del Draft de 2016 tras que le arrebatar dicho privilegio a Ben Simmons, ha hecho oficial su presencia en el Draft de este año:
«Mi tiempo prácticamente ha terminado aquí en Durham. Hoy me declaro elegible para el Draft de la NBA, estoy tan emocionado como triste por el momento.
Por una parte, un año en Duke no es que sea demasiado tiempo. Lo sé. Pero he crecido muchísimo durante este tiempo. Sé que por marcharme me perderé muchas posibles amistades y oportunidades. Realmente echaré de menos a todos los estudiantes que me mostraron tanto aprecio. Una de mis partes favoritas en la tradición del baloncesto de Duke es el momento de chocar los cinco en línea durante el final de los partidos en casa. Aquellos estudiantes que acampaban casi una semana antes para conseguir asientos para los partidos – y que llegaban dos horas antes – siempre siguen ahí cuando llega el final. Se gane o se pierda. Vosotros chicos me disteis la energía y el apoyo que necesitaba. Nunca os olvidaré».
Sin duda, breve pero intenso el paso de Ingram por la universidad de Duke. El alero es, junto a Ben Simmons, la mayor espectación de este Draft (de ahí que ocupen las dos primeras posiciones de esta camada). Ingram posee todas las cualidades para compararle con un joven Kevin Durant: estatura, envergadura, manejo del balón envidiable para alguien de su condición física y una capacidad increíble para anotar en suspensión, además de un potencial latente en el costado defensivo.
Probablemente el mayor problema al que se enfrente Ingram en su primer año en la NBA sea su falta de corpulencia, algo que probablemente no le impedirá tener un gran primer año como profesional.