Los Detroit Pistons son una franquicia que se ha lavado la cara luego de una serie de movidas muy inteligentes, cosa que ha llevado a que este año, luego de ocho temporadas pudieran entrar a los playoffs de nuevo. Stan Van Gundy trajo con su llegada una ofensiva pesada en ataque desde el poste y pick & roll, y también una gran mentalidad defensiva. Llegó Tobias Harris a mitad de temporada, cosa que resultó ser una gran adición, y se apostó por el futuro de la franquicia eligiendo en el draft del año 2015 a Stanley Johnson y a Darrun Hilliard.
Hilliard es un escolta zurdo con buena altura al que le falta mejorar su juego general, siendo que a pesar de mostrar un buen tiro a distancia (38% en triples, aunque sea con pocos intentos) no logró convencer al coach Van Gundy, que lo relegó a una tarea ínfima con un promedio de 10 minutos y 4 puntos por partido. Eso sí, cuando fue a la D-League, descolló: 27,7 puntos y 3,7 rebotes por partido.
Johnson, por el otro lado, es un caso muy distinto, siendo que fue seleccionado en el puesto número 8 del mismo draft, y se le auguraba como una de las piedras angulares sobre las cuales se construiría el futuro de esta franquicia [junto con Drummond]. El alero tuvo una transición más amena al juego de la NBA, siendo que a pesar de sus limitaciones ofensivas su tamaño (6,7 pies) y tenacidad defensiva hizo que pudiese mantenerse en un promedio de 23.1 minutos en cancha esta temporada, a pesar de solo promediar 8 magros puntos.
El potencial de estos dos novatos es algo que hay que seguir muy de cerca en un futuro cercano, y de ellos depende cuanto vayan a mejorar. Deberán comprometerse a trabajar durante esta postemporada para mejorar su juego y poder ser opciones viables y productivas para este equipo que no para de dar sorpresas.