
No parecía ni la sombra de lo que era. Bueno, de lo que podría haber llegado a ser. Todos recordamos ese equipo de Indiana, donde West, George, Hibbert (cuando todavía era jugador de baloncesto) y nuestro querido Lance nos hacían imaginar que desbancar a los, en ese momento, todopoderosos Heat de LeBron James era posible. Por fin un equipo en el Este iba a plantar cara, y dejaría de ser un camino de rosas por el jugador más dominante de los últimos tiempos en la NBA. No os engañéis, a todos nos gusta la historia en la que los jóvenes aspirantes son capaces de batir al rey de reyes (17 series consecutivas lleva sin perder ‘The King’ en «su» conferencia), aún más en la endeble conferencia Este, donde no ha encontrado un rival digno,desde los Celtics de Garnett, Allen, Pierce y Rondo, como bien recordaba el compañero del Despacho, @CafeDeRick. Pero, por desgracia, el equipo, como el verbo, fue algo imperfecto. El sueño de muchos aficionados se quedo en un deseo, que en la pista no se pudo traducir. A esas finales de conferencia llegó un equipo descompuesto y resquebrajado por el ego de un Lance receloso de un Evan Turner recién llegado a Indiana, que a pesar de ganar dos partidos, no dio en ningún momento la sensación de poder hacer nada frente a los chicos de South Beach.
¿Por qué me remonto a esa serie de playoffs? Es sencillo. La última vez que vimos a ‘Born Ready’ fue en el sexto partido de aquellas finales de conferencia del año 2014. Indiana se fue a casa, pero Lance nunca se volvió a enfundar la camiseta de los Pacers. En su lugar, Lance hizo las maletas y se fue a la tierra de Michael Jordan. Fichaje estrella, y papel principal para un jugador que venía a dar ese salto de calidad a unos Hornets que estaban asomando la patita en los Playoffs. Pero claro, eres el chico nuevo en la ciudad y te encuentras con que Kemba Walker tiene la bola que tu tanto necesitas para desarollar el juego que tan bien se te da. Tus prestaciones bajan, las dudas asaltan a aficionados y directivos, y esas dudas entran en tu cabeza ¿ Y si lo mejor no fue irse de Indiana? Los resultados no acompañan, te ves fuera de la postseason y las culpas caen sobre ti. Y de repente, llegas a Los Ángeles para ser un jugador que sale desde el banquillo, y tampoco rindes como se espera . ¿Por qué antes todo lo que tocaba se convertía en oro, y ahora los focos no apuntan sobre mi?
Toca hacer las maletas (otra vez). Cambias el pier de Santa Mónica por el… ¿qué se supone que hay en Memphis? Pero ante ti se presenta una nueva oportunidad. En el traspaso en el que te has visto involucrado estaba el alero titular, Jeff Green, así que sin duda vas a tener, como mínimo una oportunidad, para ayudar a un equipo, que esta cojo, manco, tuerto y sordo. Llega el primer partido y sabes que tienes que empezar con buen pie. La presión es grande, pero por algo eres ‘Born Ready’. 16 puntos, 3 rebotes, 2 asistencias y un robo en 22 minutos en cancha. La losa que cargas sobre los hombros desaparece. Has vuelto, y es para quedarte.
Uno di noi. Lance es de los nuestros. Puede sonar ventajista, una vez conocida la historia, pero la oportunidad en Memphis era demasiado grande como para desaprovecharla. Stephenson llegaba para ocupar el lugar de alguien que venía generando muchas dudas. A un equipo mermado por las bajas, al que prácticamente solo se le pedía entrar en Playoffs (objetivo condicionado por las lesiones, sí), donde la primera espada estaba out y la segunda se mostraba renqueante. Y llega y promedia unos 14,2 puntos, 4,4 rebotes y 2,8 asistencias. Pero es más, demuestra que esta hecho para pelear por el equipo. Y eso en un roster con Matt Barnes, Zach Randolph y Tony Allen se valora y mucho. La capacidad para defender de este jugador queda fuera de toda duda, encajando así con un grupo que lo de apretar atrás es santo y seña del equipo.
Evidentemente la prueba de fuego será la temporada que viene, cuando todos estén sanos. Muchos pensareis que con Mike Conley (si, he dicho Mike Conley, soy optimista ¿vale?) y Marc Gasol, su cuota de protagonismo descenderá. Os recuerdo que este señor compartió cancha (y balón) con un Paul George en estado de eclosión y un David West líder del juego interior de los Pacers. Creo que, sin ser exactamente lo que pedíamos como alero anotador, que abra la cancha y tire bien de tres (punto flaco), Lance puede ser realmente importante en el futuro próximo. Como equipo no puedes dejar pasar a un jugador que tiene potencial de hacer un triple doble día si y día también. Ha llegado el momento de asaltar la banca en Memphis. Todo o nada. Y para este asalto, de mi lado quiero a ‘Born Ready’. Uno di noi.