
Cuando el verano pasado LaMarcus Aldridge decidió abandonar Portland Trail Blazers para jugar en los San Antonio Spurs todo el mundo se llevó las manos a la cabeza debido a lo que suponía eso, primero la pérdida posterior de otros tres titulares, y además, la pérdida del líder del equipo. Todos pensaban que este equipo estaría destinado al tanking y a luchar por no quedar último de la liga, pero Neil Olshey (General Manager de la franquicia), quién decidió draftear a Damian Lillard, tenía claro lo que iba a pasar cuando LaMarcus entró a su despacho y el motivo de sus dudas era Damian Lillard.
LaMarcus consideraba a Lillard un competidor, le trataba como a alguien que le estaba intentando robar el protagonismo del equipo, cuando no era así, lo único que Lillard y el equipo querían es que compartiesen liderazgo, pero a la vista está que no pudo ser posible y Damian se quedó como líder, no capacitado a la vista de muchos, de la franquicia.
El plan de Olshey era sencillo, ofrecer un buen contrato a Lillard y rodearlo de jugadores jóvenes, en este caso Damian firmó por 120M$ en 5 años. Lo que dejaba a la vista de todo el mundo las intenciones de Olshey, ofreciéndole un contrato a la altura de un jugador franquicia, porque él es un jugador franquicia. Algo que sin duda dejaba muchas dudas entre los expertos, aquellos expertos que no daban un duro a Portland o que veían a Lillard como un pesetero y que solo se quedaba para ganar dinero. Al final la razón no ha estado de su lado y todos esos «expertos» se han equivocado por completo.
Ahora, poco menos de un año ha pasado de que todo esto ocurriera y nadie hubiese dicho que la temporada de LaMarcus iba a terminar un solo partido después que la de Portland Trail Blazers, y no de cualquier manera, sino llegando a las semifinales de conferencia plantando cara a los vigentes campeones, los Golden State Warriors.
Lillard pasó de ser el jugador que tenía que compartir protagonismo con otra estrella a poseer ese protagonismo y ser el jugador estrella y como él mismo ha dicho:
«He jugado la temporada más divertida de mi carrera, estos no son mis compañeros, son mi familia.«
Y pese a la inmensa temporada de los Blazers, Stotts no ha sido entrenador del año, Damian Lillard no fue All-Star y Olshey no fue GM del año. Aunque gente le tachó de pesetero, Damian juega para ganar y para sus compañeros y esto quedó patente cuando reunió a todo el equipo en San Diego antes de la temporada y donde según los presentes dijo cosas como:
«Sois mi familia y os voy a cuidar como tal. Nadie es más que nadie, y esa es la única manera de que seamos los mejores.»