El pasado lunes 15 de mayo, Karl-Anthony Towns fue elegido unánimemente como el Novato del Año de la NBA. El pívot dominicano de los Timberwolves tuvo una temporada sensacional, promediando 18.3 puntos, 10.5 rebotes y 1.7 tapones con un 54% en tiros de campo en 32 minutos de juego durante sus 82 partidos de temporada regular.
No hay ninguna duda de que el pívot tiene un gran talento y de que su techo es enorme, pero fueron sus gestos en la ceremonia de entrega del premio los que tomaron nuestra atención.
Fue el nuevo coach y Presidente de Operaciones de Baloncesto, Tom Thibodeau, quien abrió la ceremonia diciendo lo siguiente:
«Entrar a la liga como el pick número 1 conlleva grandes expectativas, y él las excedió. Cuando miras atrás a lo que hizo, tuvo un año de novato muy dominante, uno de los mejores de la historia para un jugador de su edad. Sus logros en la cancha son remarcables, pero cuando hablas con más gente, te das cuenta de que todos coinciden en que es una gran persona, un tipo ganador.«
A Towns le tocó estar en una temporada difícil. Resultados y juegos a un lado, la temporada comenzó con malas noticias para los Wolves, siendo que su legendario coach y Presidente de Operaciones de Baloncesto, Flip Saunders, falleció tras luchar con el cáncer.
Flip fue quien seleccionó a Karl, y fue este último quien en su honor lució un parche conmemorativo en su traje, y le dedicó unas palabras a él y a su esposa Debbie, nombrándolos «como una segunda familia» para él. También donó el Kia Sorento SUV a la sucursal de Minnesota de la Sociedad contra los Linfomas y Leucemia, y como amuleto de suerte para la lotería del draft de este año usó uno de los anillos de boda de Saunders:
El Novato del Año tuvo un discurso muy abierto y fluido, en el que agradecía a su familia, a la familia Saunders, a cada uno del staff de la organización, a los jugadores, y a «lord KG». Por último, destacó como highlight de esta temporada la volcada destructora del «lord» sobre Blake Griffin.
Bonitos gestos de un jugador sensacional
Me quito el sombrero