Machismo e impunidad del héroe, el otro legado de Kobe Bryant

¿Por qué es impune el deportista de élite?
Fuente: Manuel acevedo (CC)

Se cumplieron dos meses desde la retirada de Kobe Bryant de las pistas de baloncesto y en la memoria de todos aún están frescas las elogiosas despedidas, los honores recibidos, y el respeto presentado al que haya sido uno de los mejores tres jugadores de las última década. La inmensa mayoría de los medios especializados hablaban del implacable competidor, del obseso del trabajo, y del ganador. Los menos, aquellos que escribían desde el odio o desde la simple incomprensión de cómo se puede adorar tanto a un egoísta en un deporte de equipos, trataban de mostrar alguna mácula en su carrera. Pero todos coincidían en lo mismo, tantos los perfiles elogiosos como los artículos críticos hablaban solo del deportista, del jugador, dejando de lado a la persona: a Kobe Bean Bryant, la persona que un 30 de Junio de 2003 presuntamente cometió un acto de violación.

El otro día, cuando el nombre de varios futbolistas salieron a la luz relacionados con el caso Torbe, twitter volvió a sacar el fondo machista que tiene esta sociedad. Los comentarios de «seguro que es falso«, «va a por el dinero» o, incluso, «quieren desestabilizar a la selección«, ocupaban el segundo puesto en cuanto a relevancia, justo por detrás de los chistes. Fue en ese momento cuando puse un tweet recordando el caso de Kobe Bryant. Por twitter las reacciones fueron más o menos las esperadas (desde un artículo publicado en Diciembre no es que cuente a cientos entre mis seguidores a los fans del #8), pero por privado sí que volvió a repetirse lo visto en el caso anteriormente mencionado. Todos los mensajes que recibí compartían el fondo de que solo quería echar mierda sobre un jugador aprovechando un suceso del pasado que estaba medio turbio aún (lo cual es cierto), con los siempre presentes highlights de «¿no se te ha ocurrido pensar que igual la chica lo ha hecho por el dinero?«. Ahí fue cuando nació la idea de hacer este artículo con una triple finalidad y en el que me va a perdonar usted estas 400 palabras de contexto que le he querido dar.

1. Informar sobre un caso que todo el mundo parece haber olvidado

En un párrafo del obligatorio libro de Bill Simmons «The book of basketball» el escritor americano comenta no sin cierta sorna que 24 horas después de que el caso se diese por acabado – cuando el 1 de Septiembre de 2004 la acusada retiró la denuncia – en toda la zona de Los Ángeles se produjo un pacto por el cual nunca nadie hablaría jamás de lo ocurrido. Tampoco intervino la NBA en el que puede ser uno de los episodios más vergonzosos de todo el comisionarado Stern, probablemente aún en shock por el hecho de que su nuevo juguete favorito tras la retirada de Jordan, un obstinado competidor que caía bien a los hombres y gustaba a las mujeres, pudiese acabar entre rejas a causa de un delito tan asqueroso como el de la violación. De esta manera, entre el pacto de silencio por parte de aficionados, medios de comunicación, y liga, llegamos al año 2016 y nos encontramos con que en la despedida a dicho jugador apenas encontramos referencias a dicho episodio y que los aficionados de la NBA en general, de Los Ángeles Lakers en particular, y de Kobe Bryant más en concreto,  se dividían en dos grupos: los que desconocían el tema y los que lo recordaban vagamente. La verdad es que hay un tercer grupo, completamente asqueroso, pero iremos con él más tarde. Para los dos primeros, sirva esta primera parte del artículo para recordar al público en qué consistió el citado caso.

La noche del 30 de Junio de 2003, Kobe Bryant está en el Cordillera Lodge and Spa de Edwards, Colorado, tras una temporada en la que no ha podido revalidar el título de campeón de la NBA con el objetivo de someterse a una operación de rodilla. Allí, el jugador que había sido padre hacía apenas seis meses, tras registrarse en el hotel con el nombre de Javier Rodriguez (esto está en la declaración de la testigo) entabla conversación con una chica de 19 años a la que convence para que más tarde le haga un tour por el hotel y le muestre las instalaciones. Tras cierto tonteo durante el recorrido, él le invita a entrar en su habitación y ella acepta. Minutos más tarde, ella sale de la habitación visiblemente consternada y con su ropa interior manchada de sangre. Tras hablar con un amigo que trabaja de botones en el hotel minutos después del encuentro, este se asegura de dejarla en un lugar tranquilo y va a casa de sus padres donde se lo cuenta al padre de la chica. Al día siguiente, tras comunicárselo también a su madre, acuden a la policía y acusan al escolta de Los Ángeles Lakers de violación. Hasta aquí está todo lo que se sabe con certeza y el relato compartido por ambas partes; es tras presentarse la denuncia es cuando comienza el caso y el circo de la prensa.

2. El machismo y la impunidad del héroe-deportista

Para elaborar este apartado he de volver a aquella reflexión de la introducción porque es el resumen de todo lo vivido durante el tiempo que la causa de la violación estuvo abierto. Me preguntaban aquellos amigos «¿No se te ha ocurrido pensar que quizás la chica hizo todo eso por dinero?» Pues la verdad es que no, en ningún momento se me pasó por la cabeza. Esto no quiere decir que me esté pasando la presunción de inocencia de Kobe Bryant por el arco de las narices, sino que por pura estadística la chica se mereció al menos nuestro crédito, no el linchamiento público al que se vio sometida.

Como amante del baloncesto que supongo eres al estar en esta página, también debes estar familiarizado con el uso de estadísticas. Así que si el balón lo tiene en sus manos un jugador que anota el 98 % de los tiros que intenta, y eso que solo se le computan el 68 % de ellos, ¿apostarías a que ese balón va dentro de la canasta o que va fuera? Lo más prudente sería no apostar porque nunca se sabe pero lo que no se te ocurriría nunca sería dar por supuesto que el balón no va a entrar porque es demasiado naranja. Pues esas son las estadísticas relacionadas con la violación en estados unidos según datos de The Enliven Project, solo un 2 % de las denuncias son falsas en un contexto en el que el 68 % de las violaciones nunca son denunciados. Así que la verdad es que no puedo llegar a entender cómo con esos datos en la mano hay más gente que corre a insultar, descalificar, y desacreditar el relato de la víctima que a saltarse a la torera la presunción de inocencia del acusado; cuando siendo las dos acciones incorrectas, con la primera tienes al menos un altísimo porcentaje de acertar. Quizás el problema no es que la sociedad haga esto por acertar, sino por mantener impoluta la imagen que tienen de sus héroes.

Según el relato de la acusadora, accedió a entrar con el jugador en la habitación donde tras un momento de charla este la besó y ella accedió a ello. Pero cuando el jugador intentó ir a mayores ella se negó y le repitió en numerosas ocasiones que se tenía que ir; haciendo caso omiso continuó con sus maniobras hasta finalmente quitarse sus pantalones y la ropa de la joven y penetrarla durante un tiempo que ambos estiman de «unos 5 minutos«. Durante todo este tiempo la supuesta víctima le dijo en más de una ocasión que no quería, que parase, y cuando intentó zafarse, este le agarró violentamente de la nuca, dejando unas marcas que continuarían allí cuando acudió al médico. Además de eso, en dicho examen médico se encontraron heridas y marcas típicas de una violación así como el ADN de Bryant. Cuando el jugador de los Lakers tuvo a bien acabar la supuesta violación, se puso entre ella y la puerta, y no le dejó salir hasta que no se lavó la cara, se calmó y le dijo que lo ocurrido se tenía que quedar entre ellos dos.

Según el relato del acusado, recogido por la policía y que puedes leer aquí, en un primer momento no tuvieron relaciones sexuales. Posteriormente, cuando la policía le informó de que habían encontrado muestras suyas de sangre y semen, dijo que sí, pero que había sido completamente consentido. También afirmó en un primer momento no acordarse de que si la chica había dicho no a lo largo del encuentro, aunque luego dijo que solo se negó a que acabase en su cara. Ambos afirman que el jugador no culminó el acto sexual,

De nuevo, visto la solidez en la declaración de la primera y los cambios del segundo, sigue sin pasarse por mi cabeza cómo esta chica podría inventarse todo eso para sacar pasta al jugador. Es más, solo hace que cada vez me sienta más tentado de apostar a que el tiro va dentro.


A modo de paréntesis balocentístico: Dejemos de paso una pregunta para aquellos que defienden que Kobe no fue el culpable de la marcha de Shaquille O´Neal de los Lakers: si fueses Shaq, ¿cómo te tomarías que durante su declaración, Kobe Bryant dejase caer en repetidas ocasiones y sin venir a cuento – palabras del policía recogidas en la declaración – que «debería haber hecho como Shaq, él les da dinero o les compra coches, ya se ha gastado como un millón de dólares«?


Para mi asombro, esa misma pregunta que me hicieron durante este fin de semana, es la tesis que defendió la inmensa mayoría de medios durante el año que duró la causa abierta. Durante los 10 meses de circo mediático se criminalizó a la chica, se le acusó de mentir, de hacerlo por dinero, se sacó a la luz su historial médico, se dibujaron enfermedades psiquiátricas, hablaron en público amigos, ex-parejas, familiares, y salieron a la luz hasta fotografías que pertenecían al ámbito privado. Toda esta saña fue dedicada a una chica de 19 años que acababa de denunciar una violación por parte de los medios de comunicación – especialmente los californianos – y los aficionados que siguieron la noticia.

Según las cifras aportadas por ThinkProgress.org, de 156 artículos publicados sobre el tema el 42 % de ellos sostenían la tesis de que la chica estaba mintiendo, el 8.3 % la de que ella lo pidió, el 31.4 % que ella no lo pidió pero evidentemente quería, el 17.4 % la de que Kobe no es el tipo de persona que hace esas cosas, y el resto iban entre los artículos que trivializaban la importancia de las violaciones (1.3 %), a los que hablaban de que solo «ciertos tipos de mujeres son violadas« (1.9 %), o los que defienden que él no escuchó el «no» (1.3 %). Eso en cuanto a los medios, en cuanto a los comentarios analizados en dichas noticias el 24.4 % de ellos alaban la figura de Kobe como deportista, el 21.2 % elogiaban lo buena persona que era, un 42.3 % sugerían que la víctima estaba mintiendo, y solo un 5.1 % hablaba positivamente de la víctima. También, un 2.6 % hablaba negativamente de Kobe como atleta, y un 14.1 % como persona.

Este caso puso de manifiesto lo machista y podrida que sigue nuestra sociedad. No hay otra explicación sino el machismo y la impunidad del deportista-héroe que explique la criminalización sistemática de una chica que está denunciando ser víctima de un delito de este tamaño. Si aún no son conscientes de la estupidez que cometemos en este caso como sociedad, imaginen que mañana su hija es golpeada en el colegio y cuando va a quejarse a la profesora esta castiga a su hija por mentirosa porque el niño es un gran jugador de canicas con una sonrisa estupenda.

No solo eso, sino que 24 horas después de que Kobe Bryant pagase a la chica una pequeña fortuna a cambio de retirar la demanda, los medios pasaron a otra cosa, el jugador siguió ganando sus millones (solo Sprite y McDonalds se retiraron como patrocinadores), y en este 2016, cuando se ha retirado, era el décimo deportista del mundo en cuanto a ingresos se refiere (datos de Forbes). Por su parte, la víctima fue sometida a un juicio público; se vio traicionada por amigos, ex-pareja, y familiares; además de ver cómo salían a la luz detalles de su vida privada como su historial médico o escuchaba a los medios especular sobre lo disoluto de su estilo de vida.

Con todo esto en las manos puedo decir definitivamente que no se me ha pasado ni por un segundo pensar que alguien puede inventarse algo como esto a cambio de dinero. Es más, creo que serán mucho mayores los casos de mujeres que siendo víctimas de ello no se atreven a denunciar para no ver como su intimidad y sus derechos son vulnerados, pisoteados, y menospreciados… ¿Quieren un ejemplo? Uno en el mismo caso. Durante el proceso de preparación al juicio, el abogado de la acusación llegó a encontrar a otra chica que también decía haber sido víctima de una violación por parte del ahora ex-jugador, pero se echó atrás al ver lo que estaban haciendo públicamente con la víctima. Es decir, no solo vivimos en una sociedad en la que las mujeres son violadas, sino que cuando denuncian estos hechos se las humilla hasta tal punto que cuando otra sufre una agresión de este tipo prefiere superarlo en soledad.

No solo eso, sino que cuando intentas exponer que una acusación de este calibre es muy grave y que si fuese falsa, no imagino como un hombre con la cartera de Kobe Bryant no quiere llegar al fin del asunto, hay quien te contesta «¿y si es verdad por qué no siguió ella hasta el final con el caso?«. No sé cuántas personas de 19 años están preparadas para ser víctimas de una violación y además soportar que el mundo entero empiece a acusarlas de mentirosas o que tus amigos te traicionen a cambio del dinero de los medios de comunicación. En mi caso, sí puedo imaginar que la chica después de 10 meses sufriendo tamaño acoso y a una semana del juicio – con el correspondiente aumento de atención sobre el caso – decida coger una indemnización y aceptar las disculpas de Bryant. Lo que no me entra en la cabeza como hombre feminista es ser inocente y no defender mi inocencia; no solo por lavar mi imagen, sino para que una culpable de denunciar falsamente acabe en la cárcel y pague por dar argumentos a todos aquellos que hablan de denuncias falsas. Pongamos el caso de Pep Guardiola, significativo por ser uno de los pocos casos en los que un deportista de primer nivel ha sido acusado de algo que luego se demostró no ser cierto; el ahora entrenador estuvo hasta el año 2008 metido en los tribunales para demostrar su inocencia pese a que la repercusión del caso y daño a su imagen no tenían la centésima parte de repercusión que en el de Kobe Bryant.

Entonces, ¿por qué seguimos oyendo a gente llamar «drogadicto» o «dopado» a Guardiola 14 años después y pese a haber sido demostrado su inocencia en los tribunales, mientra que nadie llama violador a Kobe Bryant? Porque en el caso de Guardiola la víctima son nuestros equipos de fútbol, que estaban en desventaja frente a un jugador que hacía trampas, mientras que en el de Kobe solo lo era una mujer. Sí, un ser humano como nosotros, como nuestras madres, pero menos importantes que un equipo de fútbol en una sociedad machista como esta.

 3. Pedir perdón como medio deportivo

En esta casa, SomosBasket, si bien no tuvimos nada que ver en la vergonzosa manera de proceder durante el caso – puesto que no estábamos abiertos y la mayoría de nosotros no tenía aún ni 15 años – sí que somos culpables de no habernos hecho eco de ello durante estos seis meses de alabanzas y loas desmedidas que han acompañado a la retirada del jugador. Con cerca de una docena de artículos elogiosos y apenas un par de ellos críticos, este fin de semana me sentí avergonzado de mí como colaborador de este medio, y del medio en sí, por no hablar de ello durante estos seis meses. A nuestra manera también colaboramos en que este hecho sea menos conocido que, por ejemplo, el anillo de cuatro millones de dólares que Bryant le regaló a su esposa para que le perdonase.

Mientras él se retiraba en lor de multitudes y cobrando 22 millones de dólares de los Lakers y otros 34 de la firma americana de ropa, Nike, ella seguirá condenada a que cada vez que empiece un nuevo trabajo o conozca a una posible pareja, en el momento que su potencial jefa o novio busquen su nombre en Google, encuentren un montón de artículos hablando de su inestabilidad emocional, de que es una mentirosa, o de cualquier barbaridad que se le ocurriese al plumilla de 2003 que estuviese a todo por salvar el honor de su ídolo deportivo.

Aquí la carta de disculpa que Kobe Bryant escribió a la víctima tras el acuerdo civil al que llegó para que esta renunciase a la vía penal.

En primer lugar, quiero disculparme directamente con la joven involucrada en este incidente. Quiero disculparme con ella por mi comportamiento de esa noche y por las consecuencias que ha sufrido en el último año. Aunque este año ha sido muy difícil para mí, personalmente, no puedo imaginar el dolor que ha tenido que soportar. También quiero pedir perdón a sus padres y miembros de la familia, y para mi familia y amigos y seguidores, así como a los ciudadanos de Eagle, Colorado.

También quiero dejar claro que no pongo en duda los motivos de esta joven. No hay dinero se ha prestado a esta mujer. Se ha acordado que no va a utilizar esta declaración en mi contra en el caso civil. Aunque realmente creo este encuentro entre nosotros fue consensual, reconozco ahora que ella no lo hizo y no considera que este incidente de la misma manera que lo hice. Después de meses de revisando el caso, escuchando a su abogado, e incluso su testimonio en persona, ahora entiendo cómo se siente que ella y que no dio su consentimiento a este encuentro.

Expido el presente comunicado hoy plenamente consciente de que mientras que una parte de este caso termina hoy, otras continúan. Entiendo que el caso civil contra mí seguirá adelante. Esa parte de este caso será decidido por y entre las partes directamente involucradas en el incidente y ya no será una carga financiera o emocional de los ciudadanos del estado de Colorado.

Un apunte positivo para acabar, tras este caso, el estado de Colorado cambió su legislación y ahora el nombre de las víctimas por violación no trasciende a la luz pública. Para que como sociedad no procedamos a violar su privacidad y derechos, supongo.

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Comentarios (13)
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  • Redden Salad

    Artículo increíblemente cuidado Javier, que como mínimo debería animar a reflexionar un poco más sobre el estado de los deportistas de élite. Cada uno puede creer lo que quiera de este caso en particular, pero hay que comprender que esto no es un caso aislado, y si no es un caso aislado, es que efectivamente algo no funciona en la sociedad.

    Enhorabuena, el gran trabajo de investigación lo merece.

  • Ziper

    Este artículo esta muy bien escrito y es magnífico como pone de relieve el machismo de nuestra sociedad. Gracias por hacer este tipo de artículos en una web deportiva donde nunca he visto nada parecido.

  • Hervé Castro

    Gran artículo, trabajado con cuidado y sobre todo hay que recordar de donde veninos que a veces se nos olvida.

  • Andres Villar

    Realmente un trabajo genial Javi. Un tema muy delicado y que mas allá que involucre a un personaje idolatrado, muestra un flagelo de la sociedad que ha atravesado los años y que sigue siendo, lamentablemente, moneda corriente. Felicitaciones nuevamente, estos artículos son los que realmente marcan una cuota de calidad a la pagina.

  • Mario Mansilla Romaní

    Me parece que, como persona feminista, es un artículo de obligatoria lectura para cualquier amante del baloncesto, del deporte, y del progreso social. Enhorabuna por tu revisión de la prensa de la época y sobretodo por hacerte eco de aquellos (pocos) que anteponemos el sufrimiento personal a cualquier tipo de fanatismo.

  • Ernesto

    Lo de Guardiola está muy bien pero que te exonere la justicia ordinaria por un tecnicismo no quita que diera positivo en DOS análisis distintos con sus correspondientes DOS contraanálisis.

  • Juas!

    Macho, enhorabuena. Por tus comentarios y acertado análisis. Creo que un artículo como este sería impensable en una revista de fútbol. Estas palabras en un medio dedicado al deporte (aún tremendamente machista) le confiere aún más valor.

  • Javier R. Rodríguez

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, la verdad es que se agradece ver esto tras la irracionalidad común en otros medios como twitter. Hay un camino inmenso por recorrer hasta la igualdad de género, así que nunca está de más recordar cómo nos portamos en el pasado como sociedad para no repetir errores en adelante. Un saludo a todos.

  • Sebas

    Gracias por un artículo tan bien documentado y explicado. No tan lejos queda aquí el caso de Rubén Castro, donde se tuvo que soportar la más patética y despreciable forma de maltratar el honor de una persona, y no me refiero el del futbolista.

    Mientras que en USA la disculpa pública es casi obligatoria y aceptada como efectivo método de limpieza de imagen, aquí ni siquiera se manifiesta la intención, ni por parte de acusados, ni de abogados, ni de clubes, ni de compañeros de profesión.

    Y gracias en última instancia por reclamar sin ambigüedades lo que es un hombre feminista, que no es más que aplicar el sentido común. Se ha denostado tanto el término que parece que nos tiene que dar vergüenza admitirlo, o empezar un rosario de explicaciones para justificar lo que tendría que ser lo normal. Lo dicho, gracias.

  • Amazing Dr. J

    Para enmarcar tu análisis, los del despacho subis el nivel de la página muchisimo, pero el problema mas que Kobe es nuestra cultura, que tiende a divinizar a nuestros actores, deportistas y gente mediática y para el mi el caso más grave por encima del de Kobe fue el de OJ Simpson y muchísima población negra de usa le creyó porque habían empatizado tanto con el que era impensable que pudiese haber matado a su ex mujer a sangre fria, con Kobe igual hay gente que prefiere mirar a otro lado, porque es su ídolo y prefieren culpabilizar a la chica antes que afrontar que su ídolo en el ambito privado deja mucho que desear

    • Cafederick

      Muchísimas gracias por tu comentario 😉

  • Nicolás Bula Martino

    Cuando empecé a leer el artículo imaginaba que un tema tan delicado como el de la violación de una mujer iba a ser tratado con un poco más de seriedad y menos hipocresía, nadie que esté en una situación como la que plantea el artículo le gustarían que traten el tema con la trivialidad de las estadísticas de basketball o de ningún tipo. Además en mi humilde opinión el «machismo» de la sociedad tiene poco que ver con una violación. Una violación es un crimen (de los peores que pueda cometer el ser humano y merece severas penas), es atentar física y moralmente la voluntad de la otra persona que no admite consenso al acto sexual (sea hombre o mujer). Es tan bajo tratar la violación de una mujer con el título: Machismo e impunidad del héroe, el otro legado de Kobe Bryant, y es de la misma bajeza tratar el mencionado caso dando por sentada la culpabilidad de una persona basado en estadísticas, recordar el caso por el simple hecho de que en los últimos meses solo se trataban de elogios los artículos sobre el deportista. Y no estoy hablando de la culpabilidad o no del atleta (que francamente creo que nadie detrás de una computadora está capacitado en demostrar) sino de la forma que aborda el tema el redactor, como puede o debe asociar uno la retirada de un jugador y un artículo que ya en el título sanja la culpabilidad como un legado? como se deberían sentir las víctimas de violaciones que al redactor que tanto le preocupa el machismo trata el tema solo para ensuciar la imagen de un atleta? Me parece tan hipócrita como redactar un artículo sobre el racismo y hablar sólo de como la gente en Boston no dejaba ingresar a bares a los legendarios planteles de Bill Russell y otros Celtics solo por ser negros, en vez de hablar de todos los casos de racismo que ha habido en el deporte y hay en la actualidad en la sociedad. Reitero una vez más en que no discrepo con el artículo por la culpabidad presunta o no de Kobe Bryant, sino en como el redactor toca un tema tan sensible como el de la violación solo para hablar de machismo y cuanto dinero facura Kobe Bryant, quizás el redactor no es tan digno como piensa ser o quizás la violación es un crimen mucho más complejo como para tratarlo con tanta trivialidad.

    • Cafederick

      Creo que no has entendido nada del artículo, por aclarar solo el punto que de forma más evidente no has pillado. Yo no soy el que determina si Bryan lo hizo o no, fue el mismo Brant el que no quiso llegar a juicio y pagó a la chica una cantidad desconocida de dinero así como la pidió perdón por ‘no haberla oído quejarse’. Así que reconoce que la violó aunque sgún él no sabía lo que estaba pasando.