
En el primer día de la era post-Duncan, su entrenador durante los 19 años de su carrera, Gregg Popovich, tuvo un encuentro con los medios para hablar de la retirada de Tim Duncan. Durante toda la entrevista, ‘Pops’ se mostró más amargo de lo habitual, aunque intentara camuflarlo con alguna chanza puntual.
Popovich empezó hablando de por qué comparecía ante los medios y el ’21’ no estaba en su lugar.
«No esta aquí por ser Tim Duncan. Solo se interesaba en hacerlo todo de la mejor forma posible. Lleva 19 años preocupándose de hacerlo de manera correcta y es quién es por ser el mejor compañero. Ama a su familia».
«Hago esto para decirle de alguna forma adiós. Normalmente estoy entrenando, y no hago estas cosas. Hago esto por él».
Hablando del carácter desconocido de Timmy:
«Todo el mundo habla de con quién te gustaría ir a cenar si pudieras elegir, y todo el mundo diría La Madre Teresa, Jesús, Dalai Lama…pero si piensas en alguien más realista, honestamente diría que mi cena sería con Timmy. Es la persona más real, consistente y fiel a sí mismo que he conocido en mi vida. Es tan ingenuo, pasar el tiempo con él es sublime. Es tan inteligente, sarcástico… Nadie sabe eso de Timmy. Le puedes decir en un tiempo muerto, preguntarle por qué no está reboteando y meterme con él, y en su camino hacia la pista decirme ‘Gracias Pop’, girar sus ojos y empezar a reír. La gente no ve esas cosas».
Sobre ser buen compañero:
«Todo lo que tiene que hacer es rodearlos con el brazo, ellos sienten su cobijo, y eso les basta para ser los mejores jugadores que pueden ser. Ha sido tan importante para tanta gente que es irreemplazable».
En palabras de Gregg Popovich, un artículo que define a la perfección a Duncan es uno escrito por Jason Gay en The New York Times:
«En una era en la que la NBA creaba a las superestrellas en ‘celebrities’, Duncan se ocultaba a plena vista. Te puedo decir que el tiempo que más disfrutaba era cuando estaba en el banquillo con sus dos hijos. Así es como era».
De la posibilidad de que se ponga a los mandos de algún equipo:
«Es demasiado listo para entrenar. Lo que sí veo es que pueda estar involucrado de alguna forma con nosotros. Intentaré por todos los métodos que así sea».
Sobre su impacto los últimos años:
«Aunque sus estadísticas no fueran tan buenas, la gente no se da cuenta lo bueno que era en defensa. Ganamos 67 partidos porque él era todavía nuestro pívot en ambos lados».
Sobre el hueco que deja en liderazgo:
«Algunos tendrán que dar un paso adelante, alguien que va a ser ese líder silencioso que todo el mundo respeta y responde ante él. No era de los que daban discursos. En su caso ‘menos es más’. Lideraba con el ejemplo».
Sobre su ‘entrenabilidad’:
«Entrenarlo críticamente permitió tener mucho éxito, estableció el rumbo para cualquier jugador que entró por esa puerta. Porque cuando alguien como él acepta y quiere ser entrenado y responde tan bien hace difícil para los demás que vayan en otra dirección».
Popovich tuvo un momento muy emotivo en la entrevista. En toda la comparecencia se mostró afligido y con los ojos llorosos, pero se notó más cuando recordó un momento que tuvo con el padre de Duncan antes de que falleciera.
«Todavía puedo recordar antes de que falleciera su padre, él mirándome en los ojos me dijo: «Te voy a hacer responsable de que te asegures que cuando él (Duncan) haya terminado (con el baloncesto), sea la misma persona que es ahora». En lo que respecta es la misma persona. Todo el mundo crece a medida que pasamos por experiencias, pero en lo esencial es el mismo después de todos los reconocimientos y éxitos. No ha cambiado nada».
Después de haber acabado la entrevista, Gregg Popovich se despidió de todos los periodistas y se alejó silenciosamente por el pabellón con el que no compartirá más entrenamientos con Tim Duncan. Un Popovich notablemente cabizbajo por la retirada de no solo un gran jugador, sino también de una gran persona.