Este verano se han vivido algunos de los cambios más sorprendentes de la historia de la liga: Dwyane Wade aterrizaba en Chicago, Kevin Durant dejaba Oklahoma para jugar con los Warriors, y algo que, al parecer, no llegó a sorprender a Tom Thibodeau: las salidas de Derrick Rose y Joakim Noah dirección Nueva York.
«Es algo que está en la naturaleza de la liga, las cosas no duran para siempre. Eran un grupo de jugadores muy especial. De la forma en la que comenzaron, y desafortunadamente, las lesiones hicieron que las cosas se torcieran, pero era un grupo muy orgulloso, un grupo con mucho orgullo».
«Nunca se rindieron (ante las lesiones), nunca sucumbieron ante las circunstancias. Siempre encontraron diferentes formas de ganar, diferentes jugadores dieron un paso adelante. Así es como funciona la liga. Con el paso del tiempo, la gente entra en la agencia libre, cambia de equipo. Estoy feliz porque esos chicos cuenten con una nueva oportunidad, se la han ganado».
Pero Thibodeau no habló solo sobre otras personas, sino que también tuvo tiempo para reflexionar sobre sí mismo, y sobre lo que significó su paso por la ciudad de Chicago a nivel personal:
«Tenga muchos grandes recuerdos. Cinco años entrenando y me quedé un último año, me encanta la ciudad, los aficionados fueron siempre geniales conmigo. Mirás atrás, y ves todos lso grandes recuerdos que tienes. Una gran historia, gran tradición y teníamos grandes chicos. Disfruté mucho entrenando a ese equipo«.
Sin duda, los aficionados tienen mucho que deberle a Thibodeau. Un entrenador que supo mantener siempre el nivel competitivo del equipo a pesar de todos los problemas que pudieran surgir, pero más importante todavía, supo crear un grupo unido, luchador, y que siempre dio la cara por su afición.