El duro recorrido de Gregg Popovich

Repasamos la carrera de Pops fuera de "lo que se ve"
Gregg Popovich es el nuevo entrenador del Team USA, pero ha sufrido para lograrlo – Zereshk (CC)

«Si crees que el camino de Gregg Popovich ha sido fácil, entonces no sabes su historia.» – Alvin Gentry

En sus primeros años en el equipo de baloncesto de la academia militar de las fuerzas aéreas, Gregg Popovich tenía una imagen que no se corresponde con la que tenemos de él hoy en día. Sin duda el paso del tiempo ayuda, pero como bien reflejan las palabras de su antiguo asistente en los San Antonio Spurs, Alvin Gentry, el camino de ‘Pops’ nunca fue nada fácil. 

En sus comienzos de la vida semiadulta, el chico no se amilanaba ante nadie, era impulsivo y no sabía acatar órdenes; en definitiva era como cualquier otro adolescente.

«Era como la mayoría de adolescentes. Era un niñato cuando las cosas no salían a su manera«.

A pesar de contar con algunas características comunes unidas a una relativa juventud, Popovich siempre mostró una indiscutible facilidad para liderar. En la academia te enseñan a ser un buen líder, pero en los primeros años tienes que aprender a seguir órdenes y a seguir a otros. Según el antiguo asistente del equipo, Hank Egan, Popovich no sabía llevar nada bien ese rol, sabiendo que era mejor que los demás.

«Me hacía saber todos los días que estaba cometiendo un grave error».

Después de encontrar tiempo (tiempo que los novatos no tienen) para mejorar en su juego, Popovich consiguió llegar al primer equipo. Le gustaba emparejarse con oponentes mejores, más duros y fuertes.

«Era el tío que si le mirabas mal te decía que te iba a patear el culo».

Contrastando con su fachada de tío duro, a Popovich le gustaba meterse con su entrenador, Jim Convoy. Este era muy conservador (para los años 70) , a lo que el joven jugador le gustaba hacerle preguntas incómodas:

«¿No sería increíble que permitiesen a los gays en la academia?»

Finalmente, Popovich se graduaría habiendo conseguido ser el capitán del equipo y promediando 14 puntos por partido. Después de jugar con el equipo de las fuerzas armadas durante los siguientes años, volvió a Estados Unidos para intentar meterse entre los elegidos para representar a la selección para las Olimpiadas de 1972 en Múnich.

Sin embargo, el proceso de selección estaba condicionado en gran medida por política. Para entrar en el equipo tenías que tener a algún entrenador peleando por ti, y Gregg Popovich nunca se decidió a contactar con alguno, y no por él. Para el proceso de selección los jugadores eran divididos en grupos de 12 y les eran asignados un entrenador. Tal entrenador, Bobby Knight – entrenador de la Universidad de Indiana – les dijo a todo el grupo que solo el alero Bobby Jones y el base Kevin Joyce tenían la oportunidad de entrar en el equipo, por lo que su cometido era intentar ayudar a estos dos jugadores.

Popovich, que finalmente había aprendido a seguir órdenes, cumplió con ello y no se dejó mostrar mucho. Aún así, según Jack Herron, uno de los miembros del comité de selección y persona que le había conseguido un puesto en ese equipo, calificaba a Popovich como uno de los mejores bases en las fases de selección.

«Pops era muy duro y tenaz, como Dellavedova, aunque era más atlético. Pero había muchos jugadores talentosos».

De acuerdo con Egan, la pelea por un puesto con jugadores mejores que él le hizo motivarse para ser alguien en el baloncesto, y seguramente es por eso por lo que le gustan jugadores hambrientos de bajo perfil. A pesar de que Popovich no lo reconociera, quedarse fuera de la selección final le sentó muy mal, según su amigo y compañero R.C. Buford.

«Fue como una patada en el estómago. Nunca lo ha olvidado«.

Buford y él se conocieron y se hicieron amigos bajo el tutelaje de Larry Brown, el cual primero entrenó al equipo de la Universidad de Kansas y posteriormente al de los Spurs. Rápidamente encajaron uno con el otro, pensando de forma diferente y discutiendo nuevas jugadas y formas de relacionarse con los jugadores; todo lo que les importaba era ofrecer nuevos esquemas a Brown. Sin embargo, el entrenador de los Spurs odiaba dar malas noticias, por lo que dejaba tal tarea a los dos jóvenes asistentes que discutían sobre formas de relacionarse con jugadores.

Buford tuvo que decirle a Reggie Williams que era cortado el día después de Navidad. A Gregg Popovich le tocó un Avery Johnson que acababa de volver de ser el padrino de boda de David Robinson. Johnson recuerda las palabras de Popovich, que horas más tarde también aparecería por la casa de Johnson para tratar con él.

«Las malas noticias son que tenemos que cortarte. Las buenas noticias es que perteneces a la liga y que alguien te va a firmar«.

Finalmente esa temporada Larry Brown renunciaría a seguir entrenado a los Spurs, pero Popovich, que esperaba ser nombrado su sucesor, no lo fue ni para el resto de temporada (el General Manager Bob Bass se nombraría a él mismo) ni para el comienzo de la siguiente (Jerry Tarkanian). Al ser preguntado por esto, Popovich ironiza.

«Bueno, fue interesante cuando me ofrecieron un puesto para trabajar con los vídeos».

La decisión de no ofrecerle el puesto resultó funcionar a su favor, ya que Don Nelson le ofrecería un puesto como asistente. Allí aprendió de un todo un pionero, apreciando cómo Nelson innovaba con alineaciones con jugadores pequeños, abriendo a jugadores grandes o utilizando el primer ‘Hack-a-Shaq’. De Popovich, otra vez, resaltó su capacidad para hablar con los jugadores.

«Era increíble. Le decía directamente a Chris (Webber) que era tonto, que tenía que madurar. Que no lo cogía».

Todo el mundo que ha rodeado al glorioso entrenador de los Spurs termina diciendo lo mismo. Popovich puede que sea directo, pero al final es una cualidad que han sabido apreciar todos sus compañeros, jugadores y amigos, como Budenholzer.

«Cuando me preguntan si es tan gruñón les digo que sí, pero que también es muy real y genuino. Solo se preocupa por la verdad».

Estas dos caras de la misma moneda pueden ser confirmadas por el base australiano Patty Mills. En el 2012, cuando firmó por el equipo texano, le dijo que estaba gordo, a él y a la prensa. Eso le hizo cambiar y conseguir la mejor forma de su carrera. En 2014, el entrenador sorprendió al ‘aussie’, pero esta vez de otra forma. Previamente al primer partido contra los Miami Heat en las Finales, Popovich llamó a todo el equipo para la sesión de vídeo. Mills se quedó conmovido:

«Esperaba ver imágenes de Dwyane Wade, pero allí había imágenes de Eddie Mabo (activista que lucha por los derechos de los indígenas australianos). Me quedé en shock que lo trajese en tal contexto».

Otras muestras de su marca en las relaciones se pudieron ver con Monty Williams y Mike Brown. Después de que la mujer de Monty falleciera el pasado Febrero, Popovich le ofreció un puesto como asistente para esta temporada solo con una condición; únete a los Spurs en el puesto que quieras (entrenador o despachos) y muévete tanto como quieras (para atender a sus cinco hijos).

A un Mike Brown que disponía de tiempo limitado para estar con sus hijos después del divorcio con su esposa, le llegó a amenazar con el despido si se presentaba para un partido en Chicago que coincidía con la visita de la hermana de la esposa con sus hijos. Después de que acabara la gira, Gregg Popovich dejó clara una cosa:

«La familia es lo primero, después viene el baloncesto«.

Ser una familia es lo que les ha llevado tener éxito por tanto tiempo, por 22 años. Popovich lo sabe, y también sabe que el modelo desplegado por su franquicia es único en la liga.

«Con esta familiaridad, no hay nada que achacar. A lo largo de los años nos ha facilitado al tomar las decisiones; si no eran las mejores podemos absorberlas porque no nos echamos la culpa; así que pasamos página».

«Muchas organizaciones, por lo que sea, no llegan a ese punto, por lo que somos muy afortunados. Decir ¿Vamos a ser los Spurs? No hay tal cosa, no es que seamos los mejores de siempre. Solo es lo que tenemos aquí. ¿Ahora todo el mundo quiere ser los Warriors? No pueden».

En un liga en la que se priman los resultados instantáneos en vez de forjar una cultura con buenos valores que pueda durar una larga época, aunque se pasen malas rachas, estos modelos de franquicia están por desaparecer.

«Pops y R.C. son como hornos, microondas. Pueden esperar cuando saben que merece la pena».

¿Quién será el nuevo entrenador de la selección estadounidense después de ‘solo’ conseguir una medalla de bronce en 2004 y ser rechazado dos veces, una como entrenador en 2008 y otra como jugador en 1972?

Al final, después de un largo camino, Gregg Popovich conseguirá su patriótico sueño de dirigir al equipo de su país.

La espera mereció la pena.

 

 

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Comentarios (2)
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  • Laura78

    Crack donde los haya! Pop es patrimonio del baloncesto mundial!

  • Sergio García

    Un claro ejemplo de como se debe enfocar un proyecto, en cualquier sector, no solo el deportivo. Una base bien identificada… el éxito posterior no ha sido casualidad.

    Por otro lado, los actuales proyectos basados en éxitos instantáneos es como la pescadilla que se muerde la cola.