Dirk Nowitzki es y, probablemente, será por mucho tiempo el referente del baloncesto alemán. El mejor jugador de su historia siempre se ha mostrado muy orgulloso de su procedencia y ha representado con mucho honor a su selección en numerosos mundiales, europeos y Juegos Olímpicos. Conscientes del talento del alemán, en el Bayern de Munich estarían encantados de contar con Dirk Nowitzki como miembro de la organización de su sección de basket y así lo ha hecho saber el presidente del club Uli Hoeness:
«Si Dirk está buscando un puesto como asesor cuando termine su carrera, entonces recibiría una calurosa bienvenida».
Los alemanes intentarían apelar al Dirk Nowitzki más emocional y a su afición declarada por el Bayern de Múnich de fútbol. Eso sí, sería extraño que el equipo alemán no compitiese, o por lo menos compartiese, con los Dallas Mavericks los servicios del, en ese momento, ya ex ala-pívot. Pero Dirk todavía tiene cuerda para un par de temporadas, ya ha debutado en esta pretemporada en la victoria de su equipo ante los Oklahoma City Thunder y, a sus 38 años, espera seguir siendo la principal arma ofensiva de los texanos.
Uli Hoeness y el Bayern se han mostrado muy interesados en reforzar su sección de baloncesto. Han sido campeones de la liga alemana en el 2014, han participado en la Euroliga y aspiran a dominar el campeonato alemán —aunque el Brose Bamberg se lo está poniendo muy complicado— pero, aunque el potencial económico del club (no el de la sección) podría estar casi a la par con el de los equipos NBA, desde Alemania descartan un retiro dorado de Dirk Nowitzki en su tierra natal por falta de presupuesto.
Por último, el Bayern de Munich tiene la intención de seguir reforzando su sección de baloncesto hasta tener uno de los mejores equipos en Europa, aumentar su popularidad en el país germano e, incluso, aspirar a organizar un encuentro multitudinario entre el Bayern y un equipo NBA en el estadio del equipo de fútbol, el Allianz Arena, con capacidad para más de 60.000 espectadores. Sin duda que todavía se puede considerar un sueño conseguir que un equipo europeo de baloncesto, aunque sea con «el apoyo» de un NBA, consiga llenar un estadio de tales magnitudes.