El ex jugador Jalen Rose, alero/escolta seleccionado como 13ª elección del draft de 1994 por los Denver Nuggets y que se retiró hace una década tras 13 temporadas en la NBA entre Denver, Indiana, Chicago, Toronto y Nueva York, sigue en el mundo del baloncesto como consultor de ESPN. Recientemente sacó a la venta un libro autobiográfico en el cual cuenta varias anécdotas de sus años de jugador, comparándolas con la época actual, en la cual las redes sociales y los teléfonos móviles han cambiado mucho la vida también de los atletas profesionales.
En el simpático escrito, titulado “Got to give the people what they want – True stories and flagrant opinions from center court”, Rose narró lo que le ocurrió tras la noche del draft:
“De vuelta a Detroit tras el draft vivía como un Rey con el cheque a seis dígitos que acababa de cobrar. Una vez al mes se celebrara una fiesta al State Theatre, la “Soul Night”. Conducía mi nuevo coche, un Suburban burdeos, que había tuneado a mi gusto poniendo unas teles en los asientos traseros. Y no existían las pantallas planas en aquel entonces, ¡tenía unas televisiones de verdad ahí detrás! Me sentía como el Inspector Gadget, llamaba mi vehículo “la nevera”.
Hasta aquí nada raro, a parte este intento de convertir su coche en una verdadera sala de estar… Es más adelante cuando se complicó la cosa y la noche se hizo más amarga:
“Junto con un grupo de otros chavales fuimos entonces a la “Soul Night”, y acabamos en el medio de un altercado con otros chicos. Posiblemente fue a propósito de mujeres, pero no me acuerdo exactamente. De lo que me acuerdo perfectamente, es que ¡mi “Nevera” nos sirvió para escaparnos rápidamente! Fuimos hacia el sur y logramos irnos antes de que llegase la policía y de que mi nombre pudiese ser relacionado con este suceso. Parecía que todo hubiera terminado bien, pero no fue así”.
Jalen Rose siguió relatando en su libro:
“Cuando me levanté al día siguiente, me di cuenta que me dolía el hombro, me habían golpeado la noche anterior. No me sentía nada bien, entonces llamé a mi agente y mentor, el ex jugador de Lakers y Clippers Norm Nixon, que me dijo: ‘Ven aquí y vamos a mirarlo, nadie sabrá nunca nada de todo esto’”.
No había teléfonos móviles en aquella época, entonces no había ningún rastro de la presencia del nuevo jugador de los Nuggets en aquel lío. Una bendición para el actual consultor, cuando se acuerda de su debut en la NBA:
“En el mundo actual todo esto no sería posible. Si un jugador de la NBA que acaba de ser drafteado se encuentra involucrado en una pelea, ¡eso acabaría en Twitter en nada! Estoy seguro de que alguien habría grabado un vídeo y lo habría metido on-line en seguida y, a partir de ahí, el hecho se habría convertido en viral. Pero en 1994, una semana tras la pelea, estaba tranquilamente en un avión en dirección Los Angeles. Pasé todo el verano cuidándome y haciendo rehabilitación para el hombro tocado. Y hasta el día de hoy nadie, ni en los mismos Nuggets, ha sabido nunca nada de la que lié”.