Adreian Payne, una eterna promesa que va camino de quedarse en la nada. Fue seleccionado por Atlanta Hawks en una decente decimoquinta posición del Draft de 2014, pero un año después lo traspasaron a Minnesota Timberwolves a cambio de una primera ronda protegida entre 2017 y 2020. En los Timberwolves empezaba de cero, en un proyecto a largo plazo, con muchos jóvenes por curtirse y con espacio y minutos para ir creciendo al ritmo de la franquicia.
El equipo le dio minutos de forma más o menos habitual, con Sam Mitchell solía jugar regularmente, pero nunca terminó de convencer. Ahora, con el cambio de entrenador y el nuevo rumbo quizás más acelerado que ha tomado el proyecto, Adreian Payne se ha quedado sin tiempo. Tanto es así que la franquicia debía decidir si ejecutar la opción de equipo que tienen sobre el cuarto año de todos los rookies de primera ronda (también el tercero, que ya ejecutaron la campaña pasada) y finalmente ha optado por no hacerlo.
Por tanto, Payne se convertirá la próxima temporada en agente libre sin restricciones y será libre de buscar nuevo equipo, recalar en la D-League en busca de recuperar confianza y ganarse de nuevo un hueco, o bien hacer las maletas y viajar a Europa, China o cualquier otra liga del mundo. El salario que la franquicia ha decidido no pagarle a Adreian Payne es de $3.1M, pero aunque se trate de un número irrisorio comparado con el margen salarial de que dispone la franquicia de Minneapolis, se trata básicamente de cansancio respecto al poco progreso mostrado por el jugador.
De hecho, solamente ha jugado bien en la Summer League, hecho obviamente insuficiente. Con la declinación de esta opción quizá la franquicia esté esperando que el jugador espabile y les ofrezca una temporada de su mejor baloncesto en busca de reivindicar un nuevo contrato, aunque luego deban perderlo en el mercado (pueden volver a firmarlo, pero solo por esa cantidad de $3.1M como mucho. Si se ha reivindicado, otros equipos le ofrecerán más).