El Agitatoallas, semana II: Brad Stevens también se enfada

Repaso a lo más curioso de la semana en los Boston Celtics
Montaje: Álvaro Méndez.

Si todavía no han encontrado respuesta al más que improbable 4/4 en triples de Amir Johnson ante los Chicago Bulls, o se preguntan qué le ha pasado al santo de Brad Stevens para empezar la nueva temporada con más técnicas que en toda su carrera en la NBA, o si realmente lo que quieren comprobar es si, en efecto, Jordan Mickey es tan empanado como refleja su cara, ésta puede ser su sección. Si no, seguramente también lo sea. Tras una semana de liga ha llegado el momento del segundo «Agitatollas» de la temporada, y créanme, viene muy cargado. Toalla al viento que empezamos.

Ea, Ea, Ea, el jefe se cabrea

Amigos de la nave del misterio, en Boston están pasando cosas extrañas; pero muchas. Cuenta la leyenda que el equipo de baloncesto de la ciudad estaba dirigido por un hombre afable, con cara de buena persona y que nunca soltaba una palabra más alta que la otra; siempre saludaba en el rellano. El nombre de dicho caballero era Brad, de apellido Stevens, pero ahora, la persona que ocupa el banquillo de los Celtics es alguien bien diferente. Realmente escalofriante. No sabemos debido a qué circunstancias, pero en el comienzo de su cuarta temporada en la NBA hemos visto algo fuera de lo común: ¡¡SABE ENFADARSE!! 

Dejando de lado los eventos paranormales, sí, lo han leído bien. Brad Stevens, ese entrenador con cara de monaguillo que recibió una técnica en toda la campaña 15/16, dejó su imagen de niño bueno en el encuentro que enfrentó a su equipo contra los Hornets en Charlotte. El comandante de la nave Celtic ha igualado tan solo en el tercer partido de la temporada la ridícula marca que colocó su nombre entre San Mateo y San Marcos en el santoral con una maravillosa técnica por protestar una decisión arbitral. Quiero oír un aleluya. Stevens ha demostrado en muchas ocasiones desde que aterrizara en Boston que tiene poquita sangre (como uno de los siguientes protagonistas). Tal es así, que hasta sus propios jugadores se vieron sorprendidos ante tamaña escena e hicieron algo que parecían haber olvidado en los dos siguientes minutos: defender (tampoco duró mucho).

En tan solo una semana hemos visto a Stevens enfadado con las decisiones arbitrales, con las desconexiones defensivas y con la excelsa capacidad reboteadora de sus jugadores más que en ningún año. Y eso, por lo menos para un servidor que pondría a un entrenador argentino para todo en la vida, es algo que llevo esperando mucho tiempo. ¿Estará San Brad poseído por el espíritu de Rasheed Wallace? ¿Será su gemelo malvado? ¿Por qué pone tapones Tyler Zeller? ¿Desde cuando los Celtics meten triples? Que alguien llame a los Warren.

¡Despierta, chaval!

Hablando de jefes cabreados, si las miradas matasen puede que hayamos visto los últimos minutos de Jordan Mickey en una cancha de baloncesto. El sophomore de los Celtics protagonizó una de las jugadas tontas de la semana al sobrepasar la línea en un saque de fondo, provocando así que los ojos de Danny Ainge se posaran en el joven con unas claras intenciones de estrangulación. Mickey, que de primera mano os aseguro que no es el tipo más despierto del mundo, tuvo que sentir miles de miradas asesinas clavándose en su persona ante un error de tales características. No solo fue Ainge el único que a punto estuvo de levantarse para darle una colleja al chaval. Sus compañeros, entre la incredulidad y el esfuerzo para no reírse, comentaban la jugada en el banquillo, y Stevens hizo gala de templanza y comprensión hacia un chico prácticamente novato y tan solo tardó un minuto en sentar al #55 en el banquillo. Afortunadamente todo esto quedará como una anécdota ya que al final Boston fue capaz de vengarse de los Chicago Bulls en el Garden y esa posesión perdida no quedará en las retinas del General Manager, que capaz es de traspasarle en el descanso.

Amir «Legend» Johnson

Es hora del volver a nuestra pequeña sección de estilismo en «El Agitatoallas» (para lo que ha quedado uno). La pasada semana discutimos el curioso peinado de Gerald Green, que en una decisión bastante cuestionable se colocó un trébol en mitad de la cabeza, y ahora vamos a entrar en el terreno de la vestimenta con un protagonista del que hay que hablar mucho y bien: Amir Johnson. El ex de los Raptors presentó el primer elemento de la colección de otoño de los Boston Celtics en el partido ante los Bulls en Chicago, y éste era verdaderamente «especial».

Entonces no lo sabíamos, pero el efecto de estos calcetines tan elegantes que honraban al mítico Larry Bird se hizo notar unos días después. Siguiendo el patrón de típica película deportiva infantil en la que o bien un balón mágico o unas zapatillas te convierten en el mejor del mundo, el bueno de Amir parecía haber captado la magia triplista del legendario #33 también ante los Bulls, pero esta vez en Boston. Johnson firmó un impecable 4/4 en lanzamientos desde la larga distancia en un tercer cuarto en el que superó los 20 puntos. Si alguien había apostado por el acierto en los triples de Amir, seguro que ahora mismo está disfrutando de una copa de whisky escocés de 25 años en algún lugar paradisíaco. No encuentro razones más verosímiles que el influjo de Larry Legend en un hombre al que si te acercas cuando tira puedes escuchar el sonido de una maquinaria en una torre del reloj de hace un siglo. Ante Wade, Rondo, Butler y compañía, ese fatídico clac clac clac de Amir se convirtió en un sonido celestial, o mejor, en un disco de Led Zeppelin.

Isaiah Thomas, patrón de los hambrientos

El partido en Chicago dejó más historias curiosas, aunque por desgracia el resultado y ciertas fases de juego no invitan a acordarse del encuentro. Tanto Bulls como Celtics se embarcaron en una batalla que llegó a su apogeo con los empujones entre Isaiah Thomas y Jae Crowder en la esquina verde, y Rajon Rondo y Jimmy Butler en la roja. Los cuatro jugadores recibieron técnicas tras el pequeño altercado, y cada vez que los dos de los Celtics cogían la pelota, el United Center producía un concierto de abucheos que pararon ante la desinteresada obra del base de Boston.

Cuando el partido estaba más caliente, Thomas se presentó en la línea de tiros libres (algo que se le está atragantando esta temporada) con dos lanzamientos que no acabaron entrando a canasta. Hasta ahí todo normal, pero lo que antes eran abucheos se convirtieron en vítores y aplausos para el pequeño base de los Celtics. ¿La razón? El marcador electrónico del pabellón de los Bulls anunció que si el jugador rival fallaba los dos tiros libres, todos los espectadores recibirían un sándwich de pollo gratis, y algo siempre sabe mejor cuando te han invitado.

Todo podía haber acabado ahí, pero por lo que parece, a Isaiah no le gustan las burlas. La estrella de los Celtics se puso entre ceja y ceja la labor de atragantar ese sándwich (que si lo regalan a saber qué llevaba) a los aficionados de los Bulls, y en las tres siguientes acciones anotó de manera consecutiva para dejar una diferencia mínima en el marcador. Al final la venganza total no llegó, pero yo ya no me jugaría una cena con Thomas.

Amir JohnsonBoston Celticsboston celtics en españolBrad StevensEl Agitatoallasel despacho de auerbachIsaiah Thomasjordan mickeynbaNBA en españolSomosBasket
Comentarios (0)
Dejar comentario