Charlotte Hornets visitaba el Target Center de Minneapolis para enfrentarse a Minnesota Timberwolves. El equipo de Michael Jordan llegaba con un récord de 6-3 y unas sensaciones de ser este año por fin un serio aspirante a alternativa en el Este. Mientras, los Timberwolves tenían un balance inverso, 3-6, pero con el buen sabor de haber derrotado con solvencia a los Lakers en el último encuentro del domingo. Además, para los locales volvía su escolta titular, Zach LaVine, que se había perdido ese encuentro contra los californianos por unos problemas en la rodilla.
Y vaya cómo volvió LaVine, en los primeros 6 minutos anotó sus tres primeros intentos de triple, que contrarrestó los cinco primeros tiros de Kemba Walker. El cuarto estuvo igualado también en el marcador, con ventajas no superiores a los cinco puntos en ningún momento y hasta 10 cambios de líder en el luminoso. Al final se lo llevaron los Hornets por la mínima, 31-30. Kemba Walker sufrió unas molestias en la espalda en el último lanzamiento del cuarto y tuvo que ser examinado por los médicos, aunque finalmente quedó en un susto. En el segundo los suplentes mantuvieron la igualdad y no fue hasta los tres últimos minutos antes del descanso, ya con los titulares de vuelta, que los Timberwolves supieron enlazar algunas buenas jugadas en ambos lados de la pista para marcharse a una máxima de 14 puntos de distancia, quedó en 12 cuando sonó la bocina, 46-58.
El tercer cuarto era el clave en este partido, puesto que se enfrentaba el mejor equipo de la liga en este período (los Hornets) y el peor (los Wolves). Así fue exactamente, los Hornets tuvieron un parcial de 36-17, consiguiendo no solo remontar, sino conseguir una cómoda ventaja de hasta 10 puntos; todo gracias al trabajo de Cody Zeller y el acierto de Nico Batum. Pero pese al desastre de nuevo de los Timberwolves, lograron quedarse cerca en el marcador para cuando empezó el último cuarto (82-75), y entonces apareció Wiggins para cargarse el equipo a la espalda y devolver la igualdad al marcador. Esta duraría hasta el final del encuentro, pero siguiendo el mismo guión de siempre, no supieron culminar sus oportunidades y los Hornets, muy fríos en los tiros libres y las decisiones tomadas, aseguraron una victoria que terminó 115-108.
En el tercer cuarto, un mundo de distancia
Para ambos equipos el tercer cuarto está siendo la clave, aunque con finales opuestos. Para unos es el cuarto de la salvación si vas por detrás o de la consolidación si ya estás ganando; y es que Charlotte Hornets es el mejor equipo de la liga en esta período y así lo volvió a demostrar. También Minnesota Timberwolves demostró que es el peor de toda la NBA en este cuarto; son sus 12 minutos de infierno particular. Todo lo que no han sido victorias cómodas han sido derrotas, y todas y cada una de ellas han llegado por culpa de un desastroso tercer periodo.
En el caso de ayer fue el 36-17 ya mencionado, pero además de la anotación solo hace falta ver el juego para detectar el juego mental que hay ahí. Los Hornets salieron confiados, sabiendo que este era su momento, y lo fue. Los Timberwolves estuvieron nerviosos, precipitados, intentando demostrar que lo que se dice no es cierto y que ya habían encontrado una solución, pero no es verdad; por lo menos aún no.
Buena crónica.
Desde luego fue demoledor el parcial del tercer cuarto, y como esa situación se repite demasiado, pues enseguida cobra relevancia.
También es muy destacable lo que ocurrió al final del partido, la manera en que los Wolves decidieron jugarse las castañas. No fue la mejor manera después de que Wiggins junto a 4 suplentes consiguieran remontar en la primera parte del último cuarto.
Principalmente chocó la manera en que apostaron por el triple, Towns sobre todo, una vez Lavine (el más acertado minutos atrás) desapareciera del partido. Quizá el tercer cuarto no tendría tanta relevancia si se tomasen mejores decisiones al final.
Curioso que a Towns, jugador franquicia, no sea nombrado en el artículo ni una sola vez, y deja ciertas reflexiones…
Si estos grandes jugadores, Towns, Davis, o el propio Coussins, etc, juegan cada vez más alejados del aro, ¿en qué se va a convertir nuestro deporte? Si en vez de canastas hubiera porterías yo lo tengo claro…balonmano, y que nadie pise dentro de la zona de 6,75 que es infracción.
No me gusta ,no, no me gusta como caza la perrita….
Muchas gracias por el comentario. La verdad es que tienes gran parte de razón, aunque las malas decisiones al final quizás no deberían tomarse si en el tercer cuarto se hicieran las cosas bien; todo depende de cómo lo mires.
Respecto a los de Towns, es muy cierto que se está alejando cada vez más; me recuerda a Kevin Love en su etapa en los Timberwolves. Era una bestia en la zona, pero no tenía suficiente y quería ser también el triplista; y ni tiene porqué ser él ni hace falta que lo sea. Los últimos fueron malísimas decisiones e innecesarias; a ver si la experiencia les va haciendo entender este tipo de cosas.