La composición que los Chicago Bulls realizaron este verano implicaba multitud de riesgos con posiblemente poca compensación. Desde los problemas de espaciado, los cuales según avanza la temporada se hacen cada vez más obvios, a la posibilidad de que un banquillo con jugadores poco contrastados y de escasa experiencia acabara pasando factura. Tras prácticamente el primer cuarto de temporada, podemos estar seguro de que la segunda opción se ha convertido en una cruda realidad.
Decir que actualmente los Chicago Bulls cuentan con el peor banquillo de toda la competición no es ninguna exageración. Si bien es cierto que las bajas de Doug McDermott y Michael Carter-Williams provocan que el mejor anotador y defensor de la segunda unidad se hayan quedado fuera de la rotación durante múltiples partidos, lo cierto es que resulta poco probable que simplemente por la vuelta de ambos miembros la segunda unidad vaya a ser algo más que un banquillo de mitad de tabla para abajo.
Fred Hoiberg, entre la espada y la pared
Fred Hoiberg fue criticado múltiples veces durante las pasadas semanas por forzar el tándem Mirotić-Portis, algo que ya demostré anteriormente que acarreaba resultados nefastos para el equipo. Sin embargo, poco a poco fue quedando claro que más allá de por gusto, lo hacía por pura necesidad. Cristiano Felicio se encuentra prácticamente apartado al cien por cien de la rotación (aunque recientemente contara con algunos minutos), y Paul Zipser está en pleno proceso de adaptación a la competición.
A pesar de las pocas alternativas, poco a poco se han ido reduciendo todavía más, siendo ahora Bobby Portis el que parece estar quedándose fuera de la rotación. El joven ala-pívot se muestra como un completo caos en el apartado defensivo, sin intimidación alguna alrededor del aro y perdiéndose entre los cambios de marca con relativa facilidad.
Esto nos ha llevado a que prácticamente los únicos miembros de la segunda unidad que cuentan con minutos de forma regular sean Isaiah Canaan y Nikola Mirotić, y de nuevo, tampoco están dando la talla. De hecho, el rol de ambos jugadores debería ser el de abrir consistemente la cancha para sus compañeros, sin embargo, se encuentran por debajo del 30 por ciento de efectividad en su tiro exterior.
Esto está obligando a Fred Hoiberg a tener que darle minutos extra a sus titulares, y aunque estos están rindiendo a gran nivel, el bajón que se produce al entrar la segunda unidad es demasiado grande como para hacerse sostenible. Hoiberg siempre ha demostrado confiar en sus jugadores desde que llegara a la liga, aunque pasaran por malas épocas (Joakim Noah a un lado), y el hecho de que el banquillo de Chicago Bulls sea el cuarto con menos minutos en pista de toda la liga (17.1), refleja claramente la situación actual del equipo.
Ofensivamente ofensivos
Valga la redundancia de este apartado, la realidad es que la ofensiva de la segunda unidad está siendo realmente ofensiva, aunque claramente no en una nota positiva, sino en el sentido de que está siendo terriblemente pésima. Para realmente desentrañar la magia tras esta segunda unidad, es más fácil remitirse a los últimos diez encuentros, momento en el que tras las lesiones de Doug McDermott y Michael Carter-Williams, se han visto totalmente desprovistos de una identidad a seguir. A continuación los tétricos datos del banquillo de Chicago Bulls:
- 20.6 puntos por encuentro (30ª plaza)
- 34.4 por ciento en tiros de campo (30ª plaza)
- 23.1 por ciento en tiros de tres (30ª plaza)
- 3 asistencias por encuentro (30ª plaza)
- 2.7 rebotes ofensivos por encuentro (27ª plaza, empatados con Minnesota Timberwolves)
Tras un vistazo rápido a los números ofensivos de la segunda unidad, parece obvio que todo aquello que logran los titulares por el bien del equipo, es contrarrestado por los que les sustituyen.
Por suerte, Doug McDermott volverá ante San Antonio Spurs, y Michael Carter-Williams podría hacer su comeback en los próximos 10-15 días. A pesar de eso, viendo el desastre actual que es el banquillo, y teniendo en cuenta además que los problemas residen principalmente en el dúo interior Mirotić-Portis, parece cada vez más obvio que un traspaso acabará siendo inevitable si se pretende que la labor de los titulares no acabe siendo en vano.
Desde luego, a pesar de que todos los datos son increíblemente negativos, creo que lo que más desentona es la presencia nula en el rebote ofensivo. Chicago Bulls no es un equipo con un juego vistoso y unos esquemas claramente organizados, es un equipo que vive del esfuerzo, de las segundas oportunidades y de superar a su rival en ‘el barro’. No por nada son el mejor equipo en cuanto a rebotes ofensivos por noche refiere y el segundo en rebotes totales. Es decir, no solo la segunda unidad no aporta nada nuevo a los titulares, sino que es incapaz de seguir la línea de trabajo.
Llevamos únicamente un cuarto de temporada y está claro que las bajas de McDermott y MCW han sido más claves de lo que todo aficionado posiblemente se esperaba, pero lo cierto es que hay individuales de la segunda unidad que o bien encuentran pronto su ritmo, o acabarán por forzar su salida de la franquicia.
No pegan una, el peor en % de triples y en profundidad de banquillo, sumado a que se lesionan los 2 mejores suplentes.