Los Trail Blazers son la tercera peor defensa de toda la liga, con un rating defensivo de 109.2, sólo por delante de dos equipos destinados a la lotería del draft, los Lakers y los Nets, y ocho puestos más abajo que la temporada pasada. Es esta terrible debilidad la que separa a Portland de ser un gran equipo, y la dirección trató de afrontarlo en verano a la hora de reforzarse, pero la lesión de Festus Ezeli ha supuesto que tengan que seguir dependiendo de Mason Plumlee. ¿Puede ser el pívot de 26 años una pieza clave a largo plazo para el equipo de Terry Stotts?
Ezeli venía de los Warriors precisamente para ayudar a resolver el principal problema de los Blazers. Con un perímetro poco capacitado en labores defensivas, y también de limitada envergadura, la única opción realista para mejorar el rating defensivo de 105.6 cosechado en la 2015/16 era adquirir un protector del aro. Hay equipos que han conseguido tener retaguardias de élite sin dicha herramienta, como los Hornets o los Grizzlies, pero ambos tienen ciertas cualidades que lo hacen posible. En el caso de Charlotte, séptima mejor defensa de la liga con un rating de 101.7, mientras que no tienen una figura imponente en la pintura sí disponen de aleros muy grandes y también inteligentes, como Michael Kidd-Gilchrist, Marvin Williams y Nicolas Batum. Memphis es un caso aparte, con su espíritu de grit n’ grind por bandera.
Los Blazers no disponen ni de lo uno ni de lo otro. Al-Farouq Aminu, probablemente el mejor defensor exterior del equipo, está fuera por lesión, y aún así sus limitaciones en ataque hacen que sea complicado emparejarlo con un pívot que no tire. Ed Davis es un buen defensor interior, pero igualmente tiene sus deficiencias en el otro lado. También podríamos pensar que al ritmo endiablado al que juega Portland es más susceptible de encajar más puntos, pero conjuntos más rápidos que ellos están entre las diez mejores defensas de la liga, como los Hawks, los Warriors y los Thunder.
Lo que sí que tienen sin embargo es a Plumlee, que llegó la temporada pasada en el traspaso que mandó a Brooklyn los derechos de Rondae Hollis-Jefferson. El ex de Duke es un pívot grande, de 2,11 m. y muy físico. Puede manejar la pelota y se ha convertido en uno de los mejores pasadores interiores de toda la NBA. Este año está promediando 4,3 asistencias por encuentro, sólo por detrás de Al Horford y por delante de Marc Gasol entre los centers. Estas características le convierten en un perfecto complemento para las ofensivas modernas, tanto para el pick n’ roll como para iniciar el juego desde el poste alto, como se comprobó el año pasado en la serie de Playoffs contra Clippers. No tiene movimientos en el poste, lo que sí reduce su papel, ya que otros pívots con cuestionables defensas consiguen sobrevivir en la pista abusando de sus oponentes en el otro lado, como Al Jefferson o Brook Lopez.
Es en defensa donde Plumlee sufre, aunque con la presencia de Meyers Leonard en plantilla sería injusto ser especialmente duro con él. Con todo el portento físico que es, Plumlee no es un jugador demasiado fuerte ni tampoco un reboteador de élite. Su rating defensivo está en el vagón de cola para los pívots, normalmente la posición donde sí o sí hay que aportar en ese aspecto. Sólo Timofey Mozgov, de los ya nombrados jóvenes Lakers empeora su 112.9, que además es el peor en toda la plantilla de Portland. La estadística de por sí ya es llamativa, pero a ello se suma el hecho de que comparte pista con Damian Lillard y C.J. McCollum, que son el perímetro titular del equipo para el futuro y ambos son lastres en ese lado de la pista.
Sería muy aparente por tanto para Portland buscar una mejora sobre Plumlee, ya que si quieren en algún momento competir con los Warriors, Clippers o, quién sabe, Wolves y Jazz en el futuro, van a tener que defender. No como los Pistons de Ben Wallace, pero sí decentemente por lo menos. Un ejemplo parecido en la otra costa serían los Raptors, otro conjunto con un ataque letal que sin embargo tiene una defensa lo suficientemente pasable como para sobrevivir.
Los Blazers lo intentaron este verano. No consiguieron llegar a ningún acuerdo con Plumlee y se convertirá en agente libre restringido en verano, pero mientras ya se habían hecho con los servicios de Ezeli, procedente de los Warriors. El nigeriano, cuando esté sano, podría proporcionar al entrenador Stotts la protección necesaria en el aro para hacer pagar a los jugadores de perímetro rivales las penetraciones, algo que Plumlee no es capaz. Es cierto que ha mejorado año a año sus números en tapones, pero la estadística puede engañar a veces. Plumlee no decepciona en el esfuerzo, pero su capacidad para reconocer las jugadas y estar pendiente de las rotaciones deja mucho que desear y para ser el ancla de cualquier defensa moderna, con cuatro jugadores abiertos, el pívot debe ser capaz de saber a dónde ir y qué hacer en todo momento.
Stotts ya tuvo problemas el año pasado al emparejar a sus interiores, y terminó por salir con cuatro abiertos con Aminu de cuatro y la combinación Leonard-Davis en el banquillo, con Davis saliendo al perímetro y presionando en los pick n’ rolls y el primero como último bastión de la defensa y aguantando en ese tipo de jugada. Plumlee podría idealmente ocupar las labores de Davis, pero para ello haría falta acompañarle de alguien que, a la vez, fuera excelso tirador exterior y también intimidante en el aro. De ese perfil hay muy, muy pocos y están muy cotizados: Karl-Anthony Towns, Serge Ibaka, Kristaps Porzingis.
Con Ezeli lesionado Stotts no tiene más remedio que seguir apostando por Plumlee. Pero, mucho cuidado, los Blazers agradecen y notan mucho cuando el natural de Indiana está en pista en ataque. Plumlee ha aumentado su número de asistencias reduciendo el de pérdidas a la vez, y Portland es 17.1 mejor por cada 100 posesiones cuando está él en pista, una marca absolutamente terrorífica – en el sentido inglés del término -. Sólo Maurice Harkless de entre los habituales se acerca a esa cifra. El porcentaje efectivo de tiro de campo de los Blazers aumenta en un 0,92% cuando juega él, y cuando está en el banco Portland sólo encesta tiene un 46,8%, que es la marca de los Grizzlies este año. Memphis es un gran equipo, pero su ataque no es ningún elogio. De nuevo, sólo Harkless se le acerca. Esta tendencia se repite en porcentaje de asistencias, que normalmente indica mejor o peor movimiento de balón, y aquí la diferencia es aún mayor. Con Plumlee los Blazers son más de 10 puntos mejores en dicho apartado; el siguiente es McCollum con poco más de cuatro – Leonard tiene un +4.6, pero creo conveniente reducir el estudio a los más habituales -.
Plumlee es en definitiva no sólo una válvula de escape para el ataque cuando McCollum y Lillard están bien defendidos, sino que además es un jugador muy inteligente que puede, y lo hace, mover el ataque. Esto tiene valor, pero lo tendría aún más si pudiera extender la distancia de tiro. Ahora mismo el pívot de los Blazers tira alrededor de los tres metros de canasta más de un 70% de sus tiros. En tiros en suspensión se encuentra en un 29,3% de acierto. Difícilmente puede poner Stotts a otro interior con Plumlee sin riesgo de torpedear el ataque, exceptuando a Leonard, que en este caso provocaría el hundimiento total de la defensa – de hecho uno de los grandes cambios que permitió a los Blazers levantar el vuelo la temporada pasada fue el paso de Leonard a la segunda unidad juntándole con Davis -. Esta pareja ni siquiera aparece entre las 20 combinaciones de dos jugadores más usadas por Portland este año, aunque la titularidad compartida hace unos días contra Memphis, con su conocido estilo ofensivo, ha supuesto una ilusión momentánea en sus resultados. Los Jazz, por ejemplo, pueden vivir con dos interiores juntos por el hecho de que el francés Rudy Gobert es un talento trascendental en defensa y cambia el partido en ese lado de la pista. Plumlee no. El pívot de Utah es el jugador que más tiros enfrenta en el aro por partido, con 11, y deja al rival en un paupérrimo 42% de acierto. El esquema defensivo de los Jazz puede entonces enfocarse a dirigir a los rivales a la pintura, donde Gobert puede detenerles o forzar un tiro incómodo o un mal pase.
Sin embargo Plumlee ha mejorado ciertamente en este aspecto. Su capacidad atlética le permite oponer resistencia a cualquier pívot, aunque luego sufra en la pelea por la posición en la pintura. Es también uno de los jugadores que más tiros al aro debe defender y deja al oponente en un muy respetable 46,2% en 8,3 minutos por partido, mejor marca que Marcin Gortat o Anthony Davis, por ejemplo. Stotts todavía no ha encontrado combinación ideal fuera del perímetro titular, pero la tripleta Harkless, Aminu y Plumlee tiene el segundo mejor diferencial de todos los posibles grupos de tres jugadores con +15.9 y un rating defensivo de apenas 102. El regreso del nigeriano sería una bendición, pero parte de sus minutos cuando regrese seguirán yendo a Evan Turner, que todavía no ha terminado de encajar en Portland.
Cuando llegue el momento de la verdad en verano, el manager general de los Trail Blazers, Neil Olshey, tendrá que tomar una decisión. Plumlee es un jugador con debilidades que ofrece mucho en un lado de la pista. Con problemas en el otro, sin embargo, puede que Portland tenga que priorizar el reforzar ese aspecto. No en vano el ataque de los de Stotts ya está a un nivel de candidato a todo, pero es su defensa la que les impide dar el salto.