Los Angeles Lakers deben su nombre a aquellos primeros Minneapolis Lakers, donde «Lake» es «lago». En Los Angeles hay pocos lagos, pero en esta temporada lo que sí que podemos ver son muchas lagunas en su juego, pero sobre todo en la constancia e intensidad del mismo, provocando remontadas abultadas del rival de turno y también lo contrario, remontadas propias, que en su mayoría de ocasiones no llegan a consumirse del todo.
En una temporada de transición, de cambio, donde la estrella del equipo en casi 2 décadas y uno de los mejores jugadores de todos los tiempos ya no está y, sin embargo, sí hay un saco de nuevos e ilusionantes jugadores jóvenes que pulir… Los Lakers han tenido un comienzo de temporada muy bueno, manteniéndose en puestos de playoffs entre el 6º y el 8º, sí, hasta que llegaron las lesiones y la gira infinita que parecía que nunca acababa. Ahí fue cuando el chip del equipo cambió y se vio lo peor del grupo. Algunos pensábamos que en cuanto se volviera al Staples y las lesiones cesaran, el ritmo volvería a ser el mismo de aquel récord 10-10 de inicio de campaña, pero nada más lejos de la realidad. El chip no se ha vuelto a cambiar y lo peor de todo es que las sensaciones empiezan a ser preocupantes como colectivo. Pero, ¿cuál es el verdadero problema del equipo para no conseguir más victorias?
Jugar y mantener la intensidad durante todo el partido
Si bien los Lakers por momentos hacen un juego tanto ofensivo como defensivo de nivel muy alto, no suele durar más de 1 o 2 cuartos, teniendo siempre bajones muy grandes en los demás. Hemos podido observar a lo largo de la temporada como el equipo puede irse 15 o 20 puntos arriba en el marcador y después desplomarse en ambos lados de la cancha contra cualquier rival y acabar perdiendo claramente el partido, pero también hemos visto lo contrario. Ir perdiendo de 15 o 20 puntos y poder remontar el partido y lucharlo hasta el final. La diferencia clave es que cuando Lakers pierde la ventaja, acaba perdiéndola definitivamente al final del encuentro, mientras que cuando Los Angeles Lakers es el que viene por detrás remontando… al final no se lleva la victoria en la mayoría de ocasiones y nada para ahogarse en la orilla. ¿El motivo? Quizás podamos escudarnos en que son muy jóvenes aún y que no saben jugar los cuatro cuartos del partido a un nivel de calidad, tienen muchos altibajos individuales y no puedes saber si un día es el partido de Randle, o lo es el de Russell, o si Clarkson va a meter los tiros abiertos, o si Ingram tendrá agresividad o no. Pero en realidad el motivo es que les falta tiempo, tiempo para poder ajustar todos los errores de novato que tienen y ser consistentes desde el minuto 1 hasta el 48, sin desconectarse del partido.
La falta de una estrella sólida a quien confiar los minutos finales
Los Angeles Lakers no tiene una estrella definida, ni un líder. Un día puede ser uno, otro día puede ser otro, prima el bloque y en todo caso la estrella sería su entrenador, Luke Walton. Esto puede ser algo bueno en muchas ocasiones, sobre todo para el movimiento de balón, compartir posesiones y dar protagonismo a muchos jugadores, pero en una liga como la NBA si no tienes un «seguro de vida» en un partido que llega al último cuarto ajustado... tienes un problema. Hemos podido ver muchos partidos en los que Jimmy Butler, o Kemba Walker, o Russell Westbrook o la estrella de turno se ha encargado de finiquitar el partido en contra de Lakers. Lou Williams es las veces esa «estrella» en el último cuarto para Lakers y ha obtenido alguna victoria por su actuación, pero no es suficiente en la mayoría. Alguien tiene que empezar a asumir ese rol, y me refiero a alguien de los jóvenes. Ese alguien debería de ser D’Angelo Russell, pero tiene más lagunas que el propio equipo.
Errores desde el banquillo
También Luke Walton es novato como entrenador en la NBA. Si bien tiene experiencia como jugador y como asistente (Los Angeles Lakers y Golden State Warriors), no hay que olvidar que el que es uno de los entrenadores jóvenes con más futuro de la liga sigue siendo un novato en esto y también comete errores. En estos momentos de despistes y desconexión del equipo es cuando más tiene que notarse la mano del entrenador, tanto en los cambios como en los tiempos muertos para cortar la racha del equipo rival, y Luke no ha estado fino en eso. Un detalle de esto es que últimamente parece que se ha dado cuenta de su error y cuando ve que el equipo recibe un parcial y lleva unos minutos sin reaccionar, ha decidido por cambiar a los cinco jugadores del tirón por otros cinco.
Cuando el equipo mueve el balón, gana. Cuando deja de hacerlo, pierde
Hemos dicho que en este roster, no hay ninguna estrella definida, que lo que prima es el bloque del equipo. Pues bien, cuando Lou Williams o Jordan Clarkson acaparan el balón como un yo-yo y pierden segundos y segundos de la posesión para jugarse un 1vs4 en iso, los Lakers sufren. En contadas ocasiones Lou Williams, más experimentado y mejor anotador que Clarkson, ha salvado al equipo en alguno de sus calentones habituales, pero no es la manera en la que Luke debería de querer que Los Angeles Lakers jugara siempre. Cuando Lakers mueve el balón, este no está más de 2 segundos en manos de un jugador y todos cortan en lado fuerte y débil… el equipo gana mucho, y tiene un juego divertido y eficaz. Pero ese juego duró 20 partidos, después se olvidó y mucho, y parece que solo asoma en contadas ocasiones. El reto de Luke Walton es que vuelva ese juego «Warrior».
«Un buen ataque gana partidos, una buena defensa gana campeonatos»
Quizás el mejor anotador, o el que más cualidades tenía en la historia del baloncesto, Kobe Bryant, curiosamente dijo más de una vez eso, porque entendía que la defensa es primordial. Esto es lo que muchos de los jugadores de Lakers tienen que entender. Hay detalles en D’Angelo Russell, Jordan Clarkson o Julius Randle que dejan ver que están más centrados en ser foco de ataque que en defender (por no hablar de los Lou Williams, etc). Es curioso que si tuviéramos que elegir al mejor defensor del equipo, quizás sería Nick Young, cuando hasta la pasada temporada era un cero a la izquierda en esta faceta del juego. Cuando Lakers como bloque se ha puesto a defender con intensidad, se han robado muchos balones y el equipo ha podido correr, que para eso es joven y es lo que tiene que hacer, pero si el equipo se relaja en defensa y deja a los Tarik Black, Mozgov, Young y cía solos en ese aspecto del juego, las lagunas cada vez son más grandes y pueden inundar el Staples Center. La mejora tiene que empezar de nuevo desde atrás.
Si Luke es capaz de cuadrar todos estos puntos de nuevo, volveremos a tener al equipo que ilusionaba a principios de temporada, si no lo consigue… entonces pensaremos en tan solo dar minutos a Ivica Zubac, Brandon Ingram y compañía para que crezcan como jugadores, empezando a mirar de reojo el verano de 2017.