Se podría decir que los Brooklyn Nets han tocado fondo. No un fondo ‘normal’, sino el máximo desde que realizasen ese traspaso ‘de doble filo’ en 2013 con los Boston Celtics. La temporada ya se inició en su totalidad la persecución de un nuevo proyecto, con ese lavado de cara realizado al contratar un nuevo GM (Sean Marks) y posterior entrenador (Kenny Atkinson). El récord de la temporada pasada (21-60) fue revelador y parecía que solo se podía ascender contruyendo desde ese punto, aunque el momento que atraviesa ahora mismo el equipo de Nueva York es mucho peor.
Con once derrotas consecutivas y el peor récord de la liga, no queda más remedio que seguir centrándose en la reconstrucción y desarrollo de los jóvenes. Kenny Atkinson conocía la que iba a ser su tarea en el equipo, un proyecto a largo plazo, y este es uno de los momentos claves para la puesta de los cimientos. El entrenador, pese a la mala temporada y gran objetivo que debe acometer, sigue ensalzando a sus chicos:
«Ellos me están levantando, ellos nos levantan. Sigo diciendo que me gusta venir a trabajar con estos tipos».
La campaña hasta ahora ha sido nefasta, pero los Nets parecen conformar un grupo bastante unido de jugadores. Lo único positivo es que desde el fondo, solo se puede crecer. Tener tantas lesiones, como la de Jeremy Lin, que se ha perdido 28 de 40 partidos, o un mal calendario, en el que hay que dar bastante descanso a Brook Lopez por abundancia de back-to-backs, tampoco ayuda al equipo a maquillar su balance. El liderazgo es uno de los aspectos con los que el entrenador está más contento. En relación con uno de sus principales objetivos, el desarrollo, va progresando adecuadamente:
«Esta es una liga impulsada por jugadores. Nuestro liderazgo ha sido bueno. Brook ha estado muy bien; Randy ha estado bien; Jeremy, a pesar de estar fuera, ha estado muy bien, solo hay que mantener la perspectiva«.
Por último, Atkinson discutió el tema de la profesionalidad de sus jugadores, abogando por su gran inteligencia y su ambición. Pese a estar en una franquicia perdedora, no significa que esto se asuma como algo regular.
«Acaban de llegar al trabajo, son muy resistentes… más resistentes que yo. Ellos provienen de culturas ganadoras y creo que también entienden que cada situación es diferente, ellos entienden dónde estamos. Son chicos inteligentes, aunque eso no significa que lo acepten. Estoy muy contento con la forma en la que vienen a trabajar todos los días. Ellos salen con un gran espíritu, y espero que esa sea la cultura que estamos promoviendo«.