Corría el año 2004, año en el que los Detroit Pistons conquistaron su tercer título de la NBA, cuando el 19 de Noviembre en un partido entre el equipo del estado de Michigan y los Indiana Pacers ocurrió uno de los hechos más reconocidos y lamentables que se recuerdan, en el que se produjo la mayor pelea de la historia de la competición, cuyo principal impulsor fue Ron Artest, ahora conocido como Metta World Peace.
Para resumir lo acontecido y poner en situación, decir que todo comenzó con una falta, digamos, con un excesivo contacto de Artest a «Big» Ben Wallace sin una excesiva necesidad, éste se dio la vuelta y empujó fuertemente al jugador, por aquel entonces, de los Indiana Pacers comenzando una tángana entre jugadores y miembros de ambos equipos, hasta el punto que, tras Artest tumbase la mesa de comentaristas, y encendidos por el espíritu Bad Boy entendiendo que se trataba de una provocación, un aficionado lanzó un vaso desde la grada, haciendo que Ron Artest subiera hacia la gente a pegarse con cualquiera que tuviera enfrente, llegando al extremo de enfrentarse jugadores y aficionados como si de una batalla entre ingleses y escoceses se tratara. El resto, es historia. Este hecho fue bautizado como la Malicia en el Palacio, «Malice at the Palace», siendo suspendido en su caso con la friolera de 86 partidos, algo que sigue siendo récord, aunque no fue el único con varios de los jugadores implicados siendo también multados con partidos.
Es por eso que a su regreso al fatídico lugar, ahora que ya está cerca de concluir su carrera, y sabiendo que esta será la última temporada del Palace como hogar de los Detroit Pistons, fue entrevistado y esto fue lo que dijo:
«Veo los flashbacks a veces», dijo. «No necesariamente aquí – porque cuando los fans están ahí, es genial. Pero cuando nadie está ahí, reflexionas sobre ello. A veces puedes mirar, y es como, veo exactamente donde sucedió todo. Los Pistons – esos eran los partidos más difíciles en los que he jugado».
«Ahora es diferente. Siempre me gusta hacer algunas bromas, a veces. Vengo al edificio, y sólo diré como, Mucha historia aquí».