Los chistes de los Sixers tienen fecha de caducidad

En Philly parece haber luz al final del camino
Tasty Poutine (CC)

Con los Philadelphia 76ers, la NBA lleva mucho tiempo teniendo un problema, ya que a pesar de ser una franquicia que no pisa la pos-temporada desde el año 2012, coincidiendo con el fin de la etapa Andre Iguodala en la ciudad del Estado de Pennsylvania, otros menesteres han salpicado la fiabilidad de las decisiones tomadas desde la gestión de la franquicia. Desde entonces, en Philadelphia ha sido todo un bochornoso escándalo que ha tenido a muchos preguntándose si no sería más rentable dar a una nueva ciudad el derecho a tener franquicia en la NBA. A lo largo de estos años, muchos jugadores y directivos han pasado por los Sixers, y a pesar de «esforzarse», no han conseguido aportar muchas cosas positivas a la franquicia salvo un eslogan… Sí, hablo del mismísimo Sam Hinkie. En ese tiempo, muchas oportunidades se han dejado pasar de largo en la ciudad de los 76ers, oportunidades desaprovechadas  que un aficionado racional consideraría criminales. Sin embargo, creo que es momento de decir que todo eso está muy cerca de acabarse en Philly.

Caída y comienzo de la reconstrucción (2012-2013)

Andre Iguodala fue la imagen de la franquicia antes de ser traspasado en el verano de 2012. Fuente: Wikimedia Commons (CC)

En Philadelphia la cadena de los errores empieza en el verano previo a comenzar la temporada 2012/2013, hace ya cuatro años y medio. Por aquel entonces, los Sixers venían de una meritoria marcha por los playoffs, ya que eliminaron en primera ronda en seis partidos al mejor equipo de la conferencia, por aquel entonces los Chicago Bulls de Derrick Rose. Desgraciadamente, los Celtics de Pierce y Garnett fueron demasiado para los de Pennsylvania y acabaron siendo eliminados.

Sin saberlo en las oficinas de los Philadelphia 76ers, se acontecería en aquel verano la primera desgracia notoria que marcaría la tendencia para el resto del lustro. En el Draft seleccionaron a Maurice Harkless, actual jugador de los Blazers, y a dos segundas rondas, Justin Hamilton (traspasado a Miami) y Tornike Shengelia (traspasado a Brooklyn). Hasta ese punto todo parecía estable, pero un buen día, concretamente el 10 de agosto de 2012, se produjo el inicio del fin para los Sixers como franquicia seria. Aquel día, se produjo el famoso blockbuster trade que llevó a Dwight Howard a Los Angeles Lakers. La operación fue conjunta entre cuatro equipos, los Philadelphia 76ers, Los Angeles Lakers, Denver Nuggets y Orlando Magic. Sin duda alguna es uno de los trades más ambiciosos de la historia de la NBA, ya que a día de hoy todavía siguen sus efectos, ya que se negoció una primera ronda de los Lakers en el Draft de 2017. En lo que afectaba al equipo que nos concierne ahora, tuvieron que entregar a Andre Iguodala a los Nuggets, recibiendo al aclamado Andrew Bynum desde LA por la directiva y a Jason Richardson de parte de Orlando.

Cierto es que tanto Bynum como Richardson eran buenos jugadores en aquel momento, y sin duda alguna podían rendir dividendos al equipo, pero ambos cayeron lesionados. El primero, si ya arrastraba en verano problemas en la rodilla, los agravó lesionándose la rodilla izquierda jugando a los bolos. El segundo, Jason, sufrió una lesión también en la rodilla izquierda tras jugar 33 partidos de la temporada que lo dejaría en el dique seco lo que restó de temporada y también la siguiente. La otra incorporación destacable del verano, Nick Young, no tuvo problemas para completar la temporada, aunque no la completó al nivel deseado, promediando unos 10,6 puntos por partido entre los que incluía un solo triple anotado por enfrentamiento de cada tres intentados. Respecto a la temporada en sí, los de Philadelphia notaron seriamente las ausencias, ya que a pesar de que se trataba de un roster justito para entrar en playoffs, había capacidad para ello. Sin embargo, un equipo con sus mayores incorporaciones del verano en la enfermería demasiado hizo quedando 9º en la Conferencia Este con un balance de 34-48. De esta forma, asumían el pick 11 del Draft de 2013.

El inicio del tanking puro (2013/2014)

Tras el Draft de 2013, los Philadelphia 76ers seleccionaron a Michael Carter-Williams como el jugador que elegirían para suplir la ausencia de Jrue Holiday, que se fue por medio de trade junto al pick del Draft Pierre Jackson a cambio del Nerlens Noel y una futura elección de primera ronda para el Draft de 2014. Entre otras incorporaciones destacadas, los de Pennsylvania no se movieron mucho en la agencia libre aquel año, es más, no firmaron a ningún agente libre de cierto peso. En el trade deadline del All-Star firmaron a Danny Granger vía trade con Indiana, enviando a Evan Turner en la operación. Sin embargo, pocos días después, Danny Granger se convertiría en un agente libre, haciendo la operación un puro trámite para conseguir más rondas de Draft.

Lo que respecta a la temporada de Philadelphia fue un desastre, nada salía  en la franquicia a derechas. Al principio de la temporada se ganaron tres partidos seguidos, comenzando por una sorprendente victoria ante los Heat de LeBron James, pero tras esa racha se empezó a ver el verdadero carácter de este equipo que tan poco preparado llegaba a la temporada. Sin embargo, el verdadero desastre comenzó el 29 de enero de 2014, donde, tras una victoria a los Boston Celtics, no volverían a experimentar esa sensación hasta dos meses después contra los Detroit Pistons, perdiendo un total de 26 partidos seguidos en el camino. En resumen, de aquel 29 de enero hasta el final de temporada, los Philadelphia 76ers sólo conseguirían ganar 4 partidos, demostrando una bochornosa filosofía de tanking. Cerrando la temporada con un récord de 19-63, los Sixers llegaron al Draft de 2014 con el  #3 conseguido en lotería, más el #10 y otros 5 de segunda ronda.

«Trust the process», el inicio (2014/2015)

Joel Embiid fue drafteado con el pick número 3. Fuente: Wikimedia Commons

Tras el Draft, celebrado el día 26 de junio, los Sixers mostraron su plan a la liga, y era «crecer» como franquicia pick por pick, sin agentes libres como catalizadores. Aquella noche, los de Philadelphia seleccionaron un total de 7 jugadores, entre los que destacamos los nombres de Joel Embiid, ahora más conocido como ‘The Process’, Elfrid Payton, KJ McDaniels y Jerami Grant. Sin embargo, a día de hoy, salvo Joel Embiid, ninguno permanece en la franquicia. Desguazaremos poco a poco sus movimientos. El que no llegó a pisar suelo propiedad de los Sixers fue Elfrid Payton, que directamente fue traspasado a los Orlando Magic en la noche del Draft, a cambio de los derechos sobre Dario Saric, un pick de segunda ronda para el Draft de 2015, y una primera ronda para el de 2017. Los otros dos nombres sugeridos sí que llegarían a vestir la elástica ‘sixer‘, aunque no por mucho tiempo. En cuanto a movimientos en el mercado, los Sixers obtuvieron una primera ronda y a Alexey Shved (que sólo jugó 17 partidos con la franquicia) en el trade que envió a Kevin Love a los Cleveland Cavaliers. En otro orden de cosas, también firmaron un contrato garantizado a Robert Covington un par de semanas después del comienzo de la temporada.

Lo que respecta a lo plenamente deportivo, el joven equipo volvió a hacerse famoso una vez más por su recorrido en la fase regular, no concretamente por sorprender y hacer una temporada decente, sino por cumplir las expectativas con excelencia. Tal fue la desastrosa campaña del equipo dirigido por Brett Brown que en su inicio no pudo obtener su primera victoria hasta el partido número 18 de la temporada, en el que ganaron 85-77 a los Minnesota Timberwolves. Lo que restó de la temporada ya apenas levantó ningún interés mediático, salvo el de la latente preocupación por saber si los 76ers pretenderían en algún momento estabilizar sus planes deportivos de cara al futuro. Esto se debió a que, de la noche a la mañana, Sam Hinkie decidió regalar al rookie del año, Michael Carter-Williams, a cambio de una condicional primera ronda de los Lakers que en última instancia no obtendrían en 2015, al ser un top 3 protegido. Esto comenzó a enturbiar la reputación del General Manager Sam Hinkie, si ya su reputación no se había visto dañado por las dos bochornosas rachas de partidos perdidos que su equipo había encadenado en menos de un año. Sin embargo, la firma del ‘waiverIsh Smith salvó los muebles para el resto de la temporada, que acabaron con un récord de 18-64, que a día de hoy es el tercer peor registro de la franquicia en una temporada regular. El lado bueno, sin embargo, es que tenían asegurada la presencia en los puestos altos de la ceremonia.

«The Process» toca fondo (2015/2016)

Sin duda alguna, ya todos los chistes inventados posibles ya se habían dicho con objeto de jactarse de la situación de los Philadelphia 76ers, todas las formas de humillar al joven equipo dirigido por Brett Brown y articulado por Sam Hinkie ya había sido objeto de burlas y críticas por igual, pero si cosas como los récords de derrotas consecutivas, o el permanente «#DidTheSixersWin«, (o el que ya empezaba a ser objeto tanto de preocupación como de comparaciones con Greg Oden, Joel Embiid por su recurrente pie) eran pocos, los aficionados de la NBA estábamos engañados, todavía quedaba una serenata final por parte de la franquicia que nos concierne en este artículo, la temporada 2015/2016. Para ponernos en contexto, los Sixers venían de firmar su provisional segundo peor balance en toda una temporada dentro de su larga historia, 76 temporadas (curiosamente) sin contar la que iba a iniciarse.

Con la llegada de otra nueva noche de Draft, en Philadelphia se encontraban totalmente a la espera de lo que hicieran sus antecesoras, que previsiblemente parecía que acabarían por escoger a los top prospects, Jahlil Okafor y Karl-Anthony Towns, mientras que en los Mock Drafts todos se decantaban por D’Angelo Russell para los de Pennsylvania, que desesperadamente necesitaban un guard, aunque algunos incluso hablaron de Porzingis. Sin embargo, por curiosidades de la noche, los Lakers prefirieron escoger a Russell, y por no dejar pasar la gran oportunidad, los Sixers escogieron a Okafor, sobrecargando su frontcourt con Embiid, Noel y el recién llegado Okafor. En sus otros 5 picks, destacamos dos, uno el del español Willy Hernangómez, que fue traspasado a los New York Knicks, y el de Richaun Holmes, que intercalando equipo oficial y Delaware 87ers, disputó 51 partidos de la temporada. Por otro lado, incorporaron a Carl Landry y a Nik Stauskas tras un trade con los Sacramento Kings que implicó unos etcéteras extensos (principalmente derechos de draft y elecciones para futuros Drafts y Jason Thompson, que acabaría recalando en Golden State). Por último, llamaron al undrafted T.J. McConnell para completar el roster, firmándole un contrato garantizado.

Una vez comenzado el curso, las cosas fueron peor que nunca en Philadelphia. No sólo comenzaron barriendo la marca de la temporada pasada del inicio de temporada con 17 derrotas consecutivas, sino que las aumentaron hasta las 18. Tras ello, se hizo obvio que estaban faltos de un organizador de juegos, que corrían por pista como pollo sin cabeza, y recurrieron a Ish Smith, que estaba en New Orleans, tuviendo que ofrecer dos segundas rondas por el ya experimentado jugador. Tras la llegada de Ish Smith, los Sixers conseguirían ganar 7 partidos hasta el parón del All-Star. En el trade deadline, se intentó adquirir a Joel Anthony y una segunda ronda de 2017 en un trade a tres bandas con los Pistons y Rockets, pero la indecisión de Stan Van Gundy sobre el europeo canceló el proceso, mandando a todo el mundo de vuelta a casa. Tras ello, lo deportivo no tuvo relevancia alguna, sólo se consiguió efectuar un total de dos victorias adicionales para lo que restó de año, estableciendo el segundo peor balance de la franquicia en su historia, con un final 10-72. Lo importante se movió en las oficinas, ya que un buen 6 de abril, miércoles, Sam Hinkie decidió que ya no quería seguir trabajando en ésta la organización que había estado a su cargo durante 34 meses, dejando un escrito de 13 páginas para el recuerdo. Tras ello, el ya reputado Jerry Colangelo tomaría las riendas de la franquicia, comenzando una nueva era en la ciudad, impaciente por comenzar una nueva temporada.

«Ya se ven los brotes verdes» (2016/2017)

Los Sixers ya tienen una imagen de equipo más completo que nunca desde el año 2012. @Rachelhoops (CC)

La frase para denominar la temporada, si dispone usted de buena memoria en lo referido a la política española, quiero que le produzca la misma sensación que produjo ya en su día cuando la pronunció su político progenitor. Con esta frase quiero intentar decir que los Sixers parecen un equipo más completo esta temporada, pero todo depende del próximo verano y de cómo acaben ésta. Remontándonos a nuestra línea cronológica, llegamos al Draft de 2016, el último por comentar en esta larga lista de jóvenes que pasaron por Philadelphia con más pena que gloria. En él, los Sixers disponían de tres picks, todos ellos de primera ronda, que utilizaron para seleccionar a Ben Simmons con el #1 (que a día de hoy no ha debutado), a Timothé Luwawu-Cabarrot con el #24 y a Furkan Korkmaz con el #26, que continúa en Europa. En cuanto a las incorporaciones, llegaron Dario Saric y Sergio Rodríguez del viejo continente, y por otro lado fueron firmados en agencia libre tanto Jerryd Bayless como Gerald Henderson. Pocos días después de comenzar la competición, intercambiaron a Jerami Grant por Ersan Ilyasova, consiguiendo mayor profundidad desde la línea de 3 y experiencia para el joven equipo.

Hasta ahora, la marcha del equipo no había sido especialmente notoria la parte que correspondía al año 2016, con un récord de 8-24, que a pesar de mejorar los números de la temporada anterior, tampoco suponían un enorme salto. Sin embargo, un increíble mes de enero en el que han acabado en positivo con 10 victorias y 5 derrotas han devuelto la ilusión a la franquicia, a la plantilla, y lo más especial, a los aficionados. Todo ello gracias a un increíble y emergente Joel Embiid, que de ser un chiste, una eminiscencia de Greg Oden, ha pasado a ser el líder de todo un equipo, la cara de una ciudad. Ha estado en las conversaciones para ser titular del All-Star, que a día de hoy, sigo muy frustrados con que no se le haya concedido ni siquiera la suplencia. Ahora mismo, los Sixers tienen delante un parón del All-Star y un trade deadline por delante en el que seguro que habrá tiempo de reflexionar y pensar qué es lo que más conviene al equipo. Sin duda alguna, y volviendo a la idea original del artículo, los Philadelphia 76ers han demostrado que ya están muy cerca de acabarse esos chistes sobre su pésima calidad y falta de competitividad y eso es algo que está en manos de confeccionar con mucha mano lo que le queda a esta plantilla: experiencia. En el momento que estoy acabando de redactar esto, los Sixers disponen de un balance de 21-34 estando en la posición 13º de la Conferencia Este, es una imagen que a pocos aficionados de la NBA les gustaría ver de su equipo, pero, ¿Hay alguien que no se sienta mínimamente contento de cómo estos Sixers han vuelto a la vida?

Conclusión final

Los Philadelphia 76ers fueron prácticamente el gérmen de la grandeza en la NBA, dando lugar al primer gran jugador que muchos alcanzan a conocer en su historia, el mismísimo Wilt Chamberlain. Desde ese momento han pasado jugadores como Charles Barkley, Julius Erving o Allen Iverson por Pennsylvania, y han dado grandes momentos a sus aficionados, y tras largos años de mala gestión y sequía de playoffs, el nuevo roster comandado por Joel Embiid ha devuelto al equipo y la ciudad a conocer que significa ganar partidos, y el factor clave; devolver la ilusión, devolver esa idea de pensar «Y si… ¿Los Sixers fueran a playoffs?» suena irreal, eso está claro, pero a día de hoy se encuentran a cuatro derrotas y media. La cosa está en que una aparición divina les conceda milagro y medio para que lleguen al octavo puesto, pero esa idea está ahí, apuesto a que hay alguien en Philly que ha pensado eso. Lo que está claro es que ahora mismo son un equipo jugoso para directivos que quieran buscarse retos profesionales, una plantilla que confeccionar que puede dar muchos éxitos con las piezas adecuadas, y moviendo a los jugadores adecuados por los hombres adecuados. Es obvio que o Nerlens Noel o Jahlil Okafor van a tener que moverse antes o después, y en Philadelphia deben ser listos y buscar la veteranía, jugadores que sepan de qué pasta están hechos los playoffs, y dejarse de picks de Draft. Por otro lado, tienen a muy buenas armas de cara al futuro en Joel Embiid y Ben Simmons, que ya demostró en la Summer League de qué pasta está hecho. Es momento de actuar, y de ganar para los Philadelphia 76ers. Se acabaron los chistes. Trust the process.

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Comentarios (3)
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  • Ruben Alvarez

    Brutal… un 10 amigo!!

  • Beastbrook

    Muy buen articulo. Ojala a simmons no lo apuren asi se puede recuperar bien para la siguiente temporada. Creo que si los lakers ganen algunos partidos mas el pick top-3 cae en manos de los sixers. Imaginense este big three, Ball-Simmons-Embiid.

  • Lebrirving Lillantetokounmpo

    Muy buen articulo, les deseo suerte a los fans de Philly, me encantara verlos triunfar. Pinta muy bien the process 😉