Hacía aproximadamente mes y medio que no sabíamos nada de él. Aquella fatídica noche del 4 de febrero, Zach LaVine se despedía de la temporada tras sufrir, durante una entrada a canasta, una rotura del ligamento cruzado de su rodilla izquierda.
Duro varapalo para el joven shooting guard de sólo 22 años. Esta estaba siendo su mejor Regular Season en este tercer curso en la liga: 18,9 puntos, 3 asistencias y 3,4 rebotes por partido con porcentajes de 45,9% en tiros de campo y un respetable 38,7% desde más allá del arco.
Pocas han sido las noticias o comunicados que hemos recibido durante esta ardua espera. Podríamos pensar que la recuperación de Zach LaVine no estaba siendo la más esperanzadora… Nada más lejos de la realidad. El pasado miércoles, tras el entrenamiento del equipo previo al partido contra San Antonio Spurs, Zach apareció (sin necesidad de ningún tipo de apoyo). Quiso hablar con la prensa allí presente y contar cómo estaba siendo su recuperación. Explicó también las sensaciones que tenía y cuan de importante era para él el apoyo recibido.
«Me siento bien ahora mismo. Lógicamente, al principio estaba loco, molesto. Ahora me encuentro bien, con mi mente en paz y mejorando día a día, concentrado en ello.» – comentaba LaVine nada más llegar.
Explicó cómo se produjo la jugada, comentando que simplemente notó que se torcía la rodilla. Sin embargo, el escolta añadió que «es algo en lo que no debo pensar nunca más, simplemente superarlo».
A pesar del gran apoyo recibido por la comunidad NBA [Jabari Parker (¡maldito cruzado!), Jamal Crawford o Nate Robinson], LaVine es ante todo una persona realmente familiar y, como no podía ser de otra forma, su principal pilar en este proceso ha sido su padre, Paul LaVine.
«Hablo con mi padre de todo. Él sólo me dijo que mantuviera el mismo enfoque que tengo con el baloncesto. Como en cada en entrenamiento, poniendo todo mi esfuerzo y dedicación. Concentrándome en llevar mi rodilla y mi pierna al 100% y continuar a partir de ahí».
Estas lesiones de larga duración son un buen momento para estudiar aspectos del juego que son mejorables a largo plazo. LaVine, consciente de sus carencias, explicó cómo está intentando mejorar la lectura de defensas; también el cómo mejorar su posición en las mismas.
Tampoco faltaron preguntas acerca del equipo y el staff:
«La primera vez que volví, Thibodeau me agarró, me empujó un poco y me dijo: ‘¡No te he gritado en un mes, necesito liberar un poco de frustración!’ Todavía es divertido bromear».
«Estoy en el día a día del equipo, salvo cuando juegan fuera obviamente. Veo los entrenamientos, veo películas con ellos y voy a los partidos.» – comentaba Zach.
«Parece que no hubiera tenido una operación. Camina por aquí y sólo han pasado seis semanas. Es un atleta increíble, se puede ver en cómo se está recuperando. Hace muchas cosas buenas para nosotros.» – opinaba Ricky Rubio.
El ex de la Universidad de UCLA no paró de mostrar su positividad. Aún así, no quiso marcarse plazos de vuelta a las canchas. No confirma que esté listo para la 2017-2018:
«No tengo ningún pensamiento negativo en mi mente. Si hay alguien negativo a mi alrededor, me intento alejar. Lo importante es mantenerse positivo y confiar en el proceso. Sé donde voy a llegar y sé donde quiero estar en mi carrera«.
«Me lo tomo día a día, me siento muy bien. Mi mente está aquí y cuando llegue el día que esté al 100% cómodo, volveréis a ver a Zach LaVine en la cancha haciendo lo que sabe hacer«.
Que así sea, Zach. Que así sea.
Grande Mike , excelente artículo ; El próximo de Ricardo xD
Vaya poser. Tanto Zach como el tal Miguel.
Pregunto, se firma un LaVine X Embiid?
Ud es malévolo