Con la temporada regular recientemente terminada, podemos afirmar que Chris Bosh se ha perdido toda la campaña 2016-2017, pese a los no pocos esfuerzos del jugador por lograr que algún médico le diese permiso para volver a desarrollar su actividad en las pistas. Los coágulos han ganado la batalla una vez más. Aún con todo, el ala pivot cree que aún puede volver a jugar. En palabras del propio Chris Bosh:
«De corazón, soy un atleta y eso no quiero que acabe. Echo de menos jugar, pero una parte de mi no, estoy disfrutando diferentes aspectos de mi vida. Hay mucha vida ahí fuera. Estoy disfrutando el tiempo con mis hijos, con mi mujer y de estar relajando y trabajando en mi cabeza y alma».
Chris Bosh, que a fecha de publicación sopla 33 velas, lleva desde el parón del All-Star de la temporada 2015-2016 sin saber lo que es jugar a baloncesto profesional. Recordar al lector que el ala pívot fue obligado a no jugar después de no superar las pruebas físicas ya en el lejano mes de septiembre.
El propio Chris Bosh ha clasificado su estado de salud como «complicado». Asimismo, ha entendido la decisión que el equipo ha tomado. Al fin y al cabo esto son negocios y si Chris Bosh no es rentable para la franquicia, tendrán que tomar las medidas pertinentes. CB1 entiende que Pat Riley haga lo que tenga que hacer.
A nivel económico, Bosh tiene aún por cobrar 52.1 millones de dólares en las dos próximas temporadas, así que la situación es, cuanto menos, curiosa. Si Miami Heat decidiese cortar a Chris Bosh y otro equipo lo firmara, el salario del jugador desaparecería completamente de los libros de cuentas de los de South Beach, pero si Chris Bosh lograse jugar 25 partidos, la NBA asignaría el salario de vuelta al límite de Miami.
Con Miami Heat en la necesidad de cortar a Chris Bosh para liberar espacio, todo indica que no sucederá como mínimo hasta después de la agencia libre de julio. Todavía nos queda culebrón para rato.