A pesar de su derrota ante TD Systems Baskonia, Unicaja consiguió el objetivo marcado antes del inicio del encuentro; clasificarse para la Copa del Rey de este año, que tendrá sede en Madrid, confirmando la sorpresa, cuando todo apuntaba que sería Valencia la ciudad anfitriona gracias a la imagen ofrecida en la Fase Final Excepcional. Aunque el rumbo del equipo bien poco se parece al de principio de temporada, los de Luis Casimiro han salvado la primera patata caliente del año y harán acto de presencia como octavo clasificado, arrebatando la plaza a sus competidores más cercanos: BAXI Manresa y UCAM Murcia.
No obstante, esto en Málaga sabe más a una derrota que a victoria. El rendimiento del equipo ha ido decreciendo poco a poco, a medida que los problemas han ido acentuándose y han sido más complicados de parchear con el acierto exterior que este equipo atesora. ¿Está listo entonces este Unicaja para enfrentar los meses más competitivos de la temporada? Todo se reduce a una cuestión de objetivos.
¿Los objetivos están intactos?
Como bien dice Luis Casimiro, a pesar de no ser el mejor inicio para los malagueños (tampoco el peor), los objetivos del equipo siguen intactos. Unicaja sigue vivo en todas las competiciones que disputa; en zona de Playoffs en Liga Endesa, en el TOP-16 en Eurocup, y ahora clasificado para Copa del Rey. Sensaciones a parte, el mínimo para estas alturas de la temporada está cubierto.
«Debemos poner en valor todo lo que hemos hecho hasta ahora, teniendo en cuenta el castigo a nivel de lesiones durante todo el año estamos a mitad del camino, y tenemos los objetivos intactos», declaró Casimiro tras el partido. Resetear, rearmarnos y esperar que los compañeros puedan llegar para ayudarnos. Hay que afrontar todo lo que viene con optimismo porque tenemos todos los objetivos intactos».
Eso sí, tampoco vale excusarse en la calculadora para justificarse. Cinco derrotas en los últimos seis partidos de liga son suficientes como para hacer saltar las alarmas y preguntarse el porqué de esta mala racha. Muchas de las miradas están enfocadas en el propio Luis, y a su ineficiente sistema defensivo, propiciado principalmente por una cuestionable planificación en la rotación interior. Con Yannick Nzosa todavía no es suficiente para sostener una defensa de garantías, y el bajo nivel de Rubén Guerrero deja a Volodymyr Gerun como el único cinco puro de ciertas garantías (tenemos que ser objetivos y contar a Deon Thompson como un cuatro). Y el ucraniano tampoco está respondiendo.
«Baskonia tuvo un gran acierto, otras veces porque nosotros no estamos excesivamente bien en defensa, otras porque no estamos bien en rebote. Son cosas diferentes en cada partido», comentó Casimiro, aunque con poca voluntad de explayarse.
Por tanto, el objetivo para el corto plazo en los cajistas, además de solucionar los problemas del base, es el de subir el nivel atrás. Un equipo que aspira a pelear con los de arriba no puede permitirse ofrecer tantas facilidades al rival para sobrepasar los 90 puntos.
Por tanto, no, no todos los objetivos están intactos.
Jaime Fernández llega en el momento propicio
El otro problema a solucionar es la inconsistencia en el puesto de base. La baja de Gal Mekel dejaba a los malagueños con Darío Brizuela como único generador sobre balón. Y ha sabido responder dentro de su limitado abanico de posibilidades; se puede decir que ha sabido cumplir frente a un escenario complicado. No obstante, con Darío no es suficiente -ni tampoco con Frankie Ferrari- para cubrir el puesto, además de encorsetarle en un rol que no es el suyo y desaprovechar así sus virtudes sin balón. La solución pasa por recuperar la mejor versión de Jaime Fernández cuanto antes.
Pocos jugadores han sufrido un calvario como el que está sufriendo el madrileño estas dos/tres últimas temporadas. Le costó al principio (esguince de por medio), pero ahí está; de nuevo, recuperado de otra lesión y cerca de su mejor nivel. Jaime llega en forma al momento más importante de la temporada para su equipo, al momento en el que más lo necesitan. Más asistente que nunca (5,6 pases de gol, cuarta máxima si tuviera la cantidad de partidos mínima para entrar en el TOP), su rol en este tramo de temporada adquiere mucha responsabilidad en la organización. Junto a Frankie Ferrari, que tiene un amplio margen de mejora todavía, debe ser el encargado de llevar la batuta del equipo tanto en estático como en transición, algo a lo que no se ha dedicado desde su etapa en Andorra, pero que tampoco le pesa. Y en una plantilla perimetrocéntrica como la de Unicaja, quizás puede traer más ventajas un base dinámico que un base más cerebral, perfil en el que el ex-colegial encaja perfectamente.
La Copa es un buen logro teniendo en cuenta las dificultades, pero también debe ser un punto de inflexión de cara a los meses que vienen. Unicaja tiene potencial ofensivo de sobra para aspirar a algo más, pero debe solucionar sus problemas defensivos si quiere competir de tú a tú con los equipos punteros. Y por el bien del proyecto de Casimiro, la imagen también tiene que acompañar. Tienen que vencer y convencer.