La manera Boston

Los Celtics ya son el tercer mejor equipo del Este

FOTO: BRADJWARD (CC)
FOTO: BRADJWARD (CC)

Generalmente suele haber dos maneras de afrontar una reconstrucción para erigir un equipo campeón: la llevada a cabo por los Golden State Warriors o la de los Miami Heat. La primera consiste en hacer el ridículo durante un número indeterminado de temporadas para, a base del draft, hacerte con unos cuantos jóvenes y talentosos jugadores que cuando maduren conviertan en una máquina competitiva lo que antes era un Ford Ka. La segunda, en opinión de quien esto escribe, mucho menos romántica, consiste en poner un montón de dinero sobre la mesa a un par o tres de jugadores para que traigan sus talentos a tu pabellón.

La calle del medio

Hace tres años, tres franquicias históricas decidieron, en momentos distintos de la temporada, que era hora de hacer borrón y cuenta nueva: Philadelphia 76ers, Los Ángeles Lakers y Boston Celtics emprendieron sendas labores de reconstrucción en busca de crear un equipo campeón. Los Sixers optaron, o eso dicen, por la primera opción mientras los Lakers se decantaron por la segunda.

Por parte de los Boston Celtics, sabedores que nunca jamás han conseguido atraer durante la Agencia Libre a un jugador que cambiase el rumbo de la franquicia, el camino tomado pareció ser el de una vía intermedia. Se apostó por el draft tras conseguir una cuantioso número de picks de primera y segunda ronda tras traspasar a sus dos leyendas más recientes: Kevin Garnett y Paul Pierce (también a Jason Terry, pero who cares?), pero para nada puede hablarse de que los Orgullosos Verdes se lanzasen en manos del tanking. El equipo que iba a heredar Brad Stevens tras la espantada del siempre ambivalente Doc Rivers poco o nada tenía que ver con el desastre de la ciudad del amor fraternal: Rajon Rondo, Avery Bradley, Jeff Green, Jared Sullinger y Brandon Bass no es un equipo que te haga campeón, pero sí que te puede dar una treintena de partidos.

Precisamente ese era el problema y el descontento de aficionados y periodistas era evidente. Los Boston Celtics se habían quedado en tierra de nadie y no parecía nada claro qué rumbo iban a tomar, con un equipo no tan bueno como para competir por nada pero tampoco tan malo como para dejarse ir.

Las lesiones y la escopeta de Danny Ainge

Finalmente, tras alcanzar el mes de Diciembre rozando el 50 % de victorias, el destino vino a resolver las dudas. Lesión de gravedad para Rajon Rondo (fuera 52 partidos), algo menos serio para Avery Bradley (fuera 22) y un Danny Ainge oligrofrénico con los traspasos (dio camiseta a 19 jugadores distintos) acabaron por hundir la temporada de unos Boston Celtics en los que solo el talento incipiente de Jared Sullinger y las buenas maneras que parecía mostrar el novato entrenador abrían una pequeña ventana a la esperanza. Pick 6 del draft y los Celtics se compran una máquina de demolición pesada.

Brad es nuestro señor, nada nos falta

Lista de aciertos en la vida de Danny Ainge: 5. Ponerse esta camiseta 4. Draftear a Marcus Smart 3. Lanzar este balonazo 2. Hacer el mayor traspaso de la historia para traerse a Kevin Garnett 1. Fichar a Brad Stevens como entrenador para los Boston Celtics.

Dejando de lado a ciertos iluminados con presencia en televisión que auguraron un oscuro devenir a los Boston Celtics por dejar su timón en manos de un novato que «venía a destruir», la mayoría de la masa social céltica no teníamos una opinión formada sobre Brad Stevens como entrenador. Quizás eso, unido a la falta de expectativas para el siguiente lustro y un contrato por seis años, ayudó a que se le dejase trabajar sin presión ni hostigamientos (salvo los ya citados iluminados a 5000 kilómetros de la BeanTown). Pues bien, olvídense de todo lo escrito en este párrafo pues no son más que pequeñas explicaciones eclipsadas por una gran verdad: Brad Stevens es un maldito genio.

En su segundo año en Boston consiguió meter a su equipo en playoffs tras tener que dar cabida a 22 jugadores (Bill Russell tuvo 47 compañeros en toda su carrera, Marcus Smart lleva 30) y soportar que le trapasasen a sus dos figuras principales a mitad de la temporada. Es más, con la sola excepción de un Brandan Wright que vino de brazos cruzados, todos y cada uno de esos 22 jugadores jugaron su mejor baloncesto bajo sus órdenes.

Mejor aún está siendo lo de su tercer curso, tras pasarnos un verano leyendo y oyendo cosas como ‘los Celtics hicieron playoffs porque el Este era horrible’, ‘han caído mucho en el draft y no han traído nada en la agencia libre’, ‘toda la conferencia se ha reforzado muy bien menos ellos, van a caer’, resulta que a una semana del All-Star los de Stevens son el tercer mejor equipo del Este, tienen asegurados los playoffs a un 96.8 %  y un 65 % de posibilidades de acabar en el podium oriental (según ESPN).

¿Es todo mérito de Brad Stevens? Seguramente no, pero en mi enciclopédica ignorancia no soy capaz de ver otro culpable. Supongo que por eso estoy en SomosBasket  y no tengo 40K seguidores en twitter.

La tercera vía

Así que, cuando te estés riendo de un amigo por lo mal que va su equipo (fin último del deporte) y este lo justifique diciendo ‘es la única manera de reconstruir, ya verás en unos años’, o que te responda ‘ya, pero en verano vamos a traer a Carmelo, Aldridge, Durant y Westbrook’, sonríe al primero, da un abrazo al segundo y recuérdale que en la vida se pueden hacer las cosas mal o como los Boston Celtics.