La evolución de Blake Griffin

Su rendimiento sin Chris Paul se ha disparado

Durante mucho tiempo, pensar en Blake Griffin ha significado, casi de forma automática, pensar en sus mates y demostraciones físicas y atlética portentosas.

Pero ahora, cuando el número 1 del Draft del Draft de 2009 lleva ya 4 años en la NBA (el que debió ser su año de debut se lo perdió por culpa de una lesión) la historia empieza a cambiar.Y es que Blake está mostrando en lo que llevamos de campaña su mejor juego, y sobre todo desde que el líder de la franquicia angelina, Chris Paul, cayese lesionado.

En ese intervalo, que comenzó el pasado 3 de Enero cuando CP3 se daño el hombro ante Dallas, y que presumíblemente acabará este domingo cuando los de Doc Rivers reciban a los Philadelphia 76ers, el equipo anteriormente conocido como «el hermano pobre de LA» ha disputado 19 encuentros, de los que han ganado 13. En los mismos, Blake ha tenido unas medias de 27.5 puntos, 8.7 rebotes y 4.3 asistencias, en los que ha lanzado con un 52.25% de acierto.

Pero no es solo que haya subido sus prestaciones al no contar con Paul. La presencia de Doc Rivers ha impulsado al de Oklahoma, así como al resto de la plantilla, a mostrar su mejor juego, como muestra el hecho de que, jugando menos que en sus 2 primeras temporadas, está anotando más que nunca, y muestra cada vez más variantes en su juego:

  • Mayores movimientos, aunque aún limitados pero efectivos, al poste.
  • Su cada vez mayor confianza en los lanzamientos de media distancia.
  • La corrección de lo que en el pasado venía siendo una lacra para él: los tiros libres, puesto que promedia casi un 70% (69.9) desde la línea de 4.60.

Además, está a punto de igualar un record de la franquicia angelina que data nada menos que de la temporada 1975/76, en posesión de Bob McAdoo: el lograr al menos 35 puntos en cuatro encuentros seguidos. Griffin lo ha conseguido en los últimos 3 (36 ante Denver, 43 ante Miami y 36 de nuevo ante Toronto).

El chico de las highlights nos sigue asombrando cada vez que salta a la pista. Pero ahora lo hace no solo por sus bestiales acciones, sino por ser cada día más jugador de baloncesto, y menos superatleta.