Para Chicago Bulls ésta debía ser la temporada del regreso a la cumbre. La mera presencia de Derrick Rose en el equipo tras una temporada en blanco casi lo hacía obligatorio, aunque había dudas con respecto a la planificación de la plantilla llevada a cabo por la franquicia.
Pronto quedó claro que la adaptación a la competición del #1 de Chicago no iba a ser ni cómoda ni rápida. Más tarde ni siquiera fue. El 23 de noviembre Rose se rompía de nuevo y las ilusiones de los aficionados volvían a hacerse añicos.
Tocaba volver a apelar la épica. Esa de la que hicieron gala durante el curso pasado, sobre todo en los playoffs. Pero la depresión post-Rose fue inmediata y los pupilos de Tom Thibodeau tan sólo consiguieron seis victorias en los siguientes 19 partidos.
Luego vino el traspaso de Luol Deng, el jugador más importante del equipo, junto con Joakim Noah, y uno de los mejores valorados por su entrenador. La sombra del ‘tanking’ asomaba a las puertas de la franquicia a pesar de las declaraciones de su Vicepresidente Ejecutivo, John Paxon, en las que aseguraba que era una opción inviable con Thibodeau y Noah entre sus filas.
La aseveración de Paxson se tomó casi a guasa por la gran mayoría de analistas del mundo NBA. ¿De verdad pensaban pelear por entrar en playoffs con su estrella lesionada y su segundo mejor jugador recalando en Cleveland? Y tanto que sí.
Desde que arrancó 2014, los Bulls han acumulado un récord de 23 victorias (bonito número, por cierto) y 11 derrotas y ya son cuartos en la conferencia Este (35-28) por detrás de los sorprendentes Toronto Raptors y los grandes favoritos: Miami Heat e Indiana Pacers.
La filosofía es clara: defensa, defensa y defensa. No dar balón o rebote por perdido, algo en lo que tiene mucho que ver la entrega de Joakim Noah. El pívot francés se ha erigido en este tiempo como líder del equipo dentro y fuera de la pista, logrando incluso tres triples dobles en lo que va de campaña, algo que no conseguía nadie en Chicago desde Jordan y Pippen.
A la casta de Noah se suma el paso adelante de Taj Gibson, un jugador de perfil defensivo que ha mejorado ostensiblemente sus cualidades ofensivas. Prueba de ello es que ha superado en casi cinco puntos su media de anotación durante su carrera, pasando de 8.9 a 13.4ppp. Además, disfruta de la confianza total de su entrenador, quien le prefiere en pista en los finales de partido por delante de Carlos Boozer.
Otra de las gratas sorpresas ha sido la adaptación de DJ Augustin. Fichado en diciembre para sustituir al veterano Mike James, el ex de Bobcats y Pacers (su paso por Raptors fue casi testimonial) ha encajado perfectamente en el esquema de Thibodeau, haciendo las veces el papel de Nate Robinson en la temporada pasada: un revulsivo anotador desde el banquillo. A todo esto se suma el incombustible Jimmy Butler, la veteranía y acierto de Kirk Hinrich y Mike Dunleavy y los pequeños pasitos del rookie Tony Snell. El último en llegar, Jimmer Fredette, se perfila como un cañonero desde la larga distancia, faceta que domina a la perfección y de la que actualmente se encargan Augustin y Dunleavy. Pero primero toca ganarse la confianza de Thibodeau, algo nada fácil.
De momento los Bulls son el equipo menos anotador de la liga, con una media de 93.1ppp. Pero también son la mejor defensa (junto a Pacers) con 92.2 puntos encajados de promedio. Un dato: cuando el rival supera los 100 puntos en un partido el balance de los Bulls es de 3 victorias y 10 derrotas.
Los Heat, un equipo que promedia 104.3ppp, lo ha sufrido en sus carnes y ya ha caído derrotado ante los Bulls en dos ocasiones este año. La última anoche en la prórroga, en un partido en el que dejaron a los actuales campeones en 88 puntos.
Queda poco más de un mes de temporada regular. Tiempo para un último esfuerzo de cara a los playoffs. La duda es: ¿conseguirán terminar como cabezas de serie? ¿Lograran Wizards o Nets darles caza y llevarse el gato al agua? La pelea está servida.