Trail Blazers, la franquicia maldita

Ningún jugador español ha triunfado en Portland

Una gran cantidad de jugadores españoles terminan, por casualidad o no, en una franquicia ya familiar para todo aficionado español a la NBA: los Portland Trail Blazers. Desde el mítico alma del Real Madrid que fue Fernando Martín hasta el actual Víctor Claver, que continua en ella.

Fernando Martín realizó su salto a la NBA en 1985. Fue elegido en el draft de ese mismo año en la posición número 35 por los New Jersey Nets, aunque inmediatamente fue traspasado a la franquicia de Oregón. El paso de Fernando Martín por la NBA a nivel de juego se podría calificar de poco más que testimonial, ya que apenas jugó 25 partidos y unos escasos 146 minutos. Pero su paso por la liga americana sirvió para abrir el camino a las futuras estrellas españolas que decidirían dar el salto y enfrentarse al reto que supone ir a la mejor liga del mundo. Martín fue el lucero que alumbró el camino a lo desconocido que suponía la NBA. Como dijo el propio Martín:

Aquí no se viene a triunfar, eso es algo que a la gente no se le mete en la cabeza. Para mí triunfar es cada día aprender de los mejores. Integrarse en la NBA es partir de cero. Hay que aprenderlo todo. El cambio respecto a Europa es tan grande que nadie se lo podría creer.”.

Pau Gasol alabaría posteriormente la osadía que mostró en su momento Fernando Martín:

Cruzó la puerta que nadie antes había cruzado, es algo verdaderamente especial, y eso es lo que Fernando hizo como jugador. Su memoria debe pasar a las nuevas generaciones, fue y sigue siendo un icono del baloncesto español”.

Posiblemente si hubiera recalado en otra franquicia hubiera obtenido más minutos, ya que en ese momento en los Blazers tenían jugadores de la talla de Clyde Drexler, Terry Porter o Jerome Kersey. Hubo una gran brecha entre Fernando Martín, que fue el pionero, y su continuación, que fue Sergio Rodríguez; más conocido como el “Chacho”.

TRAIL BLAZERS - TIMBERWOLVESSergio Rodríguez fue seleccionado en la posición 26 por los Phoenix Suns en el draft de 2006. Posteriormente a la elección del draft fue traspasado a los Blazers. Llegó a la franquicia cuando la comandaba un entrenador mirado con recelo por todo aficionado español, Nate McMillan. Al principio apenas contaba con minutos de juego ya que le situaron como tercer base, por detrás del titular Jarret Jack o el suplente Donen Dickau. Pero poco a poco el canario fue escalando posiciones en las rotaciones y se colocó como revulsivo del equipo. Llegó a ser uno de los favoritos por la afición, pero a partir de ahí comenzó a llegar su debacle en  la mejor liga del mundo. Justo una temporada antes de su futuro traspaso llegó un compatriota que le hizo un poco más feliz su estancia allí, estamos hablando de Rudy Fernández, del cual profundizaremos más adelante. Junto al menorquín, hicieron una de las mejores conexiones que hemos visto y nos han hecho disfrutar, la «Spanish Connection». Todos recordamos esa famosa dupla que nos hacía disfrutar con los pases del canario y los vuelos del balear.

La pareja se rompería en 2009 cuando el Chacho fue traspasado a los Sacramento Kings, uno de los peores equipos de la NBA por esas fechas. Gracias a ese trade, Sergio consiguió incrementar sus minutos de juego, y gozó de una oportunidad para demostrar sus cualidades; como el mismo declaró:

Estoy muy contento e ilusionado por el nuevo destino y veremos que nos depara. Ojalá que este año Sacramento me de confianza y yo aproveche las oportunidades”.

Aún no se sabe por qué, pero la temporada siguiente los Kings le traspasaron a los New York Knicks, otra franquicia que en ese momento pasaba por un momento malo. Eso si, gozó de una buena cantidad de minutos y se adaptó muy bien a los sistemas de Mike D’Antoni. Pero el jugador canario no se sentiría lo suficientemente a gusto ni valorado en la NBA, por lo que acabó regresando a su casa, a la ACB.

Por su parte, Rudy Fernández llegó a la franquicia de Oregón en el verano de 2008. Gracias a la ayuda de Sergio Rodríguez, tanto fuera como dentro de la cancha, consiguió acoplarse rápidamente al ritmo de la NBA, y se convirtió en uno de los favoritos del «Rose Garden» por sus alley-oops con Sergio Rodríguez. Pero, otra vez, aparecería la figura de Nate McMillan, que parecía empeñado en que ningún español triunfara en su equipo. A pesar de esto, el jugador balear consiguió establecer el récord de triples anotados por un novato – que perdería al año siguiente a manos de Stephen Curry – y participar ese mismo año en el «Concurso de Mates del All-star«. Las cosas decaerían después de esta primera temporada, y en el futuro le costó mantener su proyección, bien es cierto que delante de él se situaban dos de los mejores jugadores de los Blazers, Brandon Roy y Nico Batum. Todo parecía mejorar en el verano de 2011 cuando llegó a un equipo que de verdad contaba con posibilidades y que además tenía un roster competitivo, los Dallas Mavericks. Nunca sabremos lo que podría haber sido, puesto que justo antes de que pudiera debutar con la franquicia tejana, fue traspasado a Colorado, a los Denver Nuggets. Probablemente uno de los equipos más divertidos de ver en la NBA por esa época. Contaba con una gran cantidad de jugadores espectaculares como Kenneth Faried, Ty Lawson o Danilo Gallinari. Rudy se adaptó rápido a los sistemas de George Karl, y se situó como uno de los asiduos en las rotaciones. Pero al finalizar esa temporada, creo que el propio jugador balear supo que su paso por la NBA había llegado a su fin, y por eso volvió a la ACB de la mano del Real Madrid.

Finalmente, llegamos al último jugador en llegar al Rose Garden, Víctor Claver. Elegido en la posición número 22 del draft por los propios Blazers en el año 2009, no daría el salto a la NBA hasta 2012. Su presencia este año en la franquicia de Oregón se puede calificar de testimonial, ya que por delante de él se situaban dos de los mejores jugadores de la franquicia, otra vez el galo Nico Batum y el jugador estrella de los Blazers, LaMarcus Aldridge. En esta temporada fue destinado a la D-League, la conocida la liga de desarrollo, por lo que jugaría para el equipo vinculado a los Blazers, los Idaho Stampede. Allí realizó buenos números, alcanzando en su segundo partido los 15 puntos y 7 rebotes, y lo alternaría con presencias anecdóticas con la franquicia de Oregón

Como se puede apreciar, todos los jugadores españoles que han pasado por esta franquicia apenas han tenido oportunidades para demostrar su valía o sus cualidades; bien porque tenían jugadores de mayor calidad por delante o por decisiones del propio entrenador. Sea por estas o por otras razones, ninguno ha conseguido despuntar en los Portland Trail Blazers, una franquicia maldita para los jugadores españoles.