Desde que fue escogido en la decimoséptima posición del Draft de 2005 y hasta que los problemas físicos empezaron a lastrarle, Danny Granger era la estrella de los Indiana Pacers, la primera referencia en ataque de un equipo que acabaría convirtiéndose, con el paso de las temporadas, en una de las referencias de la Conferencia Este.
No obstante, su caída provocada por las lesiones sirvió como oportunidad para que un joven llamado Paul George emergiera como nueva figura del equipo, lo que sumado a que Danny nunca terminaba de recuperarse, acabo desplazándole de su rol en el equipo hasta el punto de que, en el último día del mercado de traspasos de la pasada campaña, fue enviado a los Philadelphia 76ers.
Granger, que no quería jugar en una franquicia perdedora como la de Philadelphia, forzó ser cortado para acabar firmando como agente libre con los Clippers, con los que disputó un total de 25 partidos (doce en temporada regular y 13 en Playoffs) con unos promedios de 5.2 puntos y 1.9 rebotes en 13 minutos. Tras la eliminación de la franquicia angelina de los Playoffs, Granger decide no ejercer su player option y sale al mercado, donde firma por los Miami Heat, enemigos durante todo el periplo del Big Three en Florida de sus Pacers. Pero el destino pudo ser diferente.
Y es que, según confesó el propio jugador, una vez que salió al mercado pensó en volver a la franquicia de Indiana con un contrato menor al que había tenido hasta entonces, pero en las oficinas de Indianapolis no lo consideraron necesario. Irónicamente, es posible que finalmente su fichaje hubiese sido positivo tras la marcha de Lance Stephenson y la grave lesión de Paul George, pero ahora Danny tratará de volver a ser el que fue, o al menos en cierta medida, en las costas de Florida.
