LeBron se ahoga en su propia fiesta

No fue, ni de lejos, su mejor noche

Desde que el pasado 11 de Julio LeBron James anunciara su vuelta a los Cavs, la ciudad de Cleveland y el estado de Ohio se han volcado en hacer que el retorno de King James al Quicken Loans Arena fuera algo único, mágico, que quedara en la retina de todos el día de mañana. Y lo lograron. Un espectáculo de luces, sonidos, la pista iluminada, un público entregado,… todo para hacer que el hijo pródigo estuviese feliz.

LeBron no venía solo, traía junto a él todo un ejército de hombres dispuestos a llevar a Cleveland a lo más alto, hombres de la talla de Kevin Love, Shawn Marion o Mike Miller, todo hacía presagiar que la noche sería inolvidable.

Todo era normal, LeBron hacía su ritual con los polvos de talco, la grada coreaba su nombre y todo estaba listo para empezar.

Lo cierto es que desde el principio se pudo ver a LeBron un tanto acelerado, tomando decisiones rápidas, con malas selecciones de tiro, de hecho su primera canasta llegó bien entrado el primer cuarto, el último hombre de Blatt en hacerlo, eso sí, un dos más uno que evidenció su poderío físico.

A partir de ahí, el Rey se desvaneció, perdido en un ataque impreciso, coleccionando pérdidas de balón, 4 en los primeros 24 minutos, y con un lamentable 1/9 en tiros de campo, para 4 puntos al descanso.

En la reanudación nada cambió, LeBron se mantenía impreciso e incapaz de frenar las acometidas de Carmelo Anthony, sin capacidad para ayudar a un Kyrie Irving que se echó el equipo a la espalda ante la desaparición de Kevin Love.

El de Akron aparecía por momentos, chispazos repentinos que hacían vibrar a una grada entregada a la causa, mientras tanto, los Cavs iban a remolque en el marcador, y unos Knicks, sin ningún alarde, caminaban férreos hacia su primera victoria, que terminó por consolidarse.

LeBron terminó el partido con 17 puntos (5/15 en tiros de campo, 1/5 en triples), 5 rebotes, 4 asistencias, 8 pérdidas, y un preocupante -13 para los Cavs con LJ en pista, siendo el que más minutos estuvo en cancha, 43:14.

No fue la noche que esperaban en Cleveland, ni será la tónica habitual de la temporada, es un proyecto nuevo, ambicioso como pocos, quizás mayor que el de Miami hace 4 años, con un entrenador novato, y con una lucha de egos por ser la segunda espada del equipo. Necesitan rodaje, necesitan tiempo.


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