A pesar de que el gran beneficiario de la salida de Enes Kanter está siendo Rudy Gobert, Trevor Booker se ha convertido también en pieza indispensable de lo que los Jazz quieren hacer en pista. El veterano ala-pívot se ha sobrepuesto a una situación que no parecía muy clara cuando firmó este verano procedente de los Wizards y ha encontrado su lugar como energético tercer jugador interior en el banquillo de Quin Snyder.
A sus 26 años Booker llegó a Salt Lake City sin saber a ciencia cierta qué esperar; sin ser lo suficientemente veterano como para ayudar a un equipo que busca el anillo, y habiendo alcanzado supuestamente ya su pleno potencial, y por tanto sin despertar interés para un conjunto joven en busca de promesas. Estaba en el limbo, pero el ex de la universidad de Clemson espera ahora poder seguir creciendo con los Jazz y cumplir el segundo año de contrato sobre el que la franquicia mormona tiene opción o no de ejercer.
Comenzó su andadura enterrado en una rotación hambrienta y necesitada de desarrollo, sin una gran envergadura al estilo Gobert o Favors, y tampoco sin un tiro exterior que le permitira actuar de stretch forward, el entrenador Snyder no tenía mucho protagonismo que darle tratando de encontrar tiempo de juego para sus otros tres compañeros de pintura. Sin embargo, con la nueva identidad del equipo en gestación, lo que puede aportar Booker encaja a la perfección. Su intensidad defensiva, su apetito por los rebotes, y su voluntad de poner al grupo por encima del yo, le ha convertido en pieza clave para unos Jazz que con un récord de 12-3 desde el parón del All-Star, que son la nueva sensación de la liga.
Sus números no van a dejar boquiabiertos nunca a nadie, y los cambios en apenas unos cuantos minutos que está recibiendo de más en este último mes no van a llamar la atención, pero la marcha de Kanter ha abierto posibilidades para muchos jugadores y Booker lo está aprovechando. Con el renovado protagonismo de la defensa en el esquema de Utah, las cualidades del natural de Carolina del Sur están siendo muy útiles, ya que puede alternar la pintura con el perímetro, permitiendo mucha más versatilidad en un grupo que no encaja más de 100 puntos desde hace una veintena de partidos.
Booker entra en esa larga lista de jugadores necesarios en todo gran equipo, y que aporta mucho más de lo que las estadísticas dicen. Los que sí lo notan son sus compañeros, como refleja el veterano aussie Joe Ingles:
«Es esencial para nosotros. Su pasión por el juego y su entusiasmo se nos ha pegado mucho. Es un jugador que aporta energía constantemente, y eso nos hace funcionar.»