
Continuamos con nuestro cierre analizando la actuación uno a uno de los jugadores; en anteriores artículos: Gordon Hayward.
El imponente ala-pívot de Georgia Tech solamente tiene 24 años, pero acumula ya 5 temporadas en la NBA, más de 4 en Salt Lake City, primero como miembro de un equipo sin cierto rumbo a pesar de clasificarse para los playoffs en 2012 y luego ya como uno de los hombres más reconocibles de un nuevo proyecto que pretende transformar a los Jazz en candidato a todo por tercera vez en la historia de la franquicia. Y tal vez por eso este curso era especialmente clave para Favors, eje del traspaso que envió al otrora estrella de Utah a los Nets, Deron Williams, y que aunque progresando adecuadamente parecía haberse estancado dentro de un juego interior repleto.
En 2015, sin embargo, por fin se ha puesto remedio en el EnergySolutions Arena al overbooking de pívots que limitaba el crecimiento de cada una de sus partes y Derrick Favors ha aprovechado para dar un gran salto no solamente estadístico sino en su rol como colíder de la joven escuadra del estado mormón. Si cuando llegó Millsap y Al Jefferson eran los que le cerraban el paso, en estas dos últimas campañas ha sido el turco Enes Kanter el que ha estorbado su paso, hasta que con su salida rumbo Oklahoma City ya no lo ha hecho, y el ex de New Jersey lo ha agradecido con sus mejores números ofensivos como profesional. También ese traspaso en invierno permitió al entrenador jefe Quin Snyder dotar a los suyos de una identidad mucho más apropiada a las cualidades de Favors, sobre todo en defensa, emparejándole con un Rudy Gobert que ha sido una de las grandes sensaciones de la liga. Con un nuevo tiro de media distancia trabajado en el verano y ya como power forward a tiempo completo, el nuevo papel y las nuevas responsabilidades han destapado el talento que se le presuponía al número 3 del draft de 2010, pero que nunca había podido demostrar con anterioridad.
El contrato que firmó en la offseason pasada por 4 años y más de 46 millones de dólares está comenzando a parecer totalmente justificado y merecido, sobre todo con los planes que tienen en mente jugador y entrenador para él en el futuro más próximo.
«Me gusta verle como un grande capaz de hacer jugadas. Primero, puede meter tiros. Creo que es un pasador dispuesto. No aprendes a hacer esas cosas hasta que no te ponen en situación de hacerlo.»
Las palabras de Snyder no podrían ser más verdaderas, puesto que en realidad Favors nunca había tenido el sitio para cumplir las expectativas creadas. Más allá de crear oportunidades para él en el poste alto, la clave es la responsabilidad que conlleva un papel más importante, y con la marcha del frustrante Kanter solamente quedaba recurrir a él para anotar dentro, rol cantante que ha despertado sus mejores cualidades prácticamente de la noche a la mañana. Los minutos de un año para otro han sido los mismos, 30,2 en 2014 y 30,8 por partido en 2015, pero sin embargo sus promedios anotadores han subido en casi 3 puntos por noche, sus tiros de campo en más de 2 intentos y sus tiros libres en 0,6. Pero lo que verdaderamente llama la atención son las cifras desde febrero, cuando Favors por fin obtuvo sus credenciales como primera referencia interior. En ese mes se fue hasta los 17,1 tantos, para en marzo culminar con una media de 18, y siempre por encima del 50% de acierto en tiros. En marzo, además, su +/- en pista fue excelente, con 5,9. Sus números reboteadores no son importantes puesto que la presencia de Gobert en vez de Kanter por dentro le ha quitado mucho peso de encima, contribuyendo así a darle todavía más frescura de cara al aro contrario. En sus propias palabras:
«Vine aquí y era casi lo mismo de antes. No debe ser tan bueno (para un número 3 del draft). No le están dando muchos minutos, esto y aquello. Un montón de sandeces simplemente. Siento como si me hubiesen subestimado un poco. Este año, siendo parte del ataque y siendo una de las partes principales del equipo, creo que la gente está empezando a darse cuenta de lo bueno que soy.»
Favors ha encajado perfectamente en el nuevo sistema que Quin Snyder ha establecido en Utah, tanto ofensiva como defensivamente, y parece que podríamos ser testigos de su explosión como candidato al All-Star en un futuro muy próximo, ya que como decíamos anteriormente apenas tiene 24 años y está todavía lejos de su madurez deportiva. Otro motivo ilusionante más para la afición de los Jazz es su papel fuera de la cancha, donde también ha crecido hasta convertirse en uno de los miembros más apreciados de la franquicia.