Lo primero de todo y antes de hacer desfilar por aquí la retahíla de pensamientos que me colapsan la mente, felicitar al Club Ourense Baloncesto y a todos sus aficionados por certificar en los despachos lo conseguido en la pista. Os lo merecéis. Vosotros habéis conseguido en pocos días lo que nosotros no hemos logrado en tres años. Y digo nosotros porque yo también me siento parte del CB Tizona. Este equipo logró que un futbolero como yo cambiase el césped por el parquét.
Si soy sincero, ni siquiera sé por dónde empezar. Tres años ya. Tres veranos la misma historia. Otra temporada llena de ilusión, plagada de momentos de juego brillante, de bailes de Taylor en la pintura, de innumerables veces en las que Jeff me ha hecho levantarme de mi asiento tras un triple inverosímil, de vuelos sin motor, de defensas asfixiantes, de BA-LON-CES-TO. Otro año más; remar para morir en la orilla. Por todo esto no quisiera callarme unas cuantas cosas:
En primer lugar, a la ACB, como institución, decirla que todo es barato o caro según merezca o no la pena el precio pagado. Si ustedes pretenden que los clubes les paguen una suma de siete cifras por competir en “su” liga, deberían plantearse primero que le ofrecen ustedes a cambio a esos clubes. Pabellones a medio llenar, audiencias pésimas, un deporte condenado al anonimato en los medios, no provocado por el futbol, no; si no por vuestra falta de ganas de hacer las cosas bien. Me entristece que todavía haya quien pase por el aro, porque eso solo os refuerza aún más en vuestra injusta posición. Y si sois tan rigurosos con la peseta, haced el favor de no mirar hacia otro lado mientras clubes de vuestra liga acumulan deudas y no cumplen con los contratos que firman. Ustedes están acabando con la ilusión de muchos aficionados al baloncesto. Los mismos aficionados culpables de que alguien siga viendo los partidos de vuestra liga.
Segundo, al señor Don Francisco Roca, presidente ejecutivo de la ACB: Recuerde su intención de flexibilizar las condiciones administrativas del ascenso. “Las quejas tienen sus fundamentos”, decía usted al poco tiempo de sentarse por primera vez en su despacho de la calle Iradier. Quizás haya tirado sus palabras por el utensilio del baño que hace honor a su apellido. Tenga cuidado, no se le valla a ir su liga también por el sumidero.
Tercero, al señor Don José Luis Sáez, presidente de la FEB: De verdad, déjese de buenas palabras, ya le tenemos calado, y póngase a trabajar, pero de verdad. Intente por todos sus medios que la ACB no sea cada vez un techo más alto para los equipos de sus competiciones. Y por favor, usted tampoco mire hacia otro lado cuando en sus ligas hay jugadores y jugadoras, PERSONAS, que de verdad pasan auténticas miserias para seguir jugando al deporte con el que vibran. Señor Sáez… no me cabe duda de que a la sombra del éxito de los Gasol se vive muy bien, pero estoy seguro de que el olor a podrido de su sistema ya debe empezar a ser insoportable.
Cuarto. A la directiva del CB Tizona: Gracias. Aun con vuestros errores y con mis discrepancias, en una balanza tira más todo lo que este club nos ha dado. Tenéis razón, este proyecto no puede ser solo de 8 personas, tiene que ser un proyecto de ciudad, tenemos que empujar todos. Es una pena que en estas tierras no sepamos (no se sepa) apreciar esta oportunidad, y van tres ya. Solo pido que sigáis apostando por un baloncesto que consiga que nos pasemos la semana esperando a que lleguen las 9 del viernes.
Y quinto y último, a todos los aficionados del CB Tizona: a los Andrés Montes, a los Sauki, a los Bochanos, a los de la Colada y a todos los demás, ¡Que esto no decaiga, hombre! A veces me planteo si de verdad merece la pena entrar en una liga que vive de las grandezas pasadas, que no se sabe vender, que no es capaz de lograr un trato digno por parte de los medios y cuyos dirigentes no son capaces de apreciar lo que supone un equipo saneado, que apuesta por un buen baloncesto y que tiene una afición así llevándole en volandas. Gran parte de vosotros lleváis mucho más tiempo que yo arropando a este club y sabéis de lo que hablo. Personalmente, yo me siento muy orgulloso de apoyar a un equipo que no debe nada a nadie y que tiene el reconocimiento de todas las aficiones en todas las canchas que visita. ¿Qué no nos dejan pasar? Pues es una pena, pero que la sinrazón de unos pocos no acabe con nuestra pasión. Al año que viene que cuenten conmigo, yo de este barco no me bajo, pero en el Plantío, en nuestra cancha, en nuestra caldera, la de siempre, en la que se respira pasión por este deporte.
