Ya sabemos cómo suele desarrollarse el mercado de agentes libres para los Jazz: Utah no es un lugar que atraiga estrellas. Y sin embargo la franquicia del estado mormón está ante una oportunidad muy buena de dar un paso importante en su futuro a corto plazo. A pesar de no contar con necesidades urgentes en la plantilla, y a pesar del regreso de Alec Burks, el equipo podría usar uno o dos refuerzos para dar ese salto que directiva, jugadores, cuerpo técnico y aficionados creen que se puede lograr en 2016; pelear los playoffs está cerca – fueron décimos en el Oeste el curso anterior – pero también hay mucha y muy dura competencia en la conferencia más fuerte de la liga, y un banquillo compuesto por nombres como Cotton o Cooley – o Tibor Pleiss – no va a ser suficiente.
Mientras que todo apunta a que los principales objetivos en este período de fichajes, que comenzó ayer a las 00:00 en EE.UU., son encontrar ese center suplente tras el no de Tomic y resolver la situación de Booker – opción de equipo por casi 5 millones de dólares – y Joe Ingles – agente libre restringido por el que podría haber moderado interés -, también ha habido rumores de que los Jazz estarían interesados en jugadores como DeMarre Carroll o Wesley Matthews, aunque desafortunadamente ambos parecen estar fuera ya del mercado. Con un bloque sólido de jóvenes consolidados como Favors, Gobert y Hayward, y la promesa de Hood y Exum, las únicas adiciones de impacto que se podrían realizar serían en el perímetro, y más aún si Burks no encaja en el esquema de Snyder o Utah se cansa del escaso desarrollo de Trey Burke. Pero eso no quiere decir que no haya sitio para un ala que dé profundidad y sea una mejora sobre Elijah Millsap – no simplemente un reemplazo – o un base que pueda asumir la dirección de juego del equipo si Burke no demuestra mejoras importantes en su tercera temporada como profesional.
El espacio salarial que tienen los Jazz este verano es útil ahora, no en 2016 cuando todos los conjuntos de la NBA dispongan de dinero para sobrepagar por cualquier mediocre agente libre. Tampoco significa que el general manager Dennis Lindsey tenga que romper la hucha y darle 12 millones a Amir Johnson, pero Utah debería tratar de sumar algún jugador de impacto ahora – si lo hay, claro -, ofreciendo un proyecto estable y de clara proyección y así imitar un movimiento que hicieron los Celtics en invierno, cuando se llevaron a Boston a Isaiah Thomas y su contrato, una auténtica ganga a partir de la próxima temporada.
Como ha dicho ya Lindsey, la franquicia va a ser agresiva en contarle su propuesta a los agentes libres en los que estén interesados, y la familia Miller, propietaria de la escuadra, ha dado luz verde a gastar los alrededor de 16 millones de espacio salarial de los que disponen, pero también ha advertido de que tendría que ser el nombre apropiado. Si no encuentran ese jugador deseado, los Jazz están contentos con lo que tienen en plantilla y la vuelta de Burks y la llamada a filas de algunas de las segundas rondas que tienen en Europa, como Pleiss o Raulzinho Neto; actualmente en la ACB, uno en Vitoria y el otro en Murcia.
Como señalaba el columnista del The Salt Lake Tribune Kurt Kragthorpe, sobrepagar por un jugador no forma parte de la cultura Jazz, pero es algo que se pueden permitir este verano si les permite avanzar en su proyecto de reconstrucción, y el contrato que se haga siempre parecerá asumible con respecto a lo que se firme en 2016. Que no se muestren tan satisfechos con lo que tienen y creen algo de competición para los Exum, Burke, Burks y Hood puede ser muy beneficioso a corto y largo plazo para los de Quin Snyder, y puede ser el empujón que necesitan para pelear por los playoffs en el futuro próximo.