Los Utah Jazz son los menos odiados de la NBA

Sentimiento que podría cambiar a medida que el equipo crezca

Jugando en medio de la nada baloncestística, es complicado que Utah tenga claros rivales geográficos, a pesar de haber logrado dos títulos de división desde que la Noroeste se crease en 2004-05. Ni Denver, ni Portland y ciertamente tampoco Oklahoma City ni Minnesota tienen ningún tipo de razón para detestar a los Jazz. En una competición donde el sentimiento regional importante bastante poco y mucho menos que en otras ligas como la NFL y la MLB, los de Salt Lake City también se encuentran en un punto de reconstrucción de la plantilla sin ninguna estrella dominante todavía que les hace si no caer bien en todos sitios, si al menos no provocar rechazo.

La lista de The Cauldron en Sports Illustrated pone a los Jazz en la cola de los equipos más odiados de la NBA. El autor, Ian Levy los pone en el grupo de The Patiently Inoffensive añadiendo que:

«Mientras que mucha gente odia el jazz, nadie odia a los Jazz. Apuntan a ser un equipo joven muy prometedor esta temporada, sin asperezas que irriten, sin estilo dominante, sin personalidades ofensivas que te hagan hervir la sangre».

Nadie podría odiar ahora mismo a Hayward, Favors o Gobert, las tres estrellas emergentes de Utah, que son bien diferentes, de momento, a nombres como Carmelo Anthony, Kobe Bryant, Blake Griffin o Derrick Rose. Tampoco tienen la historia de su lado ya que, a pesar de ser claro candidato al título en los últimos años de la era Jordan y durante algunos del final de la década anterior, nunca han poseído ese glamour de ciertas franquicias como Knicks, Celtics, Lakers o 76ers para a lo largo del tiempo ganarse fans y detractores por igual. La presencia también de dos leyendas como Malone y Stockton, junto con la bonita historia del entrenador Sloan, también hace difícil para la mayoría del público joven que es el que sigue mayoritariamente la NBA, tener en cuenta esos tiempos en los que la cancha de los Jazz era considerada una «cárcel de 5 estrellas» por el fervor apasionado de una de las mejores aficiones del deporte profesional americano. El estar en el Oeste, que tradicionalmente ha tenido muchos candidatos al anillo, también ha ayudado a que haya pasado Utah desapercibido en ocasiones, aún liderado por una personalidad como Deron Williams.

Gordon Monson escribe en The Salt Lake Tribune que los Jazz volverán a ser odiados en el futuro, cuando vuelvan a ser buenos, y, aunque tenga razón en parte, la verdad es que dudo mucho de que alcancen los niveles de otras franquicias mencionadas arriba. Solamente la transformación de Gobert en una especie de villano internacional – factible aquí en España – podría producir ese salto «cualitativo».