El curioso caso de Sonny Weems y los inmigrantes del baloncesto
Vuelve a la NBA buscando una segunda oportunidad
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En la NBA gustan y mucho los jugadores internacionales. Todos los veranos se demuestra con extrañas elecciones del Draft, que en algunos casos como el de Giannis Antetokounmpo acaban en victoria, y otros como el de Nikoloz Tskitishvili acaban en la más absoluta de las desgracias siendo un pufo.
Como decía, en la liga americana les encanta traer americanos y abrir fronteras, lo cual está muy bien. Pero ese afán por traer jugadores de cada rincón del planeta les hace dejar a decenas de americanos sin equipo en la NBA, entre los cuales, más de uno se merece una oportunidad antes que el internacional de moda.
Se me viene a la cabeza el caso de Luke Harangody, conocido en España por jugar en el Valencia esta última temporada y ser un habitual ya por Europa de mucha calidad. Harangody es uno de los mejores jugadores de la historia de los Fighting Irish de Notre Dame y de la Conferencia Big East. Pues bien, este jugador cayó hasta el final de la segunda ronda del Draft de 2010 y fue seleccionado por los Boston Celtics en el puesto 52. Apenas contó con oportunidades en la NBA y fue traspasado a los Cavaliers para después acabar jugando en la D-League. Cuando vio que no se le daría ninguna oportunidad, decidió marcharse al Viejo Continente, donde ha demostrado ser un jugador muy válido y ha firmado este verano con el gigante turco Darüssafaka S.K. El caso de Harangody es, como el de otros americanos, que no disponen de oportunidades y tienen que marcharse a Europa a ganarse la vida. Puede que en un par de años algún equipo decida darle alguna oportunidad, esa que nunca ha recibido en la mejor liga del mundo.
Harangody podría haber sido un «pufo», aunque es difícil hablar de pufo cuando caes hasta las últimas posiciones del Draft. Podría haberse unido a Tyler Hansbrough, Nick Collison o Jason Thompson como jugadores dominantes en la NCAA y que luego en la NBA han tenido carreras decentes o más bien decepcionantes. Pero el caso de Harangody es el de un americano que se va a buscar un puesto fuera de su país, un inmigrante del baloncesto. Otros como Andrew Goudelock, después de demostrar ser válidos cuando nadie confiaba en ellos, acabaron también en Europa. Si estos jugadores hubiesen hecho esos registros en clubes europeos y no fuesen americanos probablemente tendrían ahora un hueco en alguna franquicia.
En el verano de 2012 los Phoenix Suns decidieron dar a P.J. Tucker su primera oportunidad real en la NBA. El alero americano, que venía de jugar cinco temporadas en ligas como la ucraniana, israelí o italiana, había «disputado» su año rookie con los Toronto Raptors en la 2006/2007. Disputado entre comillas sí, ya que sólo sumó 83 minutos, cifra que jugadores importantes en un equipo superan en tres, cuatro partidos (y no hablemos ya de los LeBron, KD y compañía). Tucker demostró el paso de esas cinco temporadas mejorando en el extranjero y los Suns no dudaron en ofrecerle un contrato de dos temporadas. Ahora, Tucker es perfectamente capaz de ser un alero titular en la NBA, lo que se conoce como un 3-and-D (triples y defensa), además de ser un gran reboteador para su altura y posición y un jugador intenso, con carácter y que ejerce de líder.
Podemos decir que seguro probablemente otro equipo, después de probarle en el Training Camp, le habría dejado de nuevo como agente libre, pero los Suns supieron reconocer sus características e hicieron un gran movimiento. Ahora, en el verano de 2015, repiten la estrategia.
Tres años más tarde después de firmar a P.J. Tucker, que más tarde se consolidaría como una revelación, especialmente en la temporada 2013/2014, Phoenix da la sorpresa firmando un contrato de dos años a Sonny Weems. Muchos se hicieron la pregunta de quién es Sonny Weems, ya que o bien eres un friki de la NBA y sabes que pasó tres temporadas entre Denver y Toronto, o le conoces por su destacado papel en Europa.
Parecía que Devin Booker y T.J. Warren serían los primeros cambios de la segunda unidad, pero con dos jugadores tan jóvenes se veía algo corta la rotación. Con la llegada de Weems se consigue un perfil distinto y un jugador con experiencia, cómo ya analizamos en otro artículo sobre la rotación de Hornacek. Ya hemos hablado en otros artículos del ex del CSKA, uno de los mejores aleros estas últimas temporadas en Europa, capacidad para crear sus propios tiros, fuera y atletismo para penetrar, gran defensor y desde hace unos años especialista en el tiro de tres.
El contrato de Weems es además un chollo, algo más de dos millones anuales y la próxima temporada no garantizada: si sale bien y es importante Phoenix tendría todas las opciones de renovarle, si sale mal es tan fácil como librarse de él el próximo verano. Pero si Weems con 24 ya era importante en la rotación de los Raptors (y con un tiro exterior lamentable) ahora veremos una versión muy superior a la que mostró aquellos años.
Lo realmente sorprendente es la confianza que deposita la franquicia de Arizona en los inmigrantes estadounidenses del baloncesto. P.J. Tucker y Sonny Weems son los dos casos más claros, pero hasta el propio Luke Hrangody del que hablé antes realizó la Summer League este verano con los Suns. Mientras otras franquicias dejan escapar talento al Viejo Continente, Phoenix se encarga de darles esa oportunidad que nunca han tenido en la NBA. Apúntense el nombre de Sonny Weems, porque si no le conocían, van a escucharlo mucho esta próxima temporada.