El difícil comienzo de Anthony Davis
La estrella de los Pelicans debe resurgir

Una ciudad ilusionada, un proyecto de futuro, un equipo unido, un jugador llamado a entrar en el olimpo de los dioses de la NBA. Cuando Anthony Davis firmó este verano su acuerdo de renovación con los New Orleans Pelicans nadie podía imaginarse este inicio de temporada. Davis firmó por el máximo salarial y quedaría vinculado al equipo durante 5 años más, su leyenda empezó a escribirse.
Muchos problemas con las lesiones, fichajes frustrados, fichajes sin sentido o jugadores cortados a los pocos días de ser firmados, en esto se ha resumido el verano y el inicio de temporada de los Pelicans. Davis está llamado a ser el mejor jugador del mundo en un futuro no muy lejano, un jugador capaz de dominar el juego a su antojo, capaz de ganar él solo los partidos, como las leyendas de este deporte hicieron en su momento, pero algo le pasa a Davis.
Su relación con Monty Williams, antiguo entrenador de los Pelicans y que fue despedido este verano pese a llegar a Playoffs, puede que haya repercutido mentalmente en Davis. Era su entrenador, su confidente, su relación era algo más que deportiva. Este puede ser uno de los motivos por los que «La Ceja» esté alicaído, el esquema de Monty era muy beneficioso para él, era el dominador de la zona, tanto en defensa como en ataque, era imparable.
Con la llegada de Alvin Gentry todo esto cambió, no hay «feeling», el vestuario no está convencido de que el despido de Monty haya sido lo correcto para la franquicia. Sumemos a este vestuario roto por dentro que la estrella, el pilar del equipo, no consigue ser regular, eso que le hizo fuerte, eso que le hizo ser el mejor joven del año, el que casi el 90% de los entrenadores construirían una franquicia con él como estrella. Davis ha cambiado su juego, su personalidad, su físico, ha dejado de ser aquel enclenque del primer año, aquel «niño» que fue criticado en su año de «rookie» por no cumplir las expectativas, ha madurado, ha trabajado mucho este verano para ser capaz de ganar kilos y kilos de músculo para dominar la pintura pese a ser ya el mejor en esa zona, tiene ambición, tiene garra, solo tiene un defecto, las lesiones.
Quién iba a pensar que estos Pelicans iban a estar últimos de la conferencia oeste a estas alturas de la temporada, con una única victoria y unas sensaciones horribles de cara al futuro. Una clave de todo esto es un factor que a los Pelicans les afecta demasiado y que claramente afecta al juego, a la química y a los resultados, las lesiones. Jugadores como Cole, Pondexter o Tyreke no han jugado aún esta temporada, este último, Evans, es la mayor preocupación y la mayor esperanza para la franquicia de Lousiana y en especial para un jugador, para Davis. Evans volvió a recuperar su nivel y con él los Pelicans llegaron a Playoffs, Evans es el amigo de Davis en la cancha, su escudero, el jugador en el que «La Ceja» puede confiar si las cosas van mal, Davis echa de menos a Tyreke, los Pelicans le echan de menos.
Las lesiones de Davis esta temporada parecen que le quieren arruinar la temporada, ya sea porque los rivales le tienen que parar con faltas o porque un choque fortuito le deja tocado el hombro. No está siendo la temporada soñada para el mejor Ala-Pivot de la NBA. Tras unos partidos malos al principio de temporada se reivindicó contra los Hawks, volvió en Anthony Davis que maravilló al mundo, llegaron 2 partidos seguidos con los Mavericks que dejaron una sensación de impotencia en Davis, no pudo conseguir la regularidad que tanto le ha caracterizado y además en el segundo partido, cuando parecía que volvía a brillar con 17 puntos y 7 rebotes en 19 minutos llegó una lesión.
La suerte no está del lado de Davis, el juego no le ayuda a mostrar su potencial, el salir al perímetro parece que le lastra a la hora de dominar la zona. Todos sabemos de lo que es capaz de hacer y todos sabemos que esto es pasajero, nadie puede dudar de que Davis va a dominar la NBA, va a ser el temor de las zonas y va a imponer su dominio, solo hace falta que el equipo esté sano y que Davis vuelva a sonreír en la pista, que vuelva a ser el jugador capaz de ponerte en tapón y a los 3 segundos esté rematando un contraataque.
Lesiones, mal clima en el vestuario, cambio de entrenador, nuevas facetas sin dominar en su juego, equipo desanimado… Todo esto puede afectar a Davis pero hay una cosa que le hace superior a todo esto, su calidad, su afán de mejora. Davis no va a parar de crecer pese a las adversidades, Davis volverá.