El aficionado medio de la NBA – entre los que me incluyo – tiene una característica, o podríamos decir incluso una tendencia irracional, a condenar a ciertos jugadores tras una mala racha. Como ejemplos de esta praxis ciertamente habitual estarían los casos de Derrick Rose, Paul George antes de iniciar esta temporada, Lance Stephenson, Nikola Pekovic… y un largo etc. Dentro de ellos estaría también el caso de Rajon Rondo, un tanto peculiar a mi parecer.
Rondo promedia en su carrera unos números no muy destacados: 10.9 puntos, 8.4 asistencias, 4.8 rebotes y 1.8 robos de balón por encuentro. Sin embargo, en su mejor época en los Celtics, de la que mucha gente se acordará porque ganaron un anillo en 2008 con el famoso Big Three conformado por Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett, llegó a promediar dobles dígitos en puntos y asistencias durante 3 temporadas consecutivas (y quedándose a 0.2 asistencias por partido en la inmediatamente anterior y posterior a dicha racha, por lo que podríamos cuadrarlo a 5 años seguidos).
Ese Big Three que os comentaba era un poco ficticio, porque en realidad era un Big Four en toda regla y que de hecho comandaba Rondo desde la pista, siendo la extensión ideal para Doc Rivers. El único problema era que Rondo había llegado procedente de una posición baja Draft (Nº 21 del Draft de 2006), no cobraba más de $15M – apenas superaba los 10 – y todavía no se había hecho un nombre en la liga. Estaba eclipsado por las estrellas, pero era una delicia verle jugar partido tras partido. De hecho, los encuentros con 15 e incluso 20 asistencias era habituales para los aficionados de los Celtics, y los Triples-Dobles llegaban también con bastante asiduidad y no representaban sorpresa alguna.
Fue cuando todo esto terminó, el Big Four Three se deshizo por completo y Rondo se quedó solo en Boston, comandando un proceso de reconstrucción en el que no creía y jugando junto a unos compañeros que no le favorecían en su juego del pass-first. No juzgaré su actitud en ese momento, no era un Celtic de pura sangre, pero no todo el mundo puede serlo.
La historia a partir de ahí es de sobras conocida, mal inicio de campaña y traspaso a Dallas. Sus números ahí fueron decepcionantes. Llegaba para revivir, hacer saber a la liga que seguía siendo el mejor – o uno de los mejores – bases puros de la NBA, pero le salió el tiro por la culata. Desde su llegada el equipo fue a peor, no se adaptó, no encajó, no gustó en Texas, no estuvo cómodo en ningún momento.
Llegó el verano y ya nadie confiaba en él para darle un gran contrato. Las grandes estrellas de la liga como Aldridge, Wade, Love, etc. iban recibiendo el interés de múltiples equipos y las ofertas que llegaban eran suculentas; pero no para Rondo. Esperaba en el sofá de su casa, sin nadie que se interesara por él. Pero entonces tanto el jugador como los Kings hicieron un movimiento maestro. Rondo decidió que era mejor un contrato para una sola temporada, buscando hacer un buen año y recibir luego las ofertas deseadas, mientras que Sacramento decidió, simplemente, llamar a su puerta y ofrecérselo. Con Darren Collison como base principal y mucho margen salarial poco tenían que perder por un solo año, y podrían ganar mucho; como así ha sido.
Ahora, tras un mes de competición, ya nadie duda de Rajon Rondo. Ha vuelto a su mejor versión, promedia los mejores números de su carrera – 12.6 puntos, 7.6 rebotes, 10.2 asistencias y 1.9 robos por partido – y lleva ya 4 Triples-Dobles esta temporada en solamente 13 partidos.
Ese «run run» ha desaparecido, ya nadie pregunta qué ha hecho Rondo esa noche para mofarse de él o reafirmarse en su discurso de que ya no sería lo que fue, que el de los Celtics era irreal por quién le acompañaba. Ahora la gente pregunta qué ha hecho Rondo esa noche intentando adivinar si habrá sido un Triple-Doble o no, a cuán cerca se habrá quedado esta vez y cuántos pases de canasta habrá dado.
¿Se atreven a intentar adivinar qué tipo de contrato va a obtener Rondo una vez termine este año y vuelva a ser agente libre? Yo sí. El máximo. Porque todo equipo que pretenda hacer algo grande en la liga debe contar con un base que sepa lo que hace y lo haga muy bien, y nadie (NADIE) en la NBA tiene una mejor visión de juego que Rajon Rondo, y lo aprovecha a la perfección. Ya no son solo los números, que 18 asistencias contra Miami y sin Cousins está muy bien pero es un mero dato; es la forma en la que juega, la soltura, los movimientos de su «época dorada».
Para nada es el mejor base de la liga, ni tampoco es un TOP5 como lo fue antaño, pero ha vuelto a la senda para serlo y tiene todavía 29 años. Curry, Paul, Westrbook, Irving, Wall… hay muchos por delante suyo hoy por hoy, pero ninguno de ellos reparte juego como lo hace Rondo, por mucho que las estadísticas indiquen lo contrario.
Muchas veces el ser considerado una gran estrella de la liga o un simple jugador más depende de un click, de un botón que te active y ayude a abrir los ojos a la gente. A Rondo se le desactivó ese botón cuando se lesionó gravemente la rodilla y no había encontrado la forma de volverlo a activar, hasta esta temporada. Ahora está enchufado de nuevo, y en modo On Fire si me lo permiten. Rondo ha vuelto a la élite, y parece que es para quedarse.
