Brandon Ingram: Carta de despedida a Duke

recuerda su paso por la universidad de sus sueños

bradon ingram duke

A veces es difícil explicar cómo en tan poco tiempo uno se puede encariñar con cosas bastante sencillas, explicar cómo es posible que se desarrollen viajes al interior de uno que te hacen madurar a un tiempo que pareciera ser mayor al que corre ahí afuera. Esta es la historia de Brandon Ingram, un chico tímido y flaco de las calles Carolina del Norte que hoy se posiciona como el favorito para ser elegido en la primera selección del próximo Draft de la NBA, esta es una de esas historias increíbles.

Con tan solo un par de semestres en la Universidad de Duke, el jugador ha hecho un repaso de su experiencia universitaria tanto dentro como fuera de la cancha de baloncesto. Sus clases favoritas, lo que significa para él haber estudiado en Duke, y con ello defender los colores de uno de los equipos con más tradición de baloncesto en los Estados Unidos, guiado ni más ni menos que por el propio entrenador del combinado nacional: Coach K.

«Hoy me he declarado disponible para el Draft de la NBA.

 Entonces he estado pensando sobre mi año en Duke y todo lo que dio a lugar a donde estoy ahora.

Lo primero que salta a mi mente es el día en que recibí una llamada del Coach K, no podré olvidar ese día en que el que vino hasta Kinston, North Carolina. A mi casa, era mi primer año en la Universidad.

Y no fue solo Coach K el que vino a mi casa – fue todo el cuerpo técnico de Duke, todos de azul amontonados alrededor de la mesa de la sala. Jeff Capel, Nate James, Jon Scheyer, toda la gente que había visto en el banquillo durante los partidos en la televisión. Coach K estaba sentado allí frente a mí en la mesa, recuerdo lo calmado que era, al instante me gustó ese atributo.

Comenzamos hablando sobre baloncesto.  Me había visto jugar más que cualquier otro recluta ese año, me dijo que debía preocuparme por mi crecimiento físico.

‘En lo que tienes que centrarte es en ajustarte al siguiente nivel. La mayor parte va a ser mental’.

Pero entonces la conversación cambió.

Lo siguiente que dijo me sorprendió y creo que también sorprendió a su personal, y sé que también a mis padres.

Coach K sacó su teléfono, un IPhone 6. Por alguna razón nunca había considerado que Coach K pudiera tener un teléfono. Por no hablar de un IPhone 6, pero de cualquier forma dijo:

‘Tienes un buen Instagram’.

¿Eh? Pensé que me estaba haciendo algún tipo de broma o que tal vez había publicado algo que no debería tener. ‘Dime lo que significa para ti’ señalando una cita que había escrito como leyenda de una foto:

La cita era: ‘Mantenerse hambriento y mantenerse humilde’

Durante los siguientes 10 minutos le conté lo que quería decir.

Ahora, en el día que me declaro disponible para el Draft de la NBA, yo voy a decírselo.

* * *

Al ir creciendo la gente me decía que era un chico tímido. Esa palabra me seguía a todas partes.

No es que no me gustara hablar – mis amigos van a respaldar esto – pero no había mucho de que hablar en la cancha. Solía andar con mi hermano mayor y sus amigos en el gimnasio local. Cuando eres el chico joven jugando con los de cursos más altos, se aprende a escuchar antes que hablar. Tu juego debía hablar más fuerte.

Otra palabra me seguía a todas partes cuando niño también: flaco.

A otros niños la gente les comentaba acerca de su dribble o su tiro, o tal vez acerca de un mal corte de pelo o algo así, ellos oirían eso durante un par de semanas.

¿A mí? Ellos me llamaban por mi tamaño.

Mirando atrás es un poco gracioso, incluso mi ropa no se ajustaba bien. Cuando iba en séptimo grando mi hermano fue a un juego de Duke y me trajo un regalo: una camiseta negra y azul de visitante de Duke.

Número 2: Nolan Smith. Una camiseta auténtica del partido.

Crecí a dos horas en coche de Durham. Si eres de mi zona de Carolina del Norte hay una gran cantidad de caminos en que tus aspiraciones pueden ir: Chapell Hill y Raleigh están cerca. Pero para mí Duke lo era todo. Esa camiseta fue instantáneamente la cosa más grandiosa que tenía.

Solo había un problema menor: era alrededor de dos tallas más grandes. Yo estaba bajo los seis pies y la camiseta apenas se aferraba a los bordes de mis hombros. Por supuesto me la puse de todos modos y la llevaba puesta todo el tiempo. Me encantaba.

Alrededor del mismo tiempo mi hermano y sus amigos comenzaron a invitarme a jugar a baloncesto con ellos en el gimnasio local. Eso fue lo mejor que le ha pasado a mi juego.

Mi hermano y sus amigos eran varios años mayores que yo – algunos ya estaban en la escuela secundaria – por lo que era un gran problema correr junto a ellos.  ¿Saben eso que dicen de que jugar con chicos más grandes te hace mejor?  La  versión de Kinston de esto era 10 veces más potente.  Un montón de esos tipos querían jugar fuerte y yo sólo tenía 11 o 12 años.

Me encantaba después de la escuela correr hacía el gimnasio y apenas estuviera listo ir a la línea de fondo con la gente que estuviera esperando para entrar. Los momentos antes a esos juegos son una de las mejores sensaciones que he tenido nunca, porque una vez que estaba en ese gimnasio ya no era el chico tímido y delgado.

En el gimnasio nadie me estaba haciendo ningún favor. A pesar de mi tamaño aprendí a cómo llevar a cabo mi juego. Recuerda que estos eran juegos informales, por lo que nadie cobraría una falta a menos que fuera flagrante. Tampoco lo hacían fácil con el trash-talking, pero todo era amor. Siempre estaré agradecido a mi hermano Bo y sus amigos – Akeem Sutton, Quinton Coples, Termaine y Jermaine Miller y Mike Smalls. Gracias por mostrarme que la dureza real viene de dentro.

Esto es de lo que se trataba Kinston, un estilo duro de baloncesto sale de nuestra ciudad.

Jerry Stackhoue es uno de los residentes más famosos de Kinston. Cuando llegué a octavo grado se convirtió en mi entrenador, en ese momento yo le llamaba “Unc” (tío). Él fue mi entrenador en la cancha y mi mentor fuera de ella. Cuando llegué a Duke, Unc siempre estaba vigilándome.

Unc note pasa ni una. Una vez me envió un mensaje después de que había estado observando un juego de Duke en la televisión. Se había dado cuenta de que estaba sentado cuando estaba aplaudiendo – mientras mis otros compañeros de banco estaban aplaudiendo de pie.

‘Apoye a sus compañeros de la misma manera que usted espera su apoyo’.

Fue una buena lección. Como he dicho, no te pasa ni una.

¿Quieres saber cómo era Unc como entrenador? Este era un ejercicio que le gustaba hacer conmigo cuando yo estaba en la secundaria: yo empezaba más o menos desde la línea de tiros libres y haría un salto de avance hacía el poste bajo, ahí es donde él estaría de pie, había que apoyarse en él para extraer el contacto y luego terminar la bandeja.

El ejercicio siempre comenzaba bastante normal. Salto de avance, pequeño contacto y finalización. Pero luego de un par de veces comenzaba realmente a jugar defensa, como una defensa NBA. Agarraba fuerte mi antebrazo o me colocaba un codazo en las costillas.

Entonces quería volver a continuación moviendo mis codos y él se encogería:

‘¡Cuidado con los codos!’ Nos reíamos, me encantaban esos ejercicios. Podía sentir que me volvía más duro.

(¿Cómo es que usted no quiere probar más con estos ejercicios, Unc?)

En aquel entonces, incluso jugar por la Universidad no era una cosa segura. En noveno grado, yo medía 6’2’’ pies. Por eso cuando el Coach K preguntó acerca de mi cita en Instagram, le conté acerca de todo esto. Le dije acerca de crecer en Kinston, le conté acerca de ser visto como “demasiado tímido” o “demasiado delgado”.

Antes de irse el Coach K dijo algo que no he olvidado:

‘Solo puedo prometer una cosa: él siguiente nivel será de ajuste. No puedo garantizar que vayas a ser titular conmigo, pero vas a tener una oportunidad’. Eso realmente impacto en mí.

Ha sido el entrenador más famoso en América diciendo al recluta: ‘sin garantías’.

Al principio esto parecía imposible. ¿No debería estar prometiéndome todo? Un montón de otros entrenadores me lo habían sugerido o incluso prometido, que jugaría una cierta cantidad. Yo quería ser su chico, ser el hombre grande en el campus.

Después de que se fuera, pensé más en ello y todo comenzó a tener sentido. Quería trabajar por mi lugar, y él quería lo mismo para mí.

Mi camiseta grande de Nolan Smith aún estaba colgando en mi armario. Para entonces yo era un Junior de 6’6’’ pies y la camiseta finalmente me quedaba. Todavía no la llenaba del todo, pero apoyaba bien en mis hombros, como se suponía que era. Eso se sintió bien. Ese día, decidí que iba a consegui mi propia camiseta de Duke, con mi nombre en la parte trasera.

Coach K tenía razón acerca de un par de cosas. Ajustarse al siguiente nivel era más difícil de lo que esperaba. La verdad es que he luchado bastante con eso durante los primeros meses de la temporada.

Un juego que aún permanece quemando en mi memoria y del cual me viene un mal sabor de boca de solo pensar en ello es cuando viajamos a New York para jugar  contra VCU (Virginia Conmowealth University) a principios de temporada.

Desde el pitazo inicial que estaba fuera de ritmo, dudaba al tomar los tiros y estaba evitando el contacto, volviéndome cada vez más pequeño dentro de la cancha. Luego vinieron los tiros libres, fallé 5 tiros libres en ese partido, nunca me había sucedido. El punto más bajo fue cuando nuestros propios aficionados aplaudieron muy fuerte cuando finalmente anoté uno. Ellos solo me querían apoyar, pero yo pensaba que ese no era mi partido.

Cuando regresamos al campus Coach K me llamó a su oficina. Él no estaba enojado, estaba tranquilo al igual como lo fue en mi casa.

‘¿Dónde está ese chico hambriento que recluté? Muéstrame ese muchacho’.

¿Quién será el siguiente?’

Escuché la voz de mi profesora y sé que sus ojos estaban mirando toda la sala, mientras yo estaba mirando hacia abajo tratando de evitar el contacto visual.

Pero si usted ya ha intentado este truco en clase, ya sabe que siempre termina de la misma forma. Sabía que me iba a llamar por mi nombre:

‘Brandon…’

– Ay, hombre.

Esto fue hace apenas algunas semanas, en el primer día de mi segundo semestre en Duke. Había un zumbido en la clase por ser el primer día. Estaba escribiendo en mi agenda tan rápido como fuera humanamente posible, pero sabiendo de que estaba fuera de tiempo.

‘Brandon…. te toca’.

Esa era Ingrid, la profesora de expresión en público. Ella es una de las razones por las cuales uno ama las clases. Tiene una reputación de poner a la gente en su lugar.

Escucho las palabras de mi asesor académico en mi cabeza. Es quien me animó a tomar una clase de expresión ‘Esto va a ser bueno para usted. Es la clase favorita de todo el mundo’.

¿En serio? Entonces ¿por qué se siente como si el corazón fuera a saltar fuera de mi cuerpo?

Aún estoy en mi asiento congelado. Cualquiera que haya hablado en público antes sabe de lo que estoy hablando.

Mis piernas estaban temblando mientras hacía mi camino hacia el frente de la sala.

Pude sentir los ojos de la gente sobre mí. La única cosa con la que puedo compararlo es como cuando te encuentras casi sin tiempo en el reloj y estás abajo por dos. No tienes elección, hay que dar un paso hasta la línea y anotar.

Miro hacia arriba y es toda una clase con los ojos sobre mí. Hablar en público es una de las clases más populares en el campus, por lo que en su mayoría estaba llena de gente de cursos mayores. Soy uno de los únicos de curso más bajo allí. Me despejo la garganta y miro hacia arriba mis apuntes. La página está en su mayoría en blanco. Creo que tendré que acudir a mi imaginación.

Entonces sucede algo loco. Cuando estoy mirando a la clase, me siento invadido por un sentimiento desconocido. Realmente no sé cómo describirlo. No es exactamente la calma, pero se acerca a eso. Estoy seguro de que todavía me estoy viendo nervioso, pero mis piernas consiguen sostenerse y mi respiración se ralentiza. Una voz dentro de mí está diciendo algo.

‘OK, lo tengo’.

* * *

Mi tiempo está a punto de terminar aquí en Durham. Hoy me he declarado como disponible para el Draft de la NBA, y me encuentro entusiasmado y triste en este instante.

Por un lado el año en Duke no fue un tiempo muy largo, reconozco eso. Pero he hecho mucho por crecer y crecer en este tiempo. Sé que al dejar Duke perderé una gran cantidad de amistades y oportunidades. Realmente voy a extrañar a todos los estudiantes que me han mostrado tanto amor. Una de mis partes favoritas de la tradición de basketball de Duke es el alto interés en los partidos que son en casa. Los estudiantes acampan fuera para conseguir asientos con un máximo de una semana antes del partido – y se instalan en sus asientos dos horas antes – siempre siguen ahí incluso después de la chicharra final. Ya sea ganando o perdiendo, ustedes me dieron la energía y el apoyo que necesitaba, nunca olvidaré todo eso.

A quienes más voy a extrañar es a mis compañeros:

Amile: Hombre grande. Su lesión fue una pérdida para nuestro equipo. Fuiste nuestro líder reboteador y he aprendido mucho de ti. Pero lo más importante, siempre estabas ahí para nosotros. Incluso con tu lesión, nunca te perdiste una práctica y siempre estabas ahí en los partidos. Voy a recordar el juego contra Oregon, cuando estabas subiéndonos el ánimo.

Chase: Nos mantuviste riendo en el vestuario con tu personalidad y siempre trabajaste extra fuerte en las prácticas. Este año vi destellos de lo que puedes ser la siguiente temporada. Tus imitaciones de Nate James pasarán a los libros.

Grayson: Es obvio lo que significas para nuestro equipo. Cuando entramos en la cancha, sabíamos que nadie jugaría con más energía. Hiciste que quisiéramos ir en busca de balones perdidos y tomar los tiros importantes. Fuiste mucho más que nuestro mejor anotador, también eras un gran asistente y en eso me enseñaste mucho.

Marshall y Matt: Nuestros capitanes. Miro hacia arriba cuando los miro a ustedes. Gracias por tomar a este joven bajo sus brazos.

Luke: lo que voy a decir no es porque seas verdaderamente un gran jugador. Admiro tu habilidad para anotar. Tienes el juego completo, pero afuera del baloncesto, todos te miramos como uno de los tipos más inteligentes del equipo.

Nick, Sean y Justin: Nuestros muchachos del banquillo. Nunca dejaron de comprometerse en las prácticas. Nadie más podía verlo, nosotros lo hicimos. No sé cuántas veces el  Coach K nos llamó la atención porque estábamos tomando tiros difíciles, haciéndonos quedar mal.

Derryk: Mi compañero de cuarto, uno de mis amigos más cercanos. Vamos a compartir un montón de recuerdos y sé que muchos durarán por siempre. He aprendido mucho de ti acerca de lo que es defender al que porta el balón.

Antonio y Brennan: Probablemente pasaría el rato con ustedes más que nadie, yendo a comer o yendo al cine. Gracias por recordarme ser yo mismo. Como verdaderos amigos ustedes estaban dispuestos a complementarme en lo bueno y para criticarme cuando lo necesitaba.

Para el cuerpo técnico – Coach K, entrenador Capel, entrenador James y entrenador Scheyer: los mejores entrenadores en el juego. Ustedes se preocupan que crezcamos como hombres, no solo como jugadores. Familia Duke por siempre.

Y, por supuesto a mis padres: Gracias por estar al fondo de mi corazón. Continúen dándome la dirección y la fuerza que es mucho más de lo que cualquier hijo quisiera esperar.

Este año no ha terminado aún, sin embargo todavía tengo un trabajo que me requiere un mayor esfuerzo, y es para mi clase de expresión en público. El trabajo consiste en un discurso de seis a ocho minutos en el estilo de una charla en la que tengo que exponer a toda la clase. No estoy seguro luego de no haber hablado en frente de un grupo de personas por un largo tiempo.

Y este fin de semana cuando estaba viendo la Final Four, estaba tratando de pensar en un tema para el discurso.

Aún no tengo mucho planeado, pero sé que lo que vaya a ser mi tema general, será acerca de cómo puedes amar a un lugar y sin aún salir de él.

Sé que no va ser un discurso fácil de pronunciar».

Brandon Ingram